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viernes, 11 de septiembre de 2015

Mierdal, digo Mortal Kombat

En ocasiones te apetece echarte a los ojos una de esas películas que ya te pareció mala incluso cuando aun eras un chaval para comprobar con más experiencia cinéfila hasta qué punto llega lo nefasto de dicha producción. La elegida fue esta infame cinta que en su momento, si no recuerdo mal, vi en el cine.
Desde los primeros segundos ya te das cuenta de que la calidad visual era más o menos la que podías encontrar en los capítulos de los "Power Rangers" y las actuaciones más o menos lo mismo. Pocos efectos especiales tan cutres como los que aquí nos tratan de colar como algo grande encontraréis nunca, teniendo en cuenta la licencia tan potente que se consiguió con este famoso videojuego de combates uno contra uno. Lo de la cadena que lanza Scorpion es para mear y no echar gota.
Pero seamos sinceros, es que todo es patético, con esos looks que no sabes si los tomaron de los setenta, en el caso de Liu Kang, o es que se les fue la mano con la laca. Y el vestuario.... Qué decir de eso, con personajes como Sub-Zero, Rayden o Sonya Blade, cuyas vestimentas parecen salidas de los chinos, la mendicidad o un "Coronel Tapioca" de baratillo respectivamente. Verlos daba asquito y pena a la vez.
El único actor medianamente conocido es Christopher Lambert, empeñado como siempre en demostrar que, salvo la primera de "Los Inmortales", poco más tiene que no te den ganas de llorar y encima aquí va como de guay con esas sonrisitas que suelta, rematadas por esos rayitos de electricidad que juguetean en sus inexpresivos ojos, aunque con eso igual sale ganando y todo. El resto son tan olvidables que, la verdad, ni me he molestado en mirar sus nombres.
Hay algunas ocasiones durante el metraje en que llegas a tener una esperanza de que no todo sea en plan bazofia, a lo cual ayudan algunos de los escenarios y partes de algunos combates, pero el espejismo dura más bien poco cuando ves a Scorpion quitarse la máscara o cómo algunos luchadores pasan de estar dando casi una clase magistral de artes marciales a hacer llaves que firmaría el mismísimo Bud Spencer.
Errores como el de este film no son extraños, donde se da una licencia de renombre al primero que pasa por ahí —Uwe Boll os saluda— y supongo que Paul W.S. Anderson no contaba con el mayor presupuesto de la historia de la adaptación de videojuegos al cine pero creo que el producto final demuestra una desidia y una falta de profesionalidad absoluta y que lo único que debía importar a los productores y al propio director era aprovechar el tirón para sacar la mayor tajada posible.
Si no os importa que os sangren los ojos y sois de esos sufridores que se ven incluso los peores truños que pasan por delante de vuestros ojos con esta lo pasaréis bien y os descojonaréis de lo lindo porque hay momentos que parecen hechos por becarios de becarios de efectos especiales. Además tiene un tufillo añejo con ese Goro que bien podría haber sido creado por Jim Henson para alguna de sus maravillosas películas de los ochenta. Para el resto no solo deberíais huir de ella sino que incluso os recomendaría que olvidarais haber leído esta crítica y cualquier recuerdo de su existencia.
Nota: 2 

sábado, 2 de mayo de 2015

Pompeya, Paul W.S. Anderson mejor nos deja unos añitos o una vida sabática de su cine.

"Venga cielo, vemos esta peli esta noche, que sí que ya sé que dicen que es muy mala, pero bueno así haciendo la crítica nos echamos unas risas". Así intenta mi querido esposo convencerme para ver pelis de esas huecas, porque sí, esta peli es hueca. No tiene alma, ni carisma, por no tener no tiene ni historia, porque la historia que nos quieren vender, una de amor que tiene menos amor que los protas de "Rasca y Pica". La cuestión es que el Sr. Purgatorio tiene una capacidad de convicción que, en fin, no puedo negarme a sus deseos así que me tragué este rollo de cinta romano-vulcano. No conocía a ninguno de los actores a excepción de Carrie-Anne Moss por su papel de Trinity y Sutherland en un papel de romano egocéntrico, chantajista y acostumbrado a tener todo lo que se le antoja, en plan "culo veo, culo quiero" y no, así no se puede ir por la vida hombre.
La niña/joven protagonista que vuelve a casa como el turrón después de sus estudios en Roma, no me enteré muy bien de qué fue lo que hizo en realidad y el niño/joven traumatizado por la masacre que tuvo que ver y vivir en primera persona cuando era un crío lo convierten con el tiempo en un gladiador-máquina de matar pero que de manera inesperada conoce a la joven del turrón y se enamora de ella. Algo que sí me impactó, no fueron las piedras que salían del volcán, aunque sí quizás tenga una pedrada, fue la escena inicial con una crudeza que me hizo por momentos girar la cabeza y decirle a mi esposo, "cari, no me gusta la peli" y él me dice "bueno cielo es una escenita de nada, yo las he visto peores", yo es que soy una blanda, qué le voy a hacer. Filmes para olvidar que te dejan con cara de "¿pero qué me estás contando?" Menos mal que el Sr. Purgatorio me cuenta cositas de vez en cuando, de esas que molan de verdad.
Tu querido esposo no intenta convencerte, te convence siempre, salvo que sepa que la película es de las que no vas a soportar porque yo, aunque lo pase mal con el visionado de algunas, he visto más casquería que en la charcutería de la esquina y estoy curado de espantos. Pero bueno, yo sé que tú me amas así como soy y que sabes que tu chico es siempre muy cariñoso con mi nena blandita :*
Si entramos en faena, a hablar de la película, tenemos un batiburrillo que empieza con una escena casi calcada a la primera de "Conan el Bárbaro", la de Arnold, en la que solo falta Sanz para completar la copia/plagio, pero bueno eso tampoco es algo novedoso. Continuaremos transitando por una historia en la que, con tres chuminadas, nos quieren vender una trama sin pies ni cabeza a la que no salvan ni los combates, aquí empiezan las reminiscencias, por no decir plagios de nuevo, a "Gladiator", ni los resultones efectos especiales.
Salvo quizá Moss y Sutherland, poco más hay creíble entre el reparto y aun con todo tiene algún momento de vergüenza ajena. Los demás, sacados en su mayor parte del mundo de las series, no hay por donde cogerlos y Adewale Akinnuoye-Agbaje luce de maravilla ese portentoso físico que tiene, pero protagoniza varias de las escenas más inverosímiles y ridículas de un film sumamente ridículo. Atención especial a las conversaciones entre gladiadores que mantiene con Kit Harington, otro con muy buenos abdominales, pero que tiene menos expresividad que un gato de escayola. Miedo me da en ese sentido cuando me ponga al fin a ver "Juego de Tronos", porque "Jon Nieve" es uno de mis personajes favoritos.
La parte final de la película consigue de nuevo plagiar, digo plasmar, imágenes muy similares a las que viéramos hace ya años en la entretenida y catastrófica, por lo que sucede no por lo mala, "Deep Impact". Esa Pompeya arrasada de mil y una formas y con unos efectos especiales que habría sido mejor que no fueran tan buenos y se hubieran gastado parte de ese presupuesto en contratar algún guionista que sepa lo que hace porque cada vez me queda más claro que esos grupos tan grandes de gente escribiendo juntos solo consiguen historias sin sentido.
Entiendo que de Paul W.S. Anderson no se puede esperar gran cosa porque, siendo "Horizonte Final" su mejor película con diferencia, y viendo que ha hecho nefastas adaptaciones de videojuegos como la infumable "Mortal Kombat", cosa que después de arreglarlo un poco con la primera entrega de "Resident Evil" —sí, será poco fiel al juego pero como película de zombis y acción funciona bastante bien— ha prostituido la saga con la connivencia de Capcom, forrándose a su costa seguramente, y asegurando trabajo a su hermosa mujer, vaya suerte tiene el tío, Milla Jovovich. Supongo que quiso alejarse de los zombis con este "Péplum" pero lo cierto es que su cine es como un muerto viviente que camina sin rumbo buscando la carne del espectador incauto que aun esté dispuesto a pagar una entrada por ver en el cine alguna de sus películas.