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sábado, 11 de julio de 2015

Goodnight Mommy, que sueñes con los angelitos.

Gracias a la participación en el reciente Atlántida Film Fest de Filmin como blog jurado de los Blogos de Oro pude disfrutar de esta película que por lo que vi, estuvo presente en Sitges. Reconozco que a mi el terror me encanta y sobre todo cada vez más este más realista, que tira poco o nada de lo sobrenatural o de cosas cogidas por los pelos de un calvo, y que resulta mucho más inquietante porque, quién sabe si algo así puede estar pasando en algún lugar del mundo en ese mismo momento.
Esta pequeña cinta austriaca nos mete el mal rollo en el cuerpo desde el principio gracias sobre todo a la música que acompaña a los primeros devaneos de los chavales por nuestra pantalla.
No esperéis que esa sea la tónica porque los próximos minutos serán como de preparación para lo que luego está por venir. Si hay alguna película que podamos definir como un crescendo sin duda esta lo es. Primero veremos cosas que nos incomodarán, que nos harán dudar acerca de si nos ponemos de un lado o de otro, pero poco a poco, todo se volverá tremendamente duro y enfermizo, llegando a ser un film muy poco recomendable, por lo que se ve, que es muy duro,  aunque queda muy lejos del gore más habitual. O sea, aquí hay sangre, si pero en realidad no es que se deleiten en el detalle de enseñarnos cada corte o cada ensañamiento que se produzca, esta es de las que se ensaña con la mente del espectador. Porque todo lo que se ve es muy realista, muy creíble. 
No es que haya ningún personaje del que se pueda decir que te puedas realmente identificar con él, aunque realmente solo la madre y sus dos hijos tienen peso en pantalla, pero si que puedes empatizar con algunas reacciones y situaciones. Los niños para mi de lo mejorcito que he visto en películas del género en mucho tiempo y consiguen inquietarte de tal manera que en ocasiones no sabes qué esperar cuando inician algo.
Entramos un poco en la percepción del mundo que pueden tener esos pequeños seres que, al fin y al cabo, no dejan de ser personas, algo que olvidamos en muchas ocasiones. Lo que para nosotros parece una realidad cierta e indudable, para ellos puede ser más difícil o incluso imposible de asimilar, de procesar.
Espero haber sido capaz de no destriparos nada y de dejaros claro lo que he sentido con esta película porque al mismo tiempo me dejó mal cuerpo y buen sabor de boca, esto último porque creo que se demuestra una vez más que, con pocos medios, y cuidado del detalle, se puede conseguir que una historia poco original en el fondo nos mantenga pegados a la pantalla. También os diré que tiene para mi uno de los mejores giros de los últimos tiempos aunque ya sé que habrá quien diga que ya se lo olía en cuanto salió el título de la película. Abstenerse de verla personas especialmente sensibles.

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