lunes, 28 de septiembre de 2015

Jungla de cristal, cuando los héroes de acción eran de verdad

La mayoría de los que crecimos en los ochenta y en los noventa nos sentimos hace ya muchos años huérfanos en lo que a cine de acción se refiere, no porque no haya donde escoger, sino porque ya lo único que importa es que todo sea más espectacular, más grande, más políticamente correcto incluso y con un abandono del realismo en favor de las flipadas de los protagonistas que antes no eran tan habituales.
John McTiernan hizo grande este género y revisar su filmografía te deja con la boca abierta pensando cómo es posible que un solo director tenga tantos films imprescindibles para cualquier aficionado al cine de entretenimiento, algo que ya mencioné cuando hice la crítica de El guerrero Nº 13 y en lo que me reafirmo.
El secreto de este hombre y de otros que desde sus sillas hicieron inmortales a Arnold, Stallone o el protagonista de la película de hoy, Bruce Willis, es que la historia podía ser de ciencia ficción o en una ciudad cualquiera y reconocible o incluso no ser muy original pero nuestros héroes eran humanos; sí, eran tipos duros, que soltaban más frases lapidarias por minuto que un revolver pero que no hacían todo en plan Matrix, desde mil ángulos de cámara y con acciones tan inverosímiles, que hasta te acaban cortando el rollo —cosas como las que se veían en el tráiler de "A todo gas 7" por ejemplo— y haciendo que eches de menos escenas como las de esta cinta, en las que vemos a un John McClane/Willis pasarlas putas de verdad y recibiendo y dando estopa que se ve tremendamente real: los puñetazos duelen, los cristales cortan con facilidad los pies descalzos y los malos saben hacer algo más que disparar y decir que quieren dominar el mundo o el barrio, según sea el caso.
Además de eso en aquellos tiempos sabías que ibas a tener el típico personaje que sería el único que realmente entendería al héroe y que aquí está genialmente interpretado por Reginald Veljohnson, al que la mayoría identificaréis fácilmente como Caaaaaaaaaaaaaarl —creo que el meme me afectó más de lo que pensaba— de la serie "Cosas de casa".
Si algo hizo grande de verdad a esta película fue sin duda el duelo interpretativo entre Bruce Willis, con su sempiterna media sonrisa, y Alan Rickman, dando ambos el máximo en sus registros, diferentes pero complementarios, y que dejaron imágenes que han quedado para siempre en nuestra retina.
Estamos ante una de esas obras cumbres del celuloide comercial que nunca te cansas de ver y que nos hacen suspirar pensando en qué parte del camino se quedó esta manera de hacer cine y que dejaba frases o coletillas que aún a día de hoy seguimos repitiendo:
 
YIPPI KAI YEI, HIJO DE PUTA
 
Nota: 9



2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo en todo ;)

    Por poner un pero... ¿Realmente era tan diferente la voz de Gruber al hablar por el walkie para que no lo reconociera cuando hablan cara a cara? Doblada al castellano al menos no lo parece... Ahí lo dejamos ;D

    Adjuntamos nuestro top en el que hablamos entre otras de esta obra maestra del cine de acción de los 80 http://sinentradas.com/top-5-mejores-peliculas-accion-80/

    Saludos

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    1. Buenas compis,
      hombre, podemos pensar que a veces las voces cambian un poco cuando las oímos a través de cacharros y encima en los 80 jajajaja, pero si, es un poco raro :P

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