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viernes, 4 de diciembre de 2015

Mogambo, amores y desamores en la África profunda

Los triángulos amorosos siempre generan gran expectación en el mundo del celuloide y este caso no es ninguna excepción. Con Africa como telón de fondo y un próspero negocio de captura de animales para vender a los zoos de todo el mundo, transcurre esta historia que nos trae John Ford en la que una bellísima Ava Gadner interpreta el papel de dama de la farándula con una estupidez propia de los chistes malos de rubias. El macho-man de la historia es un estupendo Clark  Gable, hombre curtido en los negocios pero irresistible para las nenas que inicia una relación con la joven de la farándula. Hasta ahí todo ok, pero hemos dicho que es un triángulo amoroso, así que en escena entra una cándida y casada joven Grace Kelly que a pesar de asistir con su esposo al campamento no podrá evitar sucumbir a los encantos del macho-man, como yo sucumbí a los de mi querido Sr. Purgatorio que es irresistible.
Y ahora yo hago una reflexión, ¿realmente puede uno enamorarse de otra persona si tu relación de pareja va como debe ir? La respuesta es no. Si eso sucede es indicativo de que algo no va bien. Difícilmente en un triángulo amoroso las partes salen indemnes, pero al final en la película las cosas vuelven a su cauce y son como tienen que ser ¿o quizás no?
Cuando la película se iba a estrenar en España naturalmente tuvo que pasar por las manos de los censores que de ningún modo podían admitir una relación extramatrimonial de un hombre con dos mujeres de modo que propusieron a los dobladores que el personaje del hombre se relacionaría con una de ellas como su hermana y la otra como una amiga. Pero fue peor el remedio que la enfermedad: ¿por qué un hombre besa tanto a su hermana? La familia acabó teniendo relaciones incestuosas y la censura española alcanzó máximos históricos.
Os invito a que veáis la película y saquéis vuestras propias conclusiones de este clásico que tiene un más que merecido lugar en mi estantería de favoritos. Y aunque ahora mismo en el motel somos tres, su dueño es mi único vértice.
Ciertamente cielo, la única figura geométrica que hay entre nosotros es un círculo con un eterno retorno en el que siempre nos alimentamos como es debido para que todo vaya bien y no sucedan cosas como las que tantas veces vemos no solo en el cine sino en la vida real porque sí, es cierto que si se genera un triángulo amoroso como el de esta cinta es porque algo hay que falla y, como vemos en el guión de este film, ese algo está desde el momento inicial y no es de extrañar en aquella época. La gente se casaba, sobre todo las mujeres, porque es lo que debían hacer y no contaba tanto si había amor como si quien iba a estar al otro lado de la mesa podía mantenerte y tratarte al menos con respeto.
Esas son las sensaciones que viviremos con el personaje de Kelly, que se ve irremediablemente atraída por la hombría y el espíritu libre de un hombre que precisamente le da todo lo que jamás ha recibido ni recibirá de su esposo. Porque el simple respeto y ser un buen marido en determinados aspectos no es suficiente para hacer feliz a una mujer, ni al contrario tampoco; ni siquiera el cariño, porque eso te lo da incluso un animal. El ser humano necesita, salvo los que están vacíos por dentro, algo más, una cierta profundidad, que es la que la fémina interpretada por Gardner encuentra rascando bajo la pretendidamente dura superficie del cazador al que da vida Gable y que, en parte casi sin querer, ve llegar las presas a su puerta sin más esfuerzo que ser el típico galán duro de aquellos tiempos. Viendo cine clásico parece que podríamos hablar de una máxima de mi invención, esto es, no hay mejor manera de conseguir el aprecio que mediante el desprecio. Hemos de pensar en todo caso que era una época aun más machista que la actual, donde a pesar de todo nos queda mucho por recorrer.
De todos modos es obvio que, por esas personalidades tan diferentes entre nuestros tres protagonistas, es que la cinta funciona tan bien en su vertiente de romance por la variedad de situaciones que se van ocasionando y que mantienen el interés más allá de una más que decente historia de aventuras relacionada con la captura de los animales.
En todo el cine es como en botica, hay de todo, pero lo cierto es que, estos que fueron los grandes en su momento del cine clásico rara vez te decepcionan en sus interpretaciones y aquí no ha sido la excepción.
Es posible que el desarrollo de la trama y cómo acaba todo pueda dejar a muchos con la sensación de que al final mucho ruido y pocas nueces, pero lo cierto es que en la vida misma, muchas veces no nos damos cuenta de que lo mejor para nosotros es lo que pueda no parecerlo de entrada y que al final es el contenido y no el continente lo que nos hace felices. ¿Habríamos obrado nosotros de la misma manera que nuestro trío? ¿Podemos juzgarles? Son preguntas retóricas, abiertas o como las queráis ver pero si os diré algo, cada vez que veáis una de este estilo, pensad que a la persona que tenéis al lado hay que cuidarla, porque se puede cansar.


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