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domingo, 8 de febrero de 2015

Goyas 2015. Demasiados apellidos vascos.

Anoche fue la gran fiesta del cine español y toca hablar un poco de ella. Y no voy a poneros el palmarés ni analizaré premio por premio porque a estas horas eso ya deben de haberlo hecho muchos compañeros/as y sabéis que no es mi estilo.
Sigo pensando, después de ver el inicio de la gala que hay que hacer las cosas con un cierto cuidado y una cierta clase y, sinceramente, el numerito musical me sobró bastante, no porque no fuera adecuado, sino porque Noriega, Hugo Silva —Mr. lo hago casi tan mal como mi pareja, de canción, Fran Perea pero me molo a mi mismo— y casi todos los que eran actores estaban más fuera de sitio que el ministro Wert. Además, pienso que el discursito inicial les sobró también porque, la verdad, lo de ingresarle más al estado en forma de impuestos que lo que el estado les da a ellos es lo que viven a diario millones de ciudadanos; vamos que ellos no son especiales ni diferentes al común de los mortales españoles. Al final no iban a politizar ni a llorar pero lo hacen, incluso cuando han conseguido sus mejores cifras en lo que a taquilla se refiere. Como dijeron algunos de los premiados, lo que han de hacer es seguir trabajando en la línea que llevan y seguir dándole al público razones para acudir a las salas en masa.
Hablemos un poco de los premiados y de lo que, dentro de lo que yo había podido ver antes de la gala en lo que a películas con nominaciones se refiere, opino de ellos.
"La isla mínima" es indudablemente justa ganadora, no solo en las categorías más importantes como película, sino también en número total de premios. Vale, no he visto "Magical girl", pero dudo que nadie que prefiriera a esta última como ganadora me diga que la película de Alberto Rodríguez no es una justa triunfadora. El resto de grandes premios con los que se ha hecho esta sobresaliente producción los veo también justos aunque el que más dudas me plantea es el de actriz revelación a Nerea Barros y no porque su actuación no me gustara, sino porque, por lo que había leído por ahí me esperaba que fuera Natalia Tena la galardonada.
Que "El Niño" se fuera de vacío en lo que se refiere a premios fuera de los aspectos más técnicos de la realización de una película, no solo no es sorprendente, sino que es justo. Ha demostrado que en España somos capaces de hacer cine de acción que no tiene nada que envidiar a muchas de las películas que nos llegan de fuera, pero sin perder nuestra identidad.
"8 apellidos vascos", olvidada según el propio Dani Rovira por la Academia se llevó tres estatuillas que, sinceramente, fueron para mi las más sorprendentes de la noche. Karra Elejalde y Carmen Machi me parecen lo mejor de la película, pero para llevarse esos galardones lo dudo muchísimo sin haber visto casi nada de los demás. Lo del propio presentador de la gala llevándose el premio al mejor actor revelación compitiendo contra intérpretes que seguramente son actores de verdad como David Verdaguer e Israel Elejalde. Al menos no se lo llevó Jesús Castro, que ayer daba hasta un poco de vergüenza en alguna entrevista en la alfombra fucsia esa.
En cuanto al resto de galardonados no puedo juzgar prácticamente nada porque, como ya he dicho, me falta mucho por ver pero más o menos entiendo que fue lo esperado y que no hubo excesivas sorpresas ni injusticias.
En cuanto a la "Gala" en si, Rovira me gustó aunque mucho más sobre el escenario que cuando se metió entre sus compañeros de profesión a dorarles la píldora más que a sacarle jugo realmente a las cosas que les decía. Lo vi bastante forzado en algunos momentos y muy pocos le siguieron realmente el juego.
A TVE una pequeña colleja porque hubo algún momento en que la realización era bastante mejorable y las entrevistas en la alfombra bastante penosas, interrumpiendo a los entrevistados para decir cosas sobre sus trajes y vestidos y con unas preguntas que, bueno, seguro que perdieron mucho tiempo en hacerlas; nótese la ironía.
Sigo pensando que en las galas sobran determinadas reivindicaciones y esos discursos aburridos y eternos como el del presidente de la Academia, que hizo que aun fuera más difícil de sobrellevar el de Antonio Banderas, seguramente estirado de esa manera por culpa de todos esos que no conciben que se pueda dar a un actor que aun pueda pensar y moverse por si mismo, porque parecía que necesitara justificar el estar recogiendo ese galardón.

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