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lunes, 16 de junio de 2014

3 metros sobre el cielo: Generación "H"

Después de ver anoche "3 metros sobre el cielo" y descubrir que por lo visto es una película que marcó a una generación de adolescentes —por lo que vi en twitter y en otros sitios parece que eso pueda ser cierto— entiendo por qué nos han salido las últimas quintas tan canis y "broncas".
La historia de amor que nos presentan no será desconocida para nadie que haya ido al instituto. Tío buenorro y malote, Mario Casas, que se lía con chavala bien, María Valverde, y todas las vicisitudes que atraviesan. Te quiero, no te quiero, celos, carreras de motos, peleas, más te quiero, no te quiero, más celos... bueno, se entiende ¿no?
El problema es que la historia no es nada ágil y demasiado empalagosa por momentos, pese a que quizá, el mundo de "H", el personaje de Casas, podía haber dado mucho más de si en ese aspecto. Quizá un tono algo más oscuro le habría dado más empaque a la historia. Por contra, se tiende al drama facilón con situaciones harto predecibles y a diálogos que parecen sacados de episodios de "Al salir de clase" o similares y que nos dibujan a unos adolescentes que, más que hacerte empatizar con ellos, te llevan a pensar "A esa/e lo que le faltan son dos buenos azotes"; vamos, que a ratos dan más repeluco que otra cosa y deseas que los tuyos no sean así cuando crezcan.
Las subtramas, salvo quizá la de los padres de "H" no tienen interés alguno y no sirven más que para darnos alguna escena subidita de tono o lacrimógena que encima no cumplen su cometido para nada.
La mayoría de interpretaciones tienen muy poca credibilidad, en especial la mayoría de chavalas de instituto y algunos de los moteros, quizá a estos últimos deberían decirles que no basta con ponerse chupas y poner cara de malotes si cuando abren la boca no transmiten una sensación acorde con el físico.
La química entre "Babi", interpretada por María Valverde, y "H" es tan irregular como el resto del film y, a mi modesto entender, se salva por Mario Casas, que siempre sabe sacar esa sonrisa que encandila, y que enamora a la cámara. Puede que como actor le quede mucho que evolucionar y pulir, pero es innegable que tiene, y no solo por el físico, muy buena presencia ante cámara.

Si que me gustaría destacar la escena de la conversación en el bar entre "H" y el padre de "Babi", con las mejores líneas de diálogo de todo el guión sin duda, para dejarnos claro que son las pequeñas cosas las que hacen grande a la vida.
Fernando González Molina trata de adaptar la novela de Federico Moccia —la cual no he leído así que no puedo juzgar la fidelidad de la adaptación— con una buena puesta en escena y una estética cuidada pero que se hace lenta por momentos, por no decir directamente que le sobra metraje, y que solo consigue que empaticemos, y no del todo, con la historia principal pero cuyos personajes secundarios y subtramas carecen de interés para el espectador, siendo casi un estorbo a veces para el correcto desarrollo de la trama.
Imagino que el público objetivo disfrutaría mucho con este producto pero, si se busca una historia de amores imposibles hay muchas opciones mejores.
Nota: 4

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