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domingo, 5 de julio de 2015

Dos disparos. Sección oficial del Atlántida Film Fest

Chan, charan, chan, charan, Who are you? Who, who? Who are you? Who, who? El resto pulsando el vídeo abajo

Hoy nos vamos a convertir en integrantes del CSI para analizar este intento de suicidio , por el inicio de la película —no os destripo nada— y que casi supone una inducción a lo mismo cinéfilamente para el espectador.
Después de analizar la escena del fallido crimen con Grissom, hemos llegado a la conclusión de que el director, también guionista, Martín Rejtman se pasa por el forro cualquier viso de realismo para poder dar sentido a lo de los dos disparos. Según él, el joven protagonista así porque, según sus propias palabras, volvió a casa y hacía mucho calor se pega dos tiros con un revólver que encuentra en su casa. Lo curioso es que según atestiguan otros personajes, como el hermano del chaval, el que intentó darse en la cabeza falló pero le rozó, cosa que no se ve en ningún momento posterior, imagino que no querían hacer trabajo de maquillaje, y el segundo vemos que es en el abdomen e intuimos que debió tener orificio de entrada y de salida, solo que el agujero que produce en la pared es como a treinta o cuarenta centímetros más arriba de la altura a la que se sitúa la zona abdominal.
Finalizada la exposición inicial de pruebas pasamos a una sucesión de escenas inconexas donde todo el mundo se comporta como si no hubiera pasado nada, salvo la madre de los muchachos, que se traerá un jueguecito con el arma de ni para ti ni para mi sino todo lo contrario en el que a veces participará el hermano mayor cometiendo alguna que otra estupidez como por ejemplo guardarlo donde lo guarda. 
Otra de las coñas recurrentes, supongo que a alguien le hará gracia y doy por hecho que a Rejtman si, tiene que ver con un móvil del año de la polca que la mamá le da a su chaval para que esté siempre localizable y al que le entran "SMS" de manera constante, interrumpiendo todo tipo de situaciones. Llegado este punto me veo obligado a decirle a su señoría que eso de que es un celular al que no se le puede quitar el sonido como disculpa para que siga sonando no cuela. No sé en Argentina, pero yo en 1998 tuve mi primer móvil que era un Alcatel de aquellos medio ladrillo y se podía silenciar. Algunos me dirán que son licencias y que de vayas cosas vengo a hablar en la crítica, pero es que la vida cotidiana que nos quieren transmitir en "Dos disparos" me pareció tan sumamente aburrida, tan surrealista en plan coñazo, que me fijé en esas cosas de guión que no hay por donde cogerlas.
Al fin y al cabo no nos cuentan nada y me cansa ya un poco lo de la patraña esa de las vidas grises y anodinas que vivimos para justificar este tipo de películas, que lo mismo pueden empezar con dos disparos que con dos ventosidades si luego van a meternos ese batiburrillo de situaciones sin sentido.
Otra más de las muchas, demasiadas, decepciones del festival.
Nota: 2

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