Páginas

domingo, 27 de diciembre de 2015

Mar de plástico, sufriendo de falta de oxígeno

En el Motel también hay hueco para series, y las patrias quizás tengan una cierta preferencia. Decidimos darle una oportunidad a la que ahora mismo nos ocupa, al fin y al cabo los trailers que nos anunciaban su próximo estreno pintaban bien, sentada a tu lado, querido, con la mantita pinta aún mejor. Un asesinato y su posterior investigación siempre llama la atención. Ambientada en los invernaderos que a mí me recordaron a los de El Ejido con sus inmigrantes subsaharianos trabajando con no pocos problemas y quizás bastante explotación por parte de los patrones, nos sumerge en el brutal asesinato de una joven que da la impresión ser más que conocida por todos los jóvenes varones del pueblo. Lo cierto que teniendo de protagonista a Rodolfo Sancho nos parecía más que sobrado acicate para visionar la serie, nos gustó muchísimo en El Ministerio del Tiempo, sin embargo nos pareció apreciar que no se sentía cómodo del todo con el papel y con sus partenaires femeninas no parecía existir química alguna.
Personalmente cogí manía a prácticamente todo el elenco femenino, son todas bastante insoportables, pero no solo sus personajes que dan ganas de estrujarles el pescuezo, sino que su nivel interpretativo es bastante mediocre, pero es mi opinión, quizás la guardia civil gitana sea la única que se salve. Patrik Criado al que he visto actuar desde que era un niño, me gusta, lo hace muy bien, lo único que he visto en muchos de ellos, también él, es que el acento andaluz, se supone que malagueño, es sumamente forzado y carece de credibilidad. Los demás actores pues ni fu ni fa. En cuanto a la trama, creo que el argumento es bueno, pero da la impresión, como en muchas series, que solo tienen quizás unos cinco capítulos y como la serie tiene tirón, funciona, pues intentan alargarlo sobre la marcha, como el chicle, con situaciones rocambolescas, rizando el rizo y con situaciones y reacciones completamente fuera de lugar y para nada normales.  Y por supuesto como toda serie española que se precie, la escena subida de tono, de color e incluso de sonido no podía faltar. Qué innecesario ser tan explícito de modo que estás viendo la serie con tus padres y quieres ser engullido por el sofá. Sí, el sexo forma parte de la vida pero...
Quedó más que claro que habrá una segunda temporada con un final que da la sensación de bucle, pero eso ya se verá. Lo que de momento sí vamos a ver es lo que mi querido motelero opina de este mar de plástico que nada tiene que ver con el nuestro que es de nubes desde que cupido nos atravesó.
Pues si, flotando me tienes hace ya mucho y sin hundirme ni una pizca, cosa que no se puede decir de la trama de esta serie que, cual náufrago en mar bravío, no para de sacar la cabeza para respirar y se vuelve a hundir acto seguido.
Está claro que con el tirón de "True Detective", y no solo por ella, se ha puesto de moda el hacer como churros productos televisivos donde todo gire en torno a uno o más asesinatos en pueblos o lugares donde nunca pasaba nada hasta el trágico suceso.
Hay que reconocerle que, sin ser original, el piloto consigue llamar tu atención y que quieras ver más aunque en seguida vuelven a dejar claro en la televisión de nuestro país que lo de sintetizar y contarnos lo que realmente interesa y que nos vendieron se queda en agua de borrajas para poder alargar la historia. Fueron trece episodios que podían haber sido unos ocho perfectamente y habrían logrado un resultado mucho más redondo. Pero claro, hay que recrearse en dramas familiares y subtramas que no llevan a nada, salvo para tener una excusa para posible segunda temporada, y en romances de ahora si, ahora no, estoy contigo, estoy con el otro o la otra, etc. Por supuesto, y como muy acertadamente ha dicho mi amada señora, siendo España que no falten las escenas de sexo lo más tórridas posible y sin venir a cuento en una serie en la que solo veremos sexo cuando los guionistas parecen no saber cómo cerrar una escena, lo cual lo hace aun más innecesario. Por ejemplo, en Spartacus sabíamos que había eso, batallas, sangre y sexo a mansalva, en nuestro país recurrimos a la cama, o al capó del coche, cuando no sabemos cómo rellenar minutos y queremos llamar la atención del espectador.
Siguiendo el camino, nos encontramos con la rémora insuperable que tiene "Mar de plástico" y donde se nota que se queda sin oxígeno y no es otra cosa que el reparto. No voy a decir que no los haya visto peores porque mentiría pero, si aquí no tenemos actores capaces de adaptarse a diferentes registros, que casi podemos contarlos con los dedos de las manos, no os digo ya si se les pide que además reproduzcan el acento andaluz habiendo nacido y crecido en Madrid, como Patrick Criado. En su caso especialmente es una pena, porque no meto la pata si digo que es el que mejor lo hace de la parte masculina del elenco, mano a mano quizá con Pedro Casablanc que además cumple muy bien incluso con el perfil físico de su personaje.
De los demás, olvidable un Rodolfo Sancho al que se ve forzadísimo en muchas escenas y por favor, que alguien le diga a Jesús Castro que tome clases de arte dramático y aprenda si quiere ser algo más que el nuevo caso Silvestre, porque pudo tener la suerte de que le cogieran para "El Niño" por sus ojos bonitos pero en cuanto se pone a actuar sigue igual de verde que en dicho largometraje. De las chicas, al igual que mi preciosa compañera de fatigas, me quedo con Nya de la Rubia, que deja en ridículo en la mayoría de escenas que comparte con Sancho y Luis Fernández, que este último a veces no sabes si es guardia civil o si acaba de llegar de la fiestuqui con los colegas.
Si en España en algunos aspectos tenemos lo que tenemos, por ejemplo una cantera de actores y actrices a los que parece que nadie les quiere decir que aunque den el pelotazo jóvenes tienen que seguir formándose, deberíamos ir aprendiendo a hacer una mejor selección de casting para que al menos el intérprete encaje lo más posible con el personaje. Si sabemos que una historia da para seis, como mucho ocho capítulos, no pequemos de gula de audiencia y cerremos las cosas de una manera más digna, sin darle mil vueltas a los mismo, haciendo sospechar de todos no porque tenga lógica sino solo para que la serie dure más, quedando el espectador con la sensación de que ni el asesino debe saber que lo es porque es todo tan rebuscado que se va de las manos.
Aprendamos, en definitiva, a conocer nuestras virtudes y a explotarlas y a no escupir contra el viento, porque siempre vuelve y a pensar también que el telespectador medio se ha vuelto algo más exigente con los años y sabe cuándo le están dando gato por liebre. Lo que por suerte es indudable es que en el tema de ambientación y de que el producto final entre por los ojos lo hacemos cada vez mejor y eso ya es todo un logro en los últimos años. Ah y hay cosas que merecen un número infinito de temporadas, como estar contigo mi amor, pero hay cosas que mejor las dejamos en una, sobre todo con un episodio de cierre que seguramente es el mejor y más digno de los trece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario