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miércoles, 25 de febrero de 2015

20 años no importan y catorce tampoco.

La película de la que os hablo hoy, no es una gran obra del séptimo arte ni lo pretende, pero tenía muchas ganas de verla porque la óptica desde la que se realiza esta comedia romántica con muchos cosas típicas y tópicas no es muy usual y, por mi experiencia personal me toca muy de cerca.
Lo habitual, lo "normal" es que veamos historias, no solo en el celuloide, sino en la vida real, donde es el hombre quien conquista o se siente atraído por una mujer más joven, lo cual es algo socialmente aceptado hasta cierta diferencia de edad y luego, pues ya se dice lo de siempre, "Es que él tendrá mucho dinero" o cosas similares.
En "20 años no importan" nos vamos al otro extremo, al que se mira siempre con recelo, esto es, el del hombre joven que se enamora perdidamente de una mujer mayor que él —en ese sentido quizá las edades de ambos 18 y 38 lo hacen un tanto inverosímil—, y si, he dicho se enamora, que no es que se junten para quitarse las telarañas o porque él quiera estrenarse o poner una muesca más en su... bueno, cada cual que se imagine donde pone la muesca. Y si he dicho que quería ver esta película por razones personales, es porque soy de esos hombres que siempre se han sentido atraídos por mujeres más maduras que yo, hasta el extremo de que estuve casado con una ocho años mayor que yo.
Debido a mi experiencia, me ha gustado la manera de plasmar la personalidad del chaval, que es un hombre, pese a su corta edad, mucho más maduro emocionalmente que su padre, al que veremos pulular por la pantalla y que es precisamente del "palo" del que hemos hablado antes, le van las jovencitas. Porque, lo creáis o no, hay gente que ya tiene cierta madurez desde muy jovencita y a la que le es mucho más complejo el moverse en determinados ámbitos y disfrutar de cosas que se supone deberían entusiasmarte con esa edad.
La trama tiene los típicos enredos de este tipo de cintas para irnos mostrando cómo evolucionan los sentimientos de ambos protagonistas, con momentos realmente hilarantes y con escenas subiditas de tono con las que consiguen también que incluso te rías, sobre todo si recuerdas cómo han sido tus primeros encuentros cuando te enamoras de alguien y quieres estar a la altura, supongo que me entendéis, sobre todo los hombres.
Lo que mejor funciona sin ninguna duda es la química entre la pareja protagonista, una bellísima y despampanante, cuando se suelta la melena, Virginie Efira y un Pierre Niney al que es difícil no acabar queriendo por esa ternura que desprende y por su particular modo de transporte, no porque no sea uno al uso, sino por las pintas.
No os puedo decir que sea una de las mejores comedias románticas de los últimos años, porque no lo es, pero se deja ver, entretiene y da una perspectiva un tanto diferente de lo que puede ser el amor si no se es corto de miras ni se juzga sin conocer. Recomendaros que la veáis es complicado, porque en realidad a mi me interesaba particularmente por lo ya mencionado arriba pero por lo demás es una historia bastante vista.
Nota: 5,5

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