Siempre siento curiosidad cuando una película ha generado mucho revuelo o ha estado en boca de todos en su momento así que cuando emitieron en televisión este nuevo acercamiento al mundo de la moda no dudé en comprobar por mi mismo si la cosa era para tanto.
Está claro que es imposible no saber que nos vamos a encontrar con una Meryl Streep cuya Miranda Priestly es una hija de mala madre nivel "Hitler no era tan malo" y obviamente lo borda y es lo mejor con mucha diferencia de la cinta, cuando digo mucha quiero decir como de aquí a Lima, que se ve que debe estar muy lejos.
Lo demás del film pues pfffff, meh, bah y todas las onomatopeyas que se os ocurran para ni fú ni fá, o "not chicha, nor lemonade" que decían en el anuncio de una famosa bebida isotónica. O sea, es que es todo taaaaaaaaaaaaaaan predecible que lo único que te mantiene con ganas de prestar atención a la pantalla es ver a Meryl, magnífica en VO, y en menor medida a Stanley Tucci y Emily Blunt.
Alguno ya estará pensando que se me olvida Anne Hathaway pero no es que mi memoria falle, es que ella es el mayor "pos vale", para mi, de toda la producción. Parece querer moverse en un registro cuasi de comedia romántica cuando la película es un dramón del quince y su rol no acabas de tener claro si es el de una dulce mujer pervertida por la maldad de Miranda, el de una trepa que en cuanto vea la menor posibilidad acabará pisoteando a quien haga falta o una chica superada por la situación. A mi no me ha convencido para nada y además es que tampoco la he tenido nunca en esa consideración que mucha gente parece tenerla, ni como actriz ni como mujer.
No sé cómo iría el tema en la novela en la que se basa pero desde mi punto de vista se comete un error gigantesco al tratar de meternos con calzador la historia de Andy/Hathaway cuando es evidente en todo momento que quien de verdad es la protagonista es Miranda/Streep. Eso hace que en muchas fases de la cinta naveguemos sin un rumbo claro y que algunos personajes tengan actitudes tan volátiles y que algunas cosas se solucionen tan puerilmente, que nos queda la sensación de que se dejó todo en manos de la calidad de Meryl.
Si ya se me hizo por momentos bastante tediosa, el final me pareció precipitado y totalmente ridículo e incongruente, con un tufillo a comedia romántica que no casa para nada con lo que hemos estado viviendo hasta pocos minutos antes. Quizá a David Frankel, el director, se le atragantó su pasada experiencia como director en la serie "Sexo en nueva york" y no se dio cuenta de que era necesaria una narración menos errática, en un producto donde la trama no se puede corregir o retocar en futuros episodios.
Nota: 5