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martes, 4 de noviembre de 2014

Código Fuente. Ocho minutos para salvar al mundo.

Hoy os hablaré del segundo largo de Duncan Jones, director de Moon y que ayer tuvo su crítica en el blog. Se nota que el británico disfrutó aquí de un mayor presupuesto; ventajas de irte ya a los U.S.A. cuando has tenido un cierto éxito con tu primer trabajo.
Es ese hecho, el de tener más recursos, el que hace que el resultado con Código Fuente sea agridulce y notemos además la influencia de Hollywood. A lo largo de la crítica me iré explicando.
La premisa es interesante y en cierto modo nos recordará a "Deja Vu" de Denzel Washington, "Atrapado en el tiempo" con Bill Murray o la más reciente "Al filo del mañana" de Tom Cruise. Lo que las diferencia es que aquí el protagonista, Colter Stevens/Jake Gyllenhaal, es consciente casi desde el principio de que está viviendo un bucle temporal, pues descubriremos en los primeros minutos que forma parte de un proyecto militar destinado a acabar con la amenaza terrorista.
Stevens dispondrá de los ocho minutos previos al suceso que debe evitar en un tren que se dirige a Chicago para cumplir con su cometid. Como es de esperar, necesitará revivir ese momento en numerosas ocasiones para poder llevar su investigación a buen puerto y es aquí donde Duncan Jones nos sigue demostrando su gran manejo del ritmo y del género de thriller.
Para Stevens será imposible no empatizar con los viajeros, hasta tal punto que la historia acabará girando en torno a la relación entre él y una de las pasajeras, Michelle Monaghan, con lo cual salvar dicho tren se convertirá en algo personal para el militar.
Según evoluciona el film descubriremos que Stevens se encuentra en una especie de cápsula donde su única comunicación con el exterior se produce a través de una pantalla; al otro lado estará una mujer, también militar, interpretada por mi gran debilidad en los últimos dos años, Vera Farmiga.
Las interpretaciones de los tres actores principales son una de las ventajas del mayor presupuesto, pues Gyllenhaal nos presenta un personaje bien construido y cuya evolución a lo largo de la cinta será la que mayor variedad de registros tenga; Monaghan nos irá enamorando como corresponde a su rol, hasta quedar tan prendados de ella como el protagonista y Farmiga esta correcta como interlocutora ambigua que da, pero no termina de dar la información que le es requerida por Stevens cuando comienzan a surgir las dudas.
El ritmo es aquí mucho más frenético que en Moon, más al estilo americano, aunque el guión no trata de escondernos casi nada, más allá de lo estrictamente necesario para mantenernos pendientes de la pantalla, al igual que en la película mencionada. Es curioso, sin embargo, que Jones no toma parte en dicho guión y que es ahí, donde llega el mayor fallo de la película. Después de que nos hagan dar por sentado que ciertas cosas son así y no pueden ser de otra manera, nos "engañan" en el tramo final para darnos un final no amable, como el de Moon, sino un "happy ending" que no casa en lo científico, teniendo en cuenta que es ciencia ficción, con lo que nos habían explicado hasta ahora sobre el código fuente.
La conclusión es que estamos ante una historia entretenida y bien construida hasta que llega la parte final, pero que demuestra cómo algunos realizadores se "venden" demasiado pronto a la industria, porque estoy seguro que de haber dependido en mayor parte el guión de Jones, habría sido más redondo.
No es una mala película y no pierdo la fe en su director ni mucho menos, pero tengo la sensación de que algo que podía haber sido mucho mejor se queda en simplemente interesante.

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