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sábado, 11 de abril de 2015

Salvajes y un poco coñazos

De eso que te pones a ver una película un domingo por la noche que en su día te quedaste con ganas de ver en el cine y que, recuerdas, o crees recordar que gustó entre el público y te esperas acción a lo bestia, porque se llama "Salvajes" y está Oliver Stone por medio, que dirigió la nefasta "Alejandro Magno", pero bueno, que todo el mundo comete errores ¿no?
Pero claro... empezamos con un inicio demasiado estirado en el que, voz en off de chavala mediante, nos empiezan a contar un cuento de hadas —que un trío amoroso como ese con un macho alfa de libro y un hippie con pinta de ONG andante funcione solo es creíble en un cuento— del que sacamos la conclusión de que la muchacha tiene a un notas para el sexo y con el otro hace el amor, lo cual se escenifica porque con el segundo se da algún morreo mientras lo hacen, porque el resto más o menos lo mismo. Ahí a Stone le faltó un poco de entrar en contacto con su lado femenino.
Entonces, resulta que este trío produce la mejor maría del mundo mundial y claro, hay cárteles que dicen, "Quieto ahí parao, que yo quiero de eso eh" y es cuando al hippie le sale su vena más flower power y se da cuenta de que, aunque ya se haya forrado a base de vender algo que te puede acabar dejando con menos neuronas que un tronista de "Mujeres y hombres y viceversa", lo de que puedas acabar a dos metros bajo tierra no compensa.
A partir de aquí todos son disparos, palabrotas, sangre, Salma Hayek mostrando a cuentagotas su calidad como actriz —esa mezcla de amante "madresita" con su parte más malvada no pega ni con cola— pero mostrando su canalillo en todo su esplendor en cada toma, pequeña pero con grandes dotes la sigue definiendo muy bien en lo que a físico se refiere, aunque no esperéis escenas a lo "Abierto hasta el amanecer".
Taylor Kitsch, Blake Lively y Aaron Johnson son un trío protagonista que no acaba de dar el pego salvo el primero, que se ve que lo de militar lo tiene muy interiorizado porque se le puede ver en la posterior "El único superviviente" en el frente y no como soldado retirado, lo cual ya lastra bastante la calidad de la película y el interés que la historia genera en el espectador porque, no es que te importe demasiado lo que les va pasando o les vaya a pasar.
Si alguien salva la película del más absoluto ridículo en muchos momentos ese es Benicio Del Toro, inmenso como "hijo de la gran chingada" y que consigue poner los pelos de punta incluso cuando sale muy bien trajeado, no os digo nada cuando de verdad se pone en plan "Bad Ass". En mucha menor medida, pero por encima del resto, destacaría también a un John Travolta bastante creíble en su papel.
Cuando se cometen tantos excesos como comete Stone aquí puede ser la leche y súper divertido, estilo Tarantino, o servir para esconder un guión pobre e impactar, sobre todo a determinado tipo de público, que se conforma con ver unas cuantas caras o cuerpos de esos que llenan el ojo desfilando por pantalla pero lo cierto es que "Salvajes" se va haciendo cada vez más cansina, con situaciones mil veces vistas, con personajes muy poco creíbles salvo los de Benicio y Travolta y con un final a lo última película de la saga "Crepúsculo" que hace que te quedes de nuevo con esa sensación de, "Ahora que lo podías arreglar y sorprendernos un poco vas y la cagas Stone".
Es una película que puede entreteneros claro, pero que me parece bastante prescindible salvo por ver en su salsa a Benicio Del Toro o bueno, igual si eres muy fan de la dotación de la Hayek también puede ser un plus de disfrute pero para eso, como ya dije, poneros "Abierto hasta el amanecer", cuyos excesos si que son realmente divertidos.

lunes, 18 de agosto de 2014

El Mexicano, Era un hombre muy osado, que le gustaba lo mejor

No es que "Desperado", la anterior entrega de esta trilogía, y en la que también trabajaron Robert Rodríguez y Antonio Banderas mano a mano fuera una obra maestra del cine, pero era entretenida y la escena de Tarantino en la cantina genial.
El problema con Rodríguez y compañía es cuando se juntan, como en esta ocasión, con ganas de echarse unas risas pero sin un guión que echarse a la boca o con un guión muy malo.
La cuestión con "El mexicano", que así se llama esta película, es que tiene
una mezcla muy extraña y equivocada. Parece que la idea era reírse de sí mismos, pero por momentos te parece que de quien se ríen es de ti como espectador.
El esperpento casi continuo en que nos embarcamos desde los primeros minutos se rompe a menudo con flashbacks que tratan de ser románticos y profundos, protagonizados por Banderas y Hayek, pero que lo único que logran es romper el ritmo y no pegan ni con cola con lo demás que vemos.
Nos reiremos en algunos momentos con un Depp que no sé muy bien en qué estaba pensando, aunque al menos tiene sus puntos, al entrar en esta producción. Algunos gadgets de los "mariachis" tiene su gracia también, aunque otros son para quedarte con cara de "pero qué me estás contando".
Pero lo que de verdad le da nivel a la película es la aparición estelar de Enrique Iglesias, que en mi modesta opinión debería llevarse un Razzie por cada cuchillada que da al cine apareciendo en pantalla. No voy a entrar a valorarlo como cantante, pero el cine no es un videoclip.
Con estos ingredientes y con la irregularidad en la dirección que caracteriza a Robert Rodríguez, el resultado es una amalgama de escenas de acción con escenas románticas intercaladas que no interesan y un humor que, usado de vez en cuando a lo largo de una película, como en otras de este director, funciona bien, pero que copando casi la totalidad del metraje hace que aburra más que otra cosa.
La vi comentándola online con mi primo, como tantas otras, y esperaba al menos algo gamberro y entretenido, pero me encontré una gamberrada con muy poca gracia. No la recomiendo, salvo que adoréis a Rodríguez sobre todas las cosas.
Nota: 3