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miércoles, 29 de abril de 2015

He matado a miles, incluso a millones.

Sí, amigos y amigas, hoy vengo a confesar ante todos vosotros que soy un genocida y, según la mayoría de informativos de nuestras cadenas de televisión, un asesino en potencia.
Tengo casi treinta y cinco años y llevo leyendo desde los, no sé, seis o siete, viendo cine desde los tres y jugando a videojuegos desde los once o doce; quizá jugué antes pero con esa edad tuve mi primera "Game Boy" y fue cuando de verdad se me metió esa afición en las venas hasta el día de hoy y probablemente para toda la vida. Si tenemos en cuenta los más de veinte años y los, seguramente, cientos de juegos que han pasado por mis manos en las diferentes consolas que he poseído y en PC debo de haber aniquilado a más seres virtuales, humanos, humanoides, bestias, etc, que los que han perecido en todos los conflictos reales que se han sucedido desde que empezó el siglo XX.
Si hoy estoy escribiendo esto es porque no hace mucho tuvimos la desgracia del primer chaval que protagoniza un intento de matanza en un instituto español, algo tristemente habitual en los EEUU, y que, como predije en mi Facebook, no tardaron los medios mucho en intentar colgárselo a lo típico: videojuegos, lecturas, películas o, aunque no siempre se tira de esto ya, juegos de rol que el asesino en cuestión disfrutaba en su tiempo libre. Esto no es algo nuevo pues, no en vano, seguro que más de uno tiene en mente al famoso "Asesino de la katana" que, según todos, se inspiró en el "Final Fantasy VII" porque se cortó el pelo como su protagonista y porque en el videojuego se usaban espadas... vamos, todo muy lógico y cabal por parte de los periodistas de este país, que una semana cubren la mayor concentración de "videojugones" o un salón del cómic y a la semana siguiente están diciendo que un chaval o chavala mató a sus compañeros porque jugaba "Skyrim". Eso último me lo he inventado, no sé a qué jugaba este chico ni si lo hacía o no realmente.
Luego, claro está, te vas enterando de que el niño, tan solo trece años, resulta que estaba en tratamiento psicológico, según los propios padres, y que probablemente sufrió un brote psicótico que le llevó a perpetrar los inefables actos que acabaron con la vida de una persona, tres heridas y a saber cuántos más marcados de por vida por una experiencia así. Y si ya de por sí te indigna que tiren siempre de lo mismo en los medios, más te mosqueas si se va descubriendo que detrás de los sucesos hay cosas tan impredecibles y difíciles de controlar como son las enfermedades mentales o los cuadros depresivos, pero claro, eso es tema casi tabú en este país.
Yo he leído y he visto y jugado cosas que harían palidecer a más de uno; adoro el cine y la literatura de terror e incluso escribo relatos, muy de vez en cuando, que suelen versar sobre esas temáticas y en mis casi treinta y cinco jamás me he pegado con nadie; he trabajado más de dos años como vigilante de seguridad en sitios muy conflictivos y nunca saqué la defensa —sí, por si no lo sabéis, no se llama porra— para golpear a nadie, ni tuve que hacerlo con mis manos tampoco aunque algún que otro forcejeo para desalojar a personas sí que hubo y, os puedo asegurar que no son situaciones nada agradables.
Quizá, y solo quizá, es que recibí una educación y unos valores que hoy día no se estilan; quizá mi madre, que me crió sola, estuvo lo suficientemente pendiente de mí para no dejar que creciera torcido; quizá me parece increíble que los padres de hoy estén demasiado ocupados para no darse cuenta de si su hijo necesita ayuda o incluso, necesita que esos padres se olviden un poco de sus día a día y de sí mismos para prestar atención y a dar la educación y el cariño, la seguridad, que un chaval necesita y más aun en la sociedad de hoy en día.
Tengo dos niños, aunque la salud y otras cuestiones me mantengan alejado de ellos mucho más de lo que me gustaría, y no les dejo que vean cualquier cosa en la televisión. Y me he tenido que tragar muchísimas series que seguramente a vosotros os parezcan ridículas, repetitivas, etc, pero que tratan de inculcar valores como la amistad, el sacrificio, que las cosas no se logran porque sí y muchos otros. Si hoy en día es imposible que nuestras nuevas generaciones tengan acceso a las nuevas tecnologías intentemos que no todo sea diversión vacía y estemos pendientes no solo de lo que ven, leen o juegan nuestros pequeños, sino también de ver, leer y jugar con ellos; de ser capaces de ir a una tienda de electrónica o videojuegos y no quedar en ridículo ante el vendedor porque ni siquiera sabemos que nuestro hijo ha reservado o quiere comprar un juego en el que, puede ser desde traficante a matón de banda callejera y donde te dan dinero y puntos por atropellar a peatones o cualquier otra burrada que se os ocurra.
La educación, el respeto por los demás y por lo que nos rodea, los valores que deben ayudar a las futuras generaciones los debemos inculcar nosotros y no delegarlo en la escuela o en unas máquinas cuyos controles parentales quedan obsoletos en cuanto los críos trastean un rato con ellas. No estigmaticemos a colectivos que saben que una vez sacan la película del reproductor, el videojuego de la consola/pc o cierran el libro/cómic vuelven a la vida real porque seguramente, recibieron la atención y la educación que muchos de estos niños que vemos a menudo en televisión jamás han tenido. No eludamos responsabilidades.

6 comentarios:

  1. Se te ha olvidado decir que según los periodistas veía The Walking Dead!. Totalmente de acuerdo con tu artículo. La base es la educación y nada tiene que ver lo que leas o lo que veas.

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    1. Hola compi,
      la verdad es que no profundicé mucho porque en realidad es igual... simplemente he usado el enésimo ejemplo de la prensa española y como demoniza este tipo de aficiones.
      Lo mejor de todo es que luego el grupo de A3 emite "The walking dead" y fardan de ello xD Hipocresía y más hipocresía.

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  2. Totalmente de acuerdo. Me siento totalmente identificado; me encantan los comics, las novelas de terror, el cine desde bien pequeño(incluso tuve mi época heavy con larga melena y barba), y nunca he sido conflictivo. La diferencia mas notable con tus aficiones es que a mi los videojuegos no han sido nunca mi pasión, en cambio si he sido jugador de Rol (lo que suena aun peor). Los valores se aprenden en casa, y los juegos (sobre todo los de Rol), el cine, los comics, las novelas, lo que más hacen es ayudar a desarrollar la imaginación.
    Los valores se aprenden en casa y se desarrollan en el ambiente que te rodea.
    Buen articulo!

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    1. Buenas Gaspar,
      Si no he mencionado más a los juegos de rol es porque parece que ya lo que más les conviene es atacara cosas más "mainstream" como son los videojuegos, porque hoy día raro es el chaval que no tiene al menos una consola o la ha tenido o juega con las de sus amigos o familiares.
      Lo peor es que hoy día aún hay gente a la que le dices que juegas videojuegos o rol si pasas de los veinte y ya te miran raro cuando seguramente eres mucho más maduro emocionalmente que ellos y más capaz para criar en condiciones a un niño.

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  3. Me siento completamente identificado con todo lo que has escrito y, me he visto en algunas de las situaciones que comentas y desde diferentes ángulos. Como jugador, como lector y como cinéfilo. Recuerdo que, cuando tenía 13 o 14 años y casi todo el cine que veía era de terror, mi madre le preguntó a un amigo que era psicólog o algo parecido si eso era malo. La respuesta fue que, como mucho, en una situación real que implicara victimas (tipo accidente o cosas así) "podría sentir menos empatía o menos impactado que otras personas". Disiento.

    Tal como ya te he comentado en Twitter, cuando tenía mi videoclub en que que también alquilaba y vendía videojuegos, en más de una ocasión me vi en la circunstancia de decirle a algún padre o abuelo cosas del tipo "oye, que este juego que te pide tu hijo no es nada apropiado para él". Desgraciadamente, algunos se pasaban por el forro la recomendación del "experto".
    Como dices, la culpa está en la educación y no en el ocio que consumimos.

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    1. Buenas Alex,
      la verdad es que, como padre, me he dado cuenta de que la mayoría de padres no están en contacto con la realidad que rodea a sus hijos ni siquiera de pequeños. Yo ahora llevo mucho tiempo sin estar con ellos más que por videoconferencia, aunque en breve podré remediar eso aunque solo sea un fin de semana, pero sé qué les gusta, qué se lleva y qué series pueden parecer infantiles pero no son apropiadas, al menos según mi criterio, para ellos.
      Lo malo es que no todo el mundo es como tú cuando está tras un mostrador y lo creas o no, lo que hacías era educar tú a los padres y abuelos de esas criaturas aunque ellos no hicieran caso de tus recomendaciones.

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