Guy Ritchie lo vuelve a hacer con una película a la medida de un Jason Statham que reparte más ostias que en el Congreso, aunque el bueno de Fortune las da de las dialécticas y de las que te dejan molido para una semana. Obvio es que no estamos ante una de las mejores cintas de este director pero vas al cine y durante casi dos horas te lo pasas pipa, como también da la sensación que lo pasaron Hugh Grant y Josh Hartnett. Y qué decir de Aubrey Plaza, la contrapartida femenina de Statham, que está guapísima, sexy, divertida y lo primero sin ser el bellezón típico que nos venden en estas producciones habitualmente; posiblemente lo mejor del film. Ojito a Cary Elwes, nuestro Westley de La Princesa Prometida, que también está más que decente. Si sabes a lo que vas al cine o lo que estás a punto de ver cuando llegue a plataformas, la disfrutarás. No pidamos peras al olmo.
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