martes, 16 de septiembre de 2014

El Niño. El guión lo tiraron al agua cual fardo de hachís.

Daniel Monzón había dado en el clavo con "Celda 211", lo cual, unido a la presencia de nuevo de Luis Tosar, hacía que las ganas de ver "El Niño" estuvieran más que justificadas.
Está claro que son cada vez más los directores que tratan de hacer un cine más parecido al hollywoodiense, en lo referente al espectáculo y al entretenimiento puro y duro. No se acaban de perder las raíces nunca, pero es de agradecer disfrutar de una producción como esta, tan cuidada en lo visual y con muchas escenas que son adrenalina pura.
Pero... si, siempre hay un pero, pese a que es un film entretenido tiene para mi dos fallos principales; hablemos de ellos.
Para empezar el reparto tiene muchas caras bonitas pero anda muy cojo en lo que a interpretación se refiere. Luis Tosar está muy bien, sobre todo en determinados tramos de la película, aunque me esperaba más de él. El problema es que el protagonismo recae en la historia de "El Niño", interpretado por un Jesús Castro que es un bombón, eso salta a la vista, pero que no termina de cuajar en ningún momento, recurriendo muchas veces a la misma expresión facial tipo "ahora me enfado y no respiro". En las escenas de acción es pasable pero creo que le queda aun mucho camino por delante.
Del resto de actores todos muy irregulares, por momentos creíbles, por momentos parecía que ni ellos se lo terminaban de creer demasiado.
El otro fallo lo veo en un guión que quiere contarnos tantas cosas, sin profundizar demasiado en ellas, que nos tiene dando bandazos hasta que llega el punto de inflexión de la trama, cuando falta una media hora para que acabe la cinta, y es donde volvemos a encontrar algo del Daniel Monzón de "Celda 211".
 Y es que, por lo que leo de críticos profesionales, parece que este nuevo taquillazo del cine español sea el no va más, pero para mi le ha faltado chicha, originalidad y pasión. Si te fijas un poco, la historia casi no importa, o más bien, no te importa lo que les pasa a los personajes, porque cuando no hay acción en pantalla, —las persecuciones son sublimes, eso hay que reconocerlo— todo flojea un poco salvo un par de escenas más intensas, protagonizadas por Tosar.
En resumen, es una película disfrutable, entretenida, pero que se queda muy en la superficie de los temas que trata. La documentación sobre como actua la policía en el estrecho será genial, no lo niego, pero con lo que dura, podían habernos mostrado mucho más del mundillo de las drogas, o un romance que de verdad nos llegara al corazón.
Visualmente impactante pero creo que disfrutaré más con "La isla mínima" que me atrae mucho más que esta que acabo de criticar.

4 comentarios:

  1. Lo comenté por Twitter y lo repetiré aquí. Me han saturado tanto con la campaña publicitaria que me han quitado las ganas de verla.
    Además, en las críticas que he leído (la tuya es la más favorable) en todas se coincide en que la historia, guión e interpretaciones son lo más flojo, así que me fiaré de vosotros.

    La veré algún día, pero no en el cine...

    Buen análisis por cierto, me ha servido de mucho.

    @Ociopalabras

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    1. Supongo que me ha sido imposible reconocer el gran trabajo técnico realizado y que, pese a que la historia siga sin ser gran cosa, la parte final si consigue tener un ritmo que mantiene el interés.

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  2. Siempre directo Rudy, me encanta. En todos los anuncios y trailers que vi, "el niño" me dio esa impresión y quizás se deba a una productora presionando por el más guapo. Esperemos que el dinero recaudado le permite a Daniel Monzón encontrar otras productoras y que nos vuelva a sorprender como hizo con Celda 211!

    Me esperaré a verla, porque no me llamaba mucho la atención y has confirmado mis sospechas y aunque sé que es tu opinión, me fío.
    ;)

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    1. Que conste que Celda 211 me pareció genial, quizá por lo poco que se estila en nuestro cine hacer cosas así. La cuestión es que en "El Niño" el guión hace aguas y la mayoría de los personajes resultan poco creíbles. Incluso Tosar se mueve entre ratos que están a su altura habitual y otros que, bueno, no serán recordados como lo mejor de su carrera.

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