No todo en esta semana iban a ser grandes películas, o al menos aceptables, como fue para nosotros el caso de "El paciente inglés" y hoy no me queda más remedio que hablaros de un "mierdiculón" —si nos leéis a menudo sabréis que ya usé dicho término con "El capitán Trueno"— que no solo es muy malo como film sino que es nefasto como adaptación de la novela en que se basa, "El ídolo perdido" o "The Relic", que es el título original y el que da nombre a este truñaco. He de deciros que me dolió especialmente este caso, porque Douglas Preston y Lincoln Child, padres literarios de la criatura, son para mí, junto con King, de los que mejor saben hacer lectura de entretenimiento.
No deja de resultarme chocante que, entre cuatro guionistas, cuatro nada menos, no se le ocurriera una idea mejor que eliminar al que sería, en sucesivas novelas de esta pareja de escritores, uno de los mejores personajes creados en los últimos veinte años en lo que a "best sellers" se refiere; hablo de "Aloysius Pendergast", el cual queda absorbido por un D'agosta/Tom Sizemore, cuyo intérprete trata de conseguir una construcción seria del teniente de la policía que resulta imposible con los continuos diálogos basados en las supersticiones del agente o el intento del mismo porque los demás pronuncien su nombre como es debido... patético. Sé que me repito pero hay que distinguir entre uso y abuso.
Pero es que el resto del reparto y de fauna que pulula por la pantalla es también bastante risible, como el subordinado de "D'agosta" que ocupa el lugar de éste al faltar "Pendergast" como protagonista; cuando menos te hace plantearte cómo han de ser las oposiciones en Chicago para que un tipo como ese llegue a sargento de la policía.
Qué decir de Margo Green/Penelope Ann Miller y su competidor asiático, la primera totalmente desdibujada y el segundo, un trepa de los que dan grima en la novela y que aquí da entre pena y risa. Lo cierto es que nadie del reparto se salva realmente y menos aun cuando se les compara con sus homónimos en el libro.
Quizá Peter Hyams fuera un as del cine de ciencia ficción y terror de los años setenta y ochenta —mirando su filmografía he visto que tiene alguna cinta destacable como "Atmósfera cero"— pero es evidente que venía en el declive de su carrera, cosa que se demuestra con lo que hizo tras esta horrible adaptación. Entre él y sus guionistas convirtieron una historia de terror, quizá la que más de estos autores y la más oscura sin duda, de tintes más bien pausados y psicológicos hasta que aparece la criatura, en una cutrez gore, aunque suave, con todos los clichés habidos y por haber y con una resolución de situaciones ridículas y cogidas por los pelos en muchas ocasiones cuyo remate es un monstruo que es una mezcolanza de otros de sagas de terror anteriores y bastante reconocibles.
Os recomendaría que la película no la vierais, aunque yo he querido darle este hueco en nuestra "Semana del libro" para mostrar lo que ocurre cuando se venden los derechos de una novela y, seguramente, se tiene poco o ningún control sobre la adaptación de la misma; sin embargo, sí que os diré que si sois, como yo, de los que leeis para evadiros y pasar un rato entretenido, le echéis un ojo a la bibliografía de estos dos caballeros, porque Douglas Preston y Lincoln Child escriben obras de consumo fácil y con uno de los personajes más carismáticos que os podréis encontrar.