Casa Negra es la primera novela que leo de Stephen King, aunque sí he visto algunas adaptaciones al cine de al menos tres de sus novelas, algunas de ellas gracias a mi amado Rudy fan incondicional de King. Tenía ciertas reticencias a leer y a "ver" a este escritor (soy un poco miedosa), pero apartando muchos de mis prejuicios me lancé con esta novela que escribió junto a Peter Straub, novela de 732 páginas que me engancharon desde la primera línea.
El protagonista Jack Sawyer es un joven detective de homicidios que aparece por primera vez en la novela "El Talismán". Narrada en primera persona del plural la novela nos hace viajar a mundos paralelos y submundos llenos de truculencia, magia, horror y muerte. Difícilmente diría que he pasado miedo con su lectura pero sí los pelos se ponen como escarpias ante la definición del horror y la crueldad de la que se nos habla. Es una novela de ficción, cierto, sin embargo algunas secuencias horripilantes por desgracia se dan en el mundo real con seres abominables capaces de disfrutar con el dolor y sufrimiento que ellos mismos infligen a otros, no tenemos más que ver algunos informativos para confirmar lo que digo y esto me recuerda una reflexión de esas magistrales que Iker Jiménez comparte en su programa. La magnitud de la crueldad del ser humano en algunos casos es tal que uno se pregunta si no hay una fuerza maligna detrás que empuja a seres humanos a cometer crímenes abominables. Pero no solo eso, sino el morbo con el que los medios de comunicación nos ponen en imagen una y otra vez hechos terribles que casi provocan el vómito. Así es uno de los protagonistas de la novela, un periodista de prensa amarilla carente de todo escrúpulo con tal de conseguir "la imagen, la fotografía". Y esto tampoco es exagerado, recordemos aquella periodista que ponía la zancadilla a los refugiados que corrían buscando mejor fortuna en la vida, para lograr una imagen más dramática aún si cabe de la suerte de estas personas.
En ocasiones la novela me recordó a cuentos como Alicia en el País de las Maravillas, pero no por su candidez, que por otra parte no sé si existe mucha de eso en el cuento en el que una reina loca quiere cortar cabezas a diestro y siniestro, sino por el surrealismo de la novela. Algunas de sus páginas me resultaron tediosas por los giros de tuerca o por las "idas de olla" si se me permite la expresión.
Dudo mucho que esta novela sea la mejor para "iniciarse" con King pero si te gusta el terror y la fantasía quizás sea un buen libro para lo que queda de verano.