
Leyendo un poco sobre ella, toda esa parte de violencia y casquería tiene un tremendo mérito, porque no recurrieron a los "CGI", esos efectos digitales que abaratan costes pero que cantan tanto en series como "Spartacus" o "The Walking Dead", donde notas a la legua que no hay prácticamente ninguna herida que se haga a la vieja usanza.
Roque Baños, a la batuta, y Fede Álvarez a la dirección serán los que consigan que, a poco que te asustes con facilidad, pases un muy buen, mal rato viendo este film y demuestran una vez más que la gente del cine español e hispanoamericano sabe hacer de todo, si se les deja y si se confía en ellos. En concreto, Raimi dejó esta revisión de su obra magna a un joven realizador con solo dos cortos destacables en su haber antes de rodar "Posesión infernal" y los resultados son muy satisfactorios. Vamos, que el que arriesga puede ganar o no, pero lo que es seguro es que si no se arriesga no se gana.
El elenco de actores está correcto y cumplen de sobra con su función de servir de carnaza para ese ser al que invocan tan estúpidamente como se suele hacer en casi todas estas historias. Generalmente en este tipo de cine es difícil destacar nada en este sentido porque al final todo se convierte en gritos, sangre y grotescos maquillajes que son los que dan fuerza al conjunto más que las capacidades interpretativas del casting. No obstante lo que es innegable es que estos productos del género de terror suelen servir de cantera para el mundo del celuloide para descubrir a futuras estrellas.
Creo que este es un remake tremendamente recomendable para quienes disfrutaron de la trilogía original o para aquellos que buscan "Slashers" que no den vergüenza ajena; sin embargo, opino que a quienes estén acostumbrados al género les asustará muy poco o nada y les sorprenderá aun menos, a los que paséis mucho canguelo visionando estas películas, mejor acompañados y con la luz encendida.