jueves, 18 de febrero de 2016

El Chico, aprendiendo lo que es importante en la vida

Quien nos lo iba a decir, incluso con el cine mudo nos hemos atrevido, aunque hemos de reconocer que la decisión viene tomada como consecuencia de la petición de nuestro seguidor y fiel lector Barry. Cinéfilo y friki del telesketch como pocos, nos solicitó el visionado y posterior crítica de esta gran joya del cine mudo del insuperable Charlie Chaplin. Nunca habíamos disfrutado de esta cinta que sin duda nos ha llegado a emocionar. El grotesco vagabundo que sin comerlo ni beberlo se encuentra con un bebé en los brazos y del que decide hacerse cargo, no solo desprende una enorme ternura, sino que nos muestra que no son necesarias demasiadas cosas para sentirse la persona más rica del mundo si se desprende amor a espuertas. Muchas veces la necesidad de amar es tan abrumadora que incluso un pequeño y desconocido ser se convierte en el objeto de nuestro amor. Sus ingeniosos golpes de humor, al fin y al cabo es una comedia, atenúan de algún modo la miseria de nuestros protagonistas. Sin embargo la vida en sus vueltas, en ocasiones inmisericordes, nos lleva por derroteros desconocidos haciendo que incluso en medio del infortunio nos llevemos maravillosas sorpresas cruzando en nuestro camino a personas fascinantes que llegarán a formar parte de nuestras vidas o dando ese giro que hace falta para ser completamente felices. Mi vida dio un giro de noventa grados cuando te conocí y sin duda terminará el giro de ciento ochenta grados que hará perfecta nuestra circunferencia.
Pues si cariño, generalmente no se me olvida cuando nos han hecho una petición y menos aun si se trata de alguien como el gran @BarrySpawn88 una enciclopedia andante del cine de todo tipo y calidad. Él sabe por qué digo esto último jejeje.
Si la memoria no me falla creo que lo único que he visto de la época del cine mudo fue hace unos años "El maquinista de la general" que me encantó. Y es que el cine si es bueno de verdad, no entiende de épocas ni de técnicas y te hace sentir, como lo ha hecho esta pequeña, por duración y modestia, obra de arte del celuloide del, también pequeño de tamaño, gran Chaplin.
Además de los geniales gags, sobre todo las persecuciones, si hay algo con lo que me quedo es con la música, a cargo también del propio protagonista y con el niño, que consigue estar a la altura del vagabundo más famoso de la historia del cine. Consiguen ambos ser tiernos en todo momento, con un humor blanco que no necesitaba de zafiedades pero que también sabía ser muy irónico y hacer que para el espectador fuera amable el visionado de una historia que en realidad tiene mucho más de drama que de comedia a pesar de que la película sea de este último género y nos haga reír como muchas intentan hoy en día y no consiguen.
Al igual que mi amada Sra. Purgatorio no puedo hacer otra interpretación de lo que vimos que no sea la de que para ser feliz no se trata de cuánto se tiene, sino de la calidad de lo que se tiene. El dinero es algo imprescindible para subsistir y para obtener parte de la calidad de vida necesaria pero, además de esa parte material, existe una emocional que es de la que hoy parecen olvidarse la mayoría. Por poneros un ejemplo, el Motel está menos activo y cuando lo está casi nunca nos acercamos a cifras que hubo el año pasado en verano pero yo me siento más feliz y completo ahora, como se sentía ese niño con el único padre que había podido conocer.
Totalmente recomendable para todos y como ya sabéis, si hay alguna película de cine clásico que os gustaría que estuviera y sobre la que aun no hayamos opinado no tenéis más que decirlo, que para nosotros no hay nada mejor que acurrucarnos así bien pegaditos a disfrutarlas para luego plasmar aquí lo que sentimos.

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