lunes, 12 de septiembre de 2022

La Escape room más cara del mundo

Empezamos fuerte con esta película que te mantiene en tensión prácticamente durante todo el metraje. Todo parece tener un por qué y la elección de los concursantes no es al azar.
Todos estos jóvenes, actores completamente desconocidos para mí, tienen algo en común que se irá descubriendo a lo largo de la película.
La búsqueda de pistas para salir de las diferentes habitaciones genera una angustia que en pocas películas he sentido.
(Recuérdame mi amor esta angustia si alguna vez te pido participar en un divertimento semejante).
es cierto que en algunos aspectos me recordó a La Habitación de Fermat, película del 2007 dirigida por Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña, aunque de ningún modo me generó la angustia y el vértigo que me produjo la película que hoy nos ocupa.
El paso por las diferentes habitaciones me parece un absoluto acierto con no solo la búsqueda de las diferentes pistas sino las trampas mortales que pueden conllevar cada paso que se da.
El final creo que queda de algún modo inconcluso, demasiado abierto, generando demasiados interrogantes que lleva a cada espectador a una conclusión diferente. Ni mi chico ni yo coincidimos en el presunto final de la película. Y digo bien cuando digo "presunto" porque no sé si realmente es un final.
Los nervios y el bloqueo mental que me generaría participar en un escape room, harían de mí la víctima número uno. Tú mi amor, que eres más tranquilo, y los puzzles se te dan tan bien, seguro que serías caballito ganador.

No sé yo si no me ganarían por varias cabezas cariño, si tuviera que resolver esos acertijos con más tensión que la primera vez que comes con tus suegros. Lo que si me quedó claro durante el visionado es que el casting, aunque desconocido en su mayoría salvo por algunas caras que nos sonarán a los seriéfilos, funciona muy bien en una producción de este estilo; siempre mejor vista con alguien a quien agarrarle la mano cuando te dan esos sustos de sonido o pantallazos tan usados y abusados en el género.

El buen ritmo y la originalidad de las habitaciones, mucho más sádicas como bien dice mi media naranja, que lo que podemos ver en films como la de Fermat y mucho más cerca de Cube o Saw, queda frenado con los minutos finales en los que nos quieren contar demasiado y a la vez dejarlo abierto para crear una saga barata y rentable al estilo de Destino Final. Llega un punto en que, si hubieran fundido a negro y puesto los créditos de cierre, el resultado habría sido más redondo.
En definitiva, como os decimos desde nuestro nidito de amor, una cinta con más cosas a favor que en contra para entretenernos, sobre todo si sois amantes de las sagas arriba mencionadas.

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