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En cualquier caso, "Murieron con las Botas Puestas" es una pequeña joya del cine de la época dorada de Hollywood que merecía un hueco en nuestro Motel. Ellos murieron en la batalla, en la lucha por lo que creían y yo moriría por ti y por el triunfo de nuestro amor.
La verdad, cielo, es que hay cosas y personas por las que merece dar el todo por el todo y sin temor a equivocarme puedo decir que tú eres una de ellas, igual que lo hacía el joven militar por la adinerada muchacha en esta atípica película.
¿Qué por qué digo que es atípica? Pues por lo que mi amada Sra. Purgatorio ha dicho de esa especie de división en dos partes que tiene la historia; una de comedia en la que incluso la relación entre los dos jóvenes enamorados tiene mucho de comedia romántica, incluida esa criada negra que les sirve de ayuda y otra en la que todo el registro cambia para convertirse en un drama, mostrando el elenco, sobre todo Errol Flynn, una capacidad admirable para cambiar de un tono a otro.
El principal problema de esa dicotomía argumental es que tienes la sensación de que has cambiado de cinta así de repente y hace que cueste mantener la misma conexión con la trama y los personajes. Quizá, como en tantos films biográficos, el problema es que se quieren o necesitan contar demasiadas cosas en poco tiempo, puesto que la vida de personalidades como Caster están plagadas de sucesos importantes y dos horas no dan para tanto. No es que lo que nos cuentan no sea de interés pero el cambio de ritmo y de la manera de contarlo hace que se nos pueda acabar haciendo algo larga a pesar de ser una buena película.
Si he de quedarme con algo es con las interpretaciones de Flynn y Olivia de Havilland, aunque si de verdad he de quedarme con algo del cine clásico es de disfrutarlo contigo mi amor.
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