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viernes, 24 de abril de 2015

The Relic, un claro ejemplo de lo que no debe ser una adaptación de un libro al cine.

No todo en esta semana iban a ser grandes películas, o al menos aceptables, como fue para nosotros el caso de "El paciente inglés" y hoy no me queda más remedio que hablaros de un "mierdiculón" —si nos leéis a menudo sabréis que ya usé dicho término con "El capitán Trueno"— que no solo es muy malo como film sino que es nefasto como adaptación de la novela en que se basa, "El ídolo perdido" o "The Relic", que es el título original y el que da nombre a este truñaco. He de deciros que me dolió especialmente este caso, porque Douglas Preston y Lincoln Child, padres literarios de la criatura, son para mí, junto con King, de los que mejor saben hacer lectura de entretenimiento.
No deja de resultarme chocante que, entre cuatro guionistas, cuatro nada menos, no se le ocurriera una idea mejor que eliminar al que sería, en sucesivas novelas de esta pareja de escritores, uno de los mejores personajes creados en los últimos veinte años en lo que a "best sellers" se refiere; hablo de "Aloysius Pendergast", el cual queda absorbido por un D'agosta/Tom Sizemore, cuyo intérprete trata de conseguir una construcción seria del teniente de la policía que resulta imposible con los continuos diálogos basados en las supersticiones del agente o el intento del mismo porque los demás pronuncien su nombre como es debido... patético. Sé que me repito pero hay que distinguir entre uso y abuso.
Pero es que el resto del reparto y de fauna que pulula por la pantalla es también bastante risible, como el subordinado de "D'agosta" que ocupa el lugar de éste al faltar "Pendergast" como protagonista; cuando menos te hace plantearte cómo han de ser las oposiciones en Chicago para que un tipo como ese llegue a sargento de la policía.
Qué decir de Margo Green/Penelope Ann Miller y su competidor asiático, la primera totalmente desdibujada y el segundo, un trepa de los que dan grima en la novela y que aquí da entre pena y risa. Lo cierto es que nadie del reparto se salva realmente y menos aun cuando se les compara con sus homónimos en el libro.
Quizá Peter Hyams fuera un as del cine de ciencia ficción y terror de los años setenta y ochenta —mirando su filmografía he visto que tiene alguna cinta destacable como "Atmósfera cero"— pero es evidente que venía en el declive de su carrera, cosa que se demuestra con lo que hizo tras esta horrible adaptación. Entre él y sus guionistas convirtieron una historia de terror, quizá la que más de estos autores y la más oscura sin duda, de tintes más bien pausados y psicológicos hasta que aparece la criatura, en una cutrez gore, aunque suave, con todos los clichés habidos y por haber y con una resolución de situaciones ridículas y cogidas por los pelos en muchas ocasiones cuyo remate es un monstruo que es una mezcolanza de otros de sagas de terror anteriores y bastante reconocibles.
Os recomendaría que la película no la vierais, aunque yo he querido darle este hueco en nuestra "Semana del libro" para mostrar lo que ocurre cuando se venden los derechos de una novela y, seguramente, se tiene poco o ningún control sobre la adaptación de la misma; sin embargo, sí que os diré que si sois, como yo, de los que leeis para evadiros y pasar un rato entretenido, le echéis un ojo a la bibliografía de estos dos caballeros, porque Douglas Preston y Lincoln Child escriben obras de consumo fácil y con uno de los personajes más carismáticos que os podréis encontrar.

miércoles, 9 de julio de 2014

Black Hawk derribado, "We got a Black Hawk down; we got a Black Hawk down"

Ains, qué ganas tenía ya de usar esa frase del título de la entrada...
Hacía ya años que vi esta película por primera vez y me encantó, lo cual confirmé cuando la disfruté de nuevo en mi tierra con mi primo cinéfilo.
Creo que soy de los pocos españoles, quizá esto sea exagerado, que disfrutan de verdad con estas películas bélicas que son consideradas por muchos como "americanadas".
En una misión de paz de la ONU en Somalia en 1993 las cosas salen rematadamente mal en la capital, Mogadiscio, y dos helicópteros black hawk del ejercito de EEUU son derribados por los milicianos somalíes.
Una vez puestos en antecedentes históricos nos encontramos ante una historia con todos los ingredientes del cine bélico más épico que nos llega desde Hollywood. Más que testosterona a saco, que algo veremos, nos vamos a encontrar más bien con unos soldados, muy jóvenes en su mayoría, superados por las circunstancias y abandonados en algunos casos a su suerte. Aunque no se deja a ningún hombre atrás, no se arriesga la vida de muchos para salvar a unos pocos.
Adoro el sentimiento de compañerismo y sacrificio que transmiten siempre estas películas, porque tú única defensa en estos casos es, las más de las veces, el hombre que está espalda con espalda contigo. De eso tenemos mucho en "Black Hawk derribado", repleta de escenas donde la épica nos muestra a soldados superados en número de una manera abrumadora y también veremos la crudeza y la brutalidad de la guerra, casi siempre carente de toda lógica.
El reparto es tan coral que es difícil destacar a nadie pero Josh Hartnett, Eric Bana, Ewan McGregor, Tom Sizemore y William Fichtner demuestran su valía y también veremos pululando a un cuasi desconocido por aquellos tiempos Orlando Bloom.
Ridley Scott demuestra desde la dirección que sabe como manejar una trama donde pasan tantas cosas al mismo tiempo y que el espectador no se pierda, además consigue que una película de 144 minutos se te haga corta, como nos pasó a mi primo y a mi.
Sobresaliente, como casi siempre con este genial compositor, es la banda sonora a cargo de Hans Zimmer, poniendo el vello de punta en muchas situaciones. El sonido, sublime, recibió un Oscar más que merecido.
"Black Hawk derribado" es en definitiva una de esas películas que disfrutarán aquellas personas que no pongan un mohín de asco cuando ven al ejercito estadounidense en pantalla y se olviden de que, más allá de todas las malas prácticas que puedan hacer determinados miembros de dicha armada, la mayoría son personas que tratan de ganarse la vida defendiendo a su país y que, en muchas ocasiones se encuentran en el centro de conflictos sin sentido donde la diferencia entre estar vivo o muerto está en las personas que tengas hombro con hombro contigo.
Y recordad: "Leave no man behind".