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miércoles, 31 de diciembre de 2014

El Dorado. John Wayne no es de los que se vende por un puñado de dolares.

Lo bien que lo pasaba yo antes con esos westerns en los que el humor era tan importante o más que los tiroteos y esas poses chulescas y de "machos alfa" que pocos sabían hacer como John Wayne, protagonista de esta última película criticada en 2014.
"El Dorado" es la máxima expresión de ese cine que tiene toda la esencia del cine del oeste que tanto disfrutamos todos de niños, bien directamente, bien porque nuestros mayores nos introdujeron en él. Y es que, ya desde la primera escena entre Wayne y Mitchum nos damos cuenta de que Howard Hawks no nos va a contar una de esas historias lentas que a veces vemos en el western, no por ello peores ni mejores, pero que, seamos sinceros, no nos divierten tanto como esta de la que estamos hablando.
La historia no es que sea nada nuevo si hemos visto ya mucho cine de este género, pero tiene sus detalles que la diferencian de otras, como por ejemplo esa chica de armas tomar o el histriónico y casi irreconocible, para mi, que casi solo lo había visto en la serie "Las Vegas", James Caan, encarnando a un joven y algo torpe pistolero con el que, no sé vosotros, pero yo solté más de una y más de diez carcajadas durante el visionado de esta cinta.
Si me gustó tanto este film fue porque es una genialidad en cuanto a ese humor que a mi me encanta, esa ironía que está presente prácticamente en cada línea de diálogo del gran guión de Leigh Brackett adaptando la novela de Harry Brown —no deja de ser curioso que si te fijas en las fichas de webs como Filmaffinity, muchísimas películas se basan en libros— y que demuestra que se puede hacer un humor a medio camino entre el demasiado inteligente, que no entiende nadie, y el chusquero ese que me hace gracia una vez de cada cien.
La acción aquí no es de esas que están repletas de "slow motion" o de la que no sabes quién ha dado el puñetazo a quien. En estos westerns, las cosas iban sin prisa pero sin pausa y habrá varios momentos muy intensos como el tiroteo con campanario por medio, que me pareció tremendamente original su resolución para la época en que se rodó la película.
Tanto John Wayne como Robert Mitchum tendrán muchos momentos memorables a lo largo de las dos horas de metraje que se pasan volando, aun viendo la película con publicidad, demostrando que son dos grandes de la historia del cine en general y del género de western en particular y apadrinando a un joven James Caan con el que, al menos un servidor disfrutó enormemente desde que aparece en la cantina por vez primera con ese ridículo sombrero que será un tema recurrente a lo largo de la cinta.
En definitiva, un gran reparto, una dirección acorde con él, una música que acompañaba de manera sublime como en casi todos aquellos films que elevaron las "películas del oeste" a algo casi de culto para nuestros padres y abuelos y que aun a día de hoy siguen entreteniendo y siendo disfrutables como el primer día.

2 comentarios:

  1. John Wayne va camino de convertirse en uno de mis actores favoritos y, encima, está consiguiendo que disfrute con un género que nunca ha sido de mis favoritos.

    El Dorado aun no la he visto, la tengo en la lista, pero la que he visto hace nada es Centauros del desierto, que sino la has visto te la recomiendo sin dudar.

    Gran entrada, has terminado de convencerme para ver en nada esa película. Por cierto ¡Feliz 2015!

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    1. ¿Sabes? En realidad de pequeño vi muchísimos westerns, pero lo cierto es que no recuerdo por títulos casi ninguno o sea que igual he visto la que me recomiendas, aunque no la recuerdo jajajaja. Lo que si recuerdo es que Wayne siempre me gustaba.

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