miércoles, 30 de septiembre de 2015

La jungla 2: alerta roja, muchos tiros, muchas leches pero muy poca alma

Si en televisión se quieren empeñar en poner todas las películas de la saga yo recojo el guante y las voy viendo y haciendo crítica. Hoy nos encontramos con la segunda entrega, para mi la peor con diferencia de la trilogía original, y que está realizada para mayor gloria de John McClane/Bruce Willis y se olvida prácticamente de todo lo demás.
Salvo las dos más recientes, que he visto en el cine y aun no he vuelto a visionar, esta es la que menos veces me he sentado frente a la pantalla para disfrutarla. Poca cosa recordaba de ella pero es que no hay mucho que guardar en la memoria una vez se acaba así que no es de extrañar que sufriera esta amnesia selectiva.
No voy a decir que esperara una gran profundidad de guión y la verdad es que la cinta entretiene desde el primer minuto gracias al carisma y a la mala baba del protagonista, que se irá enfrentando e insultando con todo el mundo, bueno o malo, que se cruce en su camino. En ese sentido hay que reconocer que quienes estaban al frente del proyecto sabían qué había sido lo que había calado en los espectadores e hicieron uso y abuso de ello. 
El problema llega cuando todo lo demás está falto de personalidad y te tienes que agarrar al clavo ardiendo de las gracietas y piruetas de McClane en los numerosos tiroteos y no menos abundantes peleas a puño limpio —los héroes de acción de los ochenta y noventa reventaban a golpes a sus enemigos sin quejarse de sus manos casi— que hacen que el conjunto se vuelva repetitivo y quede muy lejos del primer film, donde al menos el jefe de los malotes le hacía algo de sombra a Willis. Aquí todo está pensado para su lucimiento y todo lo demás es tan secundario que lo mismo habría dado que la acción sucediera en un aeropuerto que en un centro comercial.
Es muy posible que gran culpa de todo esto la tenga la ausencia de John McTiernan, que si bien no destacaba por realizar películas cuyas tramas tuvieran una gran profundidad si que sabía conseguir que todo encajar con sentido y no resultara tan cogido por los pelos como lo son muchas de las situaciones que se nos presentan aquí. Salvo por el propio McClane, el resto de personaje pasarán sin pena ni gloria, únicamente destacando los cameos largos de Bonnie Bedelia como mujer de nuestro héroe y de Reginald Veljohnson que presta cierta ayuda desde la distancia.
Estamos ante una de esas secuelas que, sin ser innecesarias, si que dejan un sabor agridulce por lo que podrían haber sido y no fueron, echando en falta un guión un poco más trabajado y unos personajes que no sean meras comparsas o blancos en movimiento para nuestro protagonista.

martes, 29 de septiembre de 2015

El invitado, Ryan Reynolds consigue ser un buen anfitrión

En la última década hay dos hombres que se han convertido en el paradigma del cine de acción que trata de recuperar el espíritu de aquellos thrillers donde todo era un no parar en el que descubrir lo que pasaba no era tan importante como saber hasta dónde era capaz de llegar nuestro protagonista para dar su merecido a quien corresponda. Uno de esos actores es Liam Neeson y el otro, que hoy nos ocupa, es Denzel Washington.
En esta orgía de persecuciones y peleas a guantazo limpio, Washington compartirá el protagonismo con un Ryan Reynolds que está a la altura de las circunstancias, construyendo al típico don nadie que se ve obligado por las circunstancias a convertirse en el personaje al que más decisiones importantes se le plantean a lo largo de la trama y que además ha de tomar un camino u otro en segundos mientras las balas silban sobre su cabeza.
Es en ese sentido donde la cinta destaca sobre muchas otras del mismo estilo; todo se ve muy realista, como viéramos en su día en la trilogía de Bourne; los golpes te duelen hasta a ti solo de verlos, los disparos hacen pupita de verdad y nadie es tan bueno ni tan malo como parecen a simple vista, aunque eso estando las agencias secretas yanquis por medio no es algo que sorprenda mucho.
Tampoco vamos a decir que el guión sorprenda mucho, con unos giros a los que estamos ya más que acostumbrados pero eso se compensa con unas buenas actuaciones, incluyendo a secundarios como Brendan Gleeson y Vera Farmiga —una actriz por la que siento especial debilidad después de disfrutarla en Bates Motel— y con una dirección de Daniel Espinosa que sabe perfectamente qué y cómo quiere dar al público esa adrenalina que es una constante a lo largo de las casi dos horas de duración. En este último aspecto ayuda y mucho el saber hacer de Ramin Djawadi que a caballo entre el cine y la televisión se ha convertido en uno de los compositores más versátiles e interesantes de cara a futuro que podemos disfrutar en el panorama actual.
Es agradable y muy satisfactorio encontrarse con thrillers como este de vez en cuando, que recuerdan a la vieja escuela y que sin grandes artificios entretienen y te mantienen con ganas de saber cómo acabará todo aunque estén lejos de los grandes. No acabará ocupando un lugar de honor en tu videoteca, ni siquiera en tu memoria pero si eres fan de la acción y el suspense, de las conspiraciones, de Reynolds o de Denzel la disfrutarás.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Jungla de cristal, cuando los héroes de acción eran de verdad

La mayoría de los que crecimos en los ochenta y en los noventa nos sentimos hace ya muchos años huérfanos en lo que a cine de acción se refiere, no porque no haya donde escoger, sino porque ya lo único que importa es que todo sea más espectacular, más grande, más políticamente correcto incluso y con un abandono del realismo en favor de las flipadas de los protagonistas que antes no eran tan habituales.
John McTiernan hizo grande este género y revisar su filmografía te deja con la boca abierta pensando cómo es posible que un solo director tenga tantos films imprescindibles para cualquier aficionado al cine de entretenimiento, algo que ya mencioné cuando hice la crítica de El guerrero Nº 13 y en lo que me reafirmo.
El secreto de este hombre y de otros que desde sus sillas hicieron inmortales a Arnold, Stallone o el protagonista de la película de hoy, Bruce Willis, es que la historia podía ser de ciencia ficción o en una ciudad cualquiera y reconocible o incluso no ser muy original pero nuestros héroes eran humanos; sí, eran tipos duros, que soltaban más frases lapidarias por minuto que un revolver pero que no hacían todo en plan Matrix, desde mil ángulos de cámara y con acciones tan inverosímiles, que hasta te acaban cortando el rollo —cosas como las que se veían en el tráiler de "A todo gas 7" por ejemplo— y haciendo que eches de menos escenas como las de esta cinta, en las que vemos a un John McClane/Willis pasarlas putas de verdad y recibiendo y dando estopa que se ve tremendamente real: los puñetazos duelen, los cristales cortan con facilidad los pies descalzos y los malos saben hacer algo más que disparar y decir que quieren dominar el mundo o el barrio, según sea el caso.
Además de eso en aquellos tiempos sabías que ibas a tener el típico personaje que sería el único que realmente entendería al héroe y que aquí está genialmente interpretado por Reginald Veljohnson, al que la mayoría identificaréis fácilmente como Caaaaaaaaaaaaaarl —creo que el meme me afectó más de lo que pensaba— de la serie "Cosas de casa".
Si algo hizo grande de verdad a esta película fue sin duda el duelo interpretativo entre Bruce Willis, con su sempiterna media sonrisa, y Alan Rickman, dando ambos el máximo en sus registros, diferentes pero complementarios, y que dejaron imágenes que han quedado para siempre en nuestra retina.
Estamos ante una de esas obras cumbres del celuloide comercial que nunca te cansas de ver y que nos hacen suspirar pensando en qué parte del camino se quedó esta manera de hacer cine y que dejaba frases o coletillas que aún a día de hoy seguimos repitiendo:
 
YIPPI KAI YEI, HIJO DE PUTA
 
Nota: 9



domingo, 27 de septiembre de 2015

Ghost: más allá del amor, cuando Idem significa te quiero

Esto se acaba amigos y amigas, la #SemanaDelEstrogeno toca a su fin con una película que supo mezclar de manera sobresaliente géneros tan dispares como la comedia, el thriller y el drama, con algún toque muy suave incluso de terror; esto último se disfruta sobre todo en VO con ese personaje del tren al que todos recordaréis y con "los otros".
Si nos fiáramos del principio parece una cinta romántica más pero lo cierto es que no lo es, ni mucho menos, porque cuando recorremos las oscuras calles de la ciudad con nuestra pareja protagonista nos damos cuenta de que se coquetea con el cine de suspense y además de manera más que correcta durante el resto del metraje.
Como hacía tanto que no la veía me llevé muchas sorpresas, entre ellas ver lo dramáticas e intensas que son las escenas en las que Sam/Patrick Swayze se va acostumbrando a su nueva situación y lo bien que se intercalan con momentos con un tono más amable y de humor, como en el hospital con el entrañable abuelete.
Es indudable que "Ghost" es la predecesora de una serie que me enganchó mucho, por su protagonista principalmente, "Entre fantasmas" que no puede negar que bebe de esta fuente en todo o casi todo. Estas curiosidades me encantan la verdad, sobre todo cuando ves films que hacía años que los tenías apartados en un rincón de tu mente y que demuestran que lo de la falta de originalidad en cine y televisión no es cosa de los últimos cinco años.
La historia de amor es hermosa como corresponde a una producción de esta índole y tanto Demi Moore como Swayze consiguen transmitirnos ese amor que sienten el uno por el otro y lo difícil que es afrontar una pérdida de ese calibre. La vida sigue claro pero, digan lo que digan, nunca sigue de la misma manera y eso es algo que se plasma de manera muy realista y maravillosamente en esta película.
Es ahí más o menos, cuando la situación empieza a estabilizarse para nuestra hermosa y doliente protagonista, el punto en el que entra en escena con fuerza la comedia de mano de una Whoopi Goldberg que nunca ha sido santo de mi devoción pero que tiene varias escenas memorables y que hacen que no te sorprenda saber que se alzó con el Oscar a la mejor actriz secundaria.
Y ojito, también se llevó la cinta el premio a mejor guión original y estoy seguro que el motivo es precisamente esa capacidad de llevarnos de la mano por tantos géneros en dos horas de intensas emociones que no se hacen largas en ningún momento, porque, lejos de lo que pudiera parecer, se recurre muy poco a edulcorar excesivamente la trama y se pone moñas cuando toca y cuando sabe que ha de sacarnos la lagrimita. En ese sentido el final me parece de un buen gusto y de un preciosismo que ya quisieran muchas, dándonos la oportunidad de tener todos una despedida en condiciones al igual que espero que lo esté siendo esta entrada para la #SemanaDelEstrogeno.
Una película que ha pasado a los anales por esa original mezcla y por una partitura genial de Maurice Jarre con el añadido de esa melodía desencadenada que nos atrapa una y otra vez, tanto en su versión instrumental como en la canción completa, de la que he de decir que yo también deseo mucho tus caricias que me encadenaron hace ya mucho a ti ;)

sábado, 26 de septiembre de 2015

El corredor del laberinto: Las pruebas, sabe mejor en qué dirección corre

Generalmente es difícil que una secuela supere a lo anterior y más aun cuando se está desarrollando una historia que, al menos como guión cinematográfico, es un poco un quiero y no puedo; un quiero ser más serio y profundo que otras obras adolescentes y no puedo llegar muy lejos porque soy un blockbuster. Para mi eso fue lo que pasó en la primera entrega.
Lo curioso de esto que os cuento es que "Las pruebas" tiene muchos más clichés y menos profundidad aun que la segunda mitad de su hermana mayor pero aquí sabe a lo que juega desde el primer minuto. Acción, acción y nada más que acción. Sí, nos van a contar cosas nuevas de por qué la tierra se fue al garete —sentí un poco de vergüenza ajena al ver por donde van los tiros de James Dashner en ese sentido— con ciudades destruidas por el paso del tiempo y los elementos que nos brindan imágenes sobrecogedoras y que, posteriormente, darán mucho juego en las inacabables idas y venidas de nuestros atletas.
Las dos horas de metraje son pura adrenalina y si se para es únicamente para darle un toque dramático en algunos momentos y para explicarnos cosas en otros; lo primero funciona mejor que lo segundo porque yo tengo la sensación de que se pasa muy por encima de todo lo que realmente sucede en ese mundo postapocalíptico. Espero poder leer algún día los libros porque he de reconocer que me intrigan muchos temas y me gustaría saber más sobre ellos.
Ahora ya no se trata solo de unos chavales que parecen formar parte de un experimento o un juego creado por una mente enferma sino que los adultos hacen acto de presencia, dando lugar a nuevas tramas que, no vamos a mentir, no son nada novedosas y que vemos a día de hoy en muchas series de la parrilla y las hemos visto en estos últimos años en otras canceladas. Los mundos distópicos y la extinción de la humanidad por su propia mano están de moda y todos se suben al carro a pedir su trozo de pastel.
En cuanto al reparto, hay de todo, tanto en los más jóvenes como en los más experimentados. En estos últimos encontraremos a algunos que nos sonarán de la televisión o de roles secundarios en películas pero ni siquiera se acercan a lo que sería estar en primera fila. No es como en otras producciones similares donde puede usarse a algunos de ellos como reclamo ni esperéis que ninguno de ellos lleve el peso del film en ningún momento, cumplen sin más.
Los aspectos técnicos, tan importantes en este tipo de cintas, son como una montaña rusa y a ratos cumplen sobradamente y con solvencia, mientras en otros tramos parece que el presupuesto se quedó corto. Mucho mejores las escenas donde se nota que es trabajo de maquillaje y caracterización que en las que son digitales, donde aun con la velocidad con la que se desarrolla la acción se nota demasiado que lo que vemos no es real.
Una más que correcta dirección de Wes Ball, acompañada de una épica de la que carecía el inicio de la saga, apoyada en una buena partitura de John Paesano, hacen que para un servidor esta película funcione mucho mejor como entretenimiento puro y duro y por tanto me haya dejado mucho más satisfecho. Quizá las pocas expectativas hayan ayudado pero si la primera os gustó, en lo que se refiere a la acción sin pausa, esta os parecerá una digna sucesora; si no es así probablemente os decepcionará. 
Nota: 6        

viernes, 25 de septiembre de 2015

El diario de Bridget Jones, superando la crisis de los treinta

Lo que vive Bridget/Renée Zellweger en esta adaptación del libro homónimo de Helen Fielding es algo que suena a la mayoría, no solo mujeres, aunque quizá en ellas sea como más evidente de cara al exterior la mayoría de las veces. Me refiero a las tan temidas crisis de los 30, 40, etc... En las que se busca desde giros profesionales, pasando por los vitales, a los sentimentales, con todas esas chorradas de "No me reconozco a mi mismo", "A esta edad esperaba ser X" que lo que demuestran es la falta de madurez emocional de la mayoría que, como la señorita Jones, buscan más los cambios estéticos que los que realmente te pueden llevar al siguiente nivel como persona. Eso es lo que acontece al menos en el primer intento.
El personaje, magistralmente interpretado por Zellweger, se debate entre dos mundos, representado en el típico triángulo amoroso, el de la felicidad estable y real que representa Mark Darcy/Colin Firth y el, aparentemente más divertido, sensual y deslumbrante que encarna Daniel/Hugh Grant. Y ahí está la grandeza de esta cinta, en el desarrollo de las personalidades, no solo de estos tres vértices, sino de el resto de líneas y ángulos que se empeñan en cortar tangencialmente la búsqueda del amor por parte de nuestra protagonista o de formar figuras aun más complejas. En ese sentido, me parecen impagables los padres y los amigos de Bridget aunque os tiene que gustar el humor británico o se os puede hacer pesado.
He de reconocer que me reí muchísimo con algunas escenas y que, como me pasa casi cada vez que aparece Firth en una película, me es inevitable identificarme con su papel. Si, existimos en la vida real personas así, que han comido mucha mierda pero que no van fardando por ahí de ello. A veces no te queda más remedio que poner las cartas sobre la mesa, como también le sucede a Darcy pero generalmente son los tipos como Daniel los que se venden bien y engañan, al menos durante un tiempo, a la incauta de turno. Así que os podéis imaginar lo que disfruté cuando solucionan sus diferencias.
Una de las cosas que más penita me da es ver a una mujer como Zellweger, cuando aun sabía ser ella misma y compararla con eso en lo que se ha convertido ahora después de pasar por el quirófano. Puede que le tocara coger unos kilos para interpretar este rol que la consagró y es innegable que hay muchos momentos en los que es más patito feo que cisne pero en un solo fotograma de este film se ve más de su belleza que en una sesión con el mejor fotógrafo y retoques posteriores de photoshop hecha hoy. Perdonad esta reflexión que no viene a cuento pero no he podido evitarlo.
A falta de ver Ghost estamos sin duda ante la más divertida de las elegidas para esta semana más "femenina" que nos hemos marcado buscando echarnos unas risas. Con Bridget las carcajadas han sido muchas y os recomiendo no dejar pasar las escenas añadidas en los créditos finales, algunas son memorables.
Nota: 7,5

jueves, 24 de septiembre de 2015

Dirty Dancing, Baby, Baby, Baby

Llegamos a la tercera película de las cinco que forman parte de la #SemanaDelEstrogeno y la primera protagonizada por el tristemente fallecido Patrick Swayze que ahora, seguramente, bailará en algún otro lugar.
La verdad es que me lo habéis puesto difícil porque a estas cintas que habéis elegido con vuestros votos es difícil sacarles punta como con las de los héroes de acción ochenteros de la #SemanaDeLaTestosterona. Y es que, seamos sinceros, el tema que se trata en este film es muy serio y se hace de una manera mucho más profunda de lo que recordaba, aunque he de reconocer que hacía la tira de años que no veía esta desgarradora historia de amor.
Ambientada en una época donde a las mujeres se las "dejaba" ir a la universidad para que tuvieran una falsa sensación de libertad e igualdad —en varias escenas se da a entender que lo que en realidad se espera es que consigan un buen partido—, no es complicado identificarse con Baby/Jennifer Grey cuando en ese último verano antes de dar el paso a la vida adulta, descubre no solo el amor verdadero y la pasión, sino la realidad del mundo que le rodea, incluido su propio padre. También la entenderemos en lo referente a que se le caiga la baba cuando aparece Castle/Swayze por primera vez, hasta yo me puse un poco tonto y todo pero es que, reconozcámoslo, el tío tiene la mezcla perfecta de chulazo y madurito interesante para una cría, que es lo que en realidad es Baby, por mucho que sus sueños sean muy maduros.
El entretenimiento viene dado por las partes en las que nuestros protagonistas, por circunstancias que no destriparemos por si alguien no la ha visto, se ven obligados a ensayar para poder realizar la actuación que Castle tenía contratada en otro hotel. En ellas nos reiremos y nos pondremos moñitas por igual y veremos una de las cosas más sorprendentes, teniendo en cuenta que se trata de una película romántica, esto es, que ninguna de las féminas que tiene más protagonismo son de esas de las que te sentirías atraído a primera vista. Supongo que el hecho de ser bailarinas hacía complicado que fueran mujeres despampanantes, pero es que además, Grey ni siquiera puede ser considerada hermosa dentro de los cánones habituales. Lo que te enamora de ella es su pasión, su cándida pero bella manera de ver la vida y la forma en que entiende el amor, que le lleva a que Castle saque lo mejor de sí mismo, a creer que puede ser algo más que lo que los estirados ricos que le pagan creen que es.
Lo cierto, no obstante, es que la columna vertebral de la trama está en los abundantes momentos dramáticos en los que todo el reparto, no solo la cabeza de cartel, están fantásticos, al menos en VO, y donde amaras a muchos de ellos y odiarás a otros tantos por igual, como al nieto del dueño del complejo vacacional; tiene todas las papeletas para llevarse la hostia el chaval.
Antes de llegar a la despedida, quiero hablar de otro tema, uno del que deberían aprender los directores y guionistas de hoy en día. "Dirty Dancing" es una de las películas más sexuales, si no la más, que recuerdo haber visto en muchísimo tiempo y sin necesidad de ser explícitos mostrando miembros viriles masculinos, pechos femeninos o ingles más lampiñas que el culo de un niño. Todo ello, claro, es gracias al baile y a un manejo de las relaciones íntimas que tienen mucha clase. Hay más sensualidad en diez segundos de casi cualquier baile de este film que en muchos capítulos enteros de las series de ahora que usan cada vez más el sexo como reclamo.
Una cinta maravillosa con una de las mejores selecciones musicales de la historia del cine, que se remata con una canción final, ganadora del Oscar, que nos deja con un sabor de boca muy agradable a pesar de lo duro que ha sido el camino en algunos momentos, porque si nos situamos en aquellos años y nos ponemos en la piel de Baby o de Castle, somos conscientes de que los amores incomprendidos son los más difíciles de llevar a buen puerto aunque el destino final valga, mucho, la pena.
Nota: 8,5

miércoles, 23 de septiembre de 2015

El corredor del laberinto, sufre de flato hacia la mitad de la carrera

Novela juvenil en futuro postapocalíptico adaptada al cine en los últimos años y van... Demasiadas quizá, teniendo en cuenta la calidad general de las películas que han nacido al abrigo de esta literatura, tan necesaria, porque anima a nuestros jóvenes a leer, como peligrosa por el efecto llamada que supone para escritores sin mucha imaginación que clonan, cambiando ciertos aspectos o personajes, una fórmula que empieza a estar demasiado explotada, como sucedió en su día con los zombis.
De algo que no podremos quejarnos esta vez es de que se pierda tiempo en la presentación de la situación porque el film empieza directamente con Thomas, nuestro protagonista, llegando a esa planicie que se encuentra a la entrada del laberinto y donde se encontrará con un recibimiento no muy amigable, como es habitual, por parte de un grupo de chicos —curioso que solo haya hombres en esa especie de tribu— que han llegado ahí antes que él.
Desde ese momento hasta poco más de la mitad de la cinta es donde lo pasaremos mejor, con una interesante revisión de "El señor de las moscas" en clave de intriga y acción; de lo primero tendremos menos de la que sería deseable porque se nos revelan algunas cosas demasiado pronto y se nos enseñan las mismas de manera demasiado explícita, acción, sin embargo, hay para dar y regalar.
Por desgracia, cuando Thomas va subiendo en el escalafón y aparece la siguiente invitada al baile, de nuevo, mediante flashbacks, nos dan demasiada información. Entiendo que esto puede ser debido a que el público objetivo sea el juvenil y lo que quieren es que se centren en las carreras de los muchachos dentro y fuera del laberinto y que no haya que pensar demasiado para juntar piezas del puzle. Que nadie se equivoque, no digo que piensen que quien vaya al cine a ver esta película sea idiota ni nada parecido, pero yo he echado de menos algo más de misterio a la hora de revelar el por qué de lo que estamos viendo.
La parte final se me hizo bastante pesada, no porque le falte acción, sino porque me hizo recordar un poco a la primera de la saga Divergente, de la que calca un tercer acto precipitado y que nos lleva a un desenlace que tanto puede ser un cierre si la cosa no hubiera funcionado económicamente, como una puerta abierta a seguir contándonos cosas. El problema de este libro llevado al cine, o del guión cinematográfico más bien, de James Dashner es que, a diferencia de la obra de Verónica Roth, no veo un trasfondo sociopolítico, en ese mundo del futuro, ni humano, en los personajes, que haga presagiar que las cosas puedan ir a mejor en su continuación.
Entretenida y con una historia que es interesante solo a ratos, esta primera entrega de la trilogía es una entre muchas, de la que lo más positivo que se puede sacar es que, probablemente, con un reparto tan coral de jóvenes actores, sirva como vivero para que en el futuro alguno de ellos llegue lejos y podamos decir, "Y pensar que empezó corriendo como pollo sin cabeza en aquella peli del laberinto".
Nota: 5

martes, 22 de septiembre de 2015

Grease, Ains, los amores de verano

Esta crítica puede ser automática, ultramática, hidromática, un relámpago.
Vamos a ir recordando nuestra infancia o juventud a golpe de canciones con este maravilloso y paródico musical, porque sí amigos, estamos ante una parodia del cine de instituto de las décadas anteriores a cuando se estrenó. Sacad vuestros peines y chupas de cuero; tened cuidado con los tintes y con los batidos antes del baile porque luego esas caderas no van a entrar en el vestido nenas.
¿Quién no ha vivido uno de esos amores de verano? Uno de esos que parece que jamás van a terminar pero que llega el final de la época estival y se van a quedar solo en la memoria.
Danny/John Travolta y Sandy/Olivia Newton-John son mucho más afortunados, ¿o no lo son?, y se reencuentran en el instituto después de esa hermosa y dulce despedida en la que se juran amor eterno —si, suspirad y dejaos llevar, ains—, en esa idílica playa. Que los veas y parezcan todos estudiantes de posgrado o que incluso algunos pudieran ser los padres de estudiantes de diecisiete o dieciocho años choca un poco pero lo pasaremos por alto.
¿Quién no ha querido cantar ese "Summer lovin" con sus colegas e intentar llegar al tono de Travolta, que en el final de la canción parece la chica en lugar de Olivia? Porque es ahí donde empezamos a ver que el Danny que vimos sobre la arena nada tiene que ver con ese "chuleta" de bachiller que les cuenta a sus amigos todas esas cosas que no hizo con Sandy; mira que los tíos somos de exagerar las cosas ¿eh?
Lo mejor de todo es que pese a ser una cinta de hace casi cuarenta años podremos identificar gran parte de la fauna que vemos con la que convivía con nosotros en la época de colegio o instituto; las dudas sobre qué hacer con nuestras vidas, genialmente representada en esa "Beauty School Dropout", la canción y puesta en escena más surrealista de todo el film y que hace suspirar a nuestra Frenchy, que no puede ser más adorable la muchacha.
Si algo nos enseña Grease es que las apariencias engañan o que a veces es necesario hacerse el fuerte, como hace Rizzo/Stockard Channing, como mecanismo de defensa ante un entorno que muchos hemos olvidado pero en el que es muy difícil integrarse y no ser una Sandra Dee de la vida.
El grandísimo acierto de este musical es la mezcla perfecta de momentos más dramáticos e intensos con otros tremendamente divertidos que te piden mover los pies o cuando menos te dejan con un buen rollo considerable, por no hablar de ver a los chavales, perdón, intentos de chavales, bailando para toda la nación en esa coreografía donde todos parecen dejarse llevar de forma natural por la música hasta que les tocan el hombro por haber sido demasiado pasionales.
No sé vosotros, pero yo también he sentido esos escalofríos que Danny siente cuando su chica se destapa y muestra que ella también sabe ser "mala" y tú piensas "Oh si, soy todo tuyo", vamos que le dices sin dudarlo eso de "You're the one that I want" desde el fondo de tu corazón y te quedas más ancho que largo y ya si ella te dice lo mismo te derrites.
Esperaba que en esta "Semana del estrógeno" hubiera más mala baba en las votaciones y me obligarais a visionar películas de esas que los hombres solo solemos ver por cumplir con nuestras funciones como novio/compañero/marido, sin embargo, la cosa está bastante fácil e incluso con algunas como esta es una gozada volver a ellas y decir:
"We go together, like rama, lama, lama, kadingy, kading-a-dong"