martes, 30 de junio de 2015

40 Days of Silence. Sección oficial del Atlántida Film Fest

Un voto de silencio que podríamos asemejar a esa travesía por el desierto de cuarenta días es la piedra angular de esta cinta llegada desde Uzbekistan. Una redención que parece buscar la mujer más joven del reparto, si no contamos con la niña, y que une a las cuatro féminas de una misma familia que conviven bajo el mismo techo.
El principal problema es que ese cimiento de la historia es a la misma vez su gran lastre. Bibicha, la mujer que cumple con el voto de silencio, no puede contarnos nada con su voz y nos cuenta muy poco con su cuerpo pero, además, ni su madre, ni su hermana, ni la hija de esta aportan nada o casi nada a la historia con sus escasas conversaciones porque, como es evidente, en una película con este título hay mucho, muchísimo, silencio; tanto, que en realidad no sabemos casi nada de los diferentes personajes más allá de cosas que se intuyen o que podemos imaginarnos. A veces aparece una voz en off que podemos interpretar que habla de alguna de ellas pero, ¿cómo saberlo a ciencia cierta?
No vamos a decir que el film no transmita lo difícil que es ser mujer en los países musulmanes y la infelicidad de todas ellas menos la pequeña, tristeza más que patente cada vez que aparece la hermana mayor en pantalla de la cual es de la que más claro nos queda qué le pasó, qué le pasa y qué es lo que le gustaría tener en un futuro.
Contemplativa en exceso, su ritmo extremadamente lento nos lo pone difícil para aguantar el visionado del tirón y más aun para poder sentir algo de empatía con la protagonista, Bibicha, que se ve claramente eclipsada por los demás personajes aunque sea a ella a quien se le de mayor número de minutos en pantalla. 
Nada novedosa salvo por el hecho de que nos enseña la existencia de esa especie de cuarentena voluntaria llevada a cabo por personas de a pie —digo personas porque entiendo que no solo es algo que realicen las mujeres, aunque igual si porque ellas serán las pecadoras siempre en países así— de la que no sabemos las razones. No es ni de lejos de lo peor que puedas encontrarte en este irregular Atlántida, pero es indudable que es muy difícil de digerir y me convence de que la sección oficial es como una especie de museo en el que sentarte a contemplar cuadros de los que muchos no te transmiten nada por muy bien que te los vendan en el folleto turístico.
Nota: 4 

lunes, 29 de junio de 2015

Ruined Heart. Sección oficial del Atlántida Film Fest

Una vez más nos toca una de esas películas del festival con las que he conectado por una parte pero por otra me ha parecido tal ida de olla que pierde todo lo ganado desde mi punto de vista.
La idea es contar una historia de gangsters en Filipinas con la típica historia de amor entre uno de ellos y una mujer que, debemos interpretar que ni le pertenece ni le puede pertenecer pues él no es más que un sicario.
A partir de lo dicho todo pasa a ser tremendamente surrealista en determinados tramos de la película, con una banda sonora que es lo único que se subtitula, aunque a veces los personajes dicen cosas que escuchamos pero que no entenderemos obviamente. 
Tampoco será fácilmente comprensible ni digerible esa especie de mezcla del "Lázaro, levántate y anda" y la personalidad casi mesiánica del increíble "Don" de la mafia que parece manejar todo el cotarro en ese barrio de calles estrechas y oscuras por donde correrá nuestro protagonista grabándose con el móvil mientras lo hace; por lo que se ve en el festival, lo que está de moda como "cine experimental" es grabar con móviles, cosa que, en algunos casos, tiene sentido, pero que en otros lo único que logra es ese efecto tan mareante y que tanto echamos en cara a gente como Michael Bay.
Difícil de valorar porque tiene partes que funcionan y transmiten bastante bien y otras que no aportan nada o casi nada, como la bacanal del callejón, diría que depende muy mucho del espectador que se siente frente a la pantalla pese a que no es de las más difíciles de soportar del festival.
Videoclip largo, como decía @Cinefila_91, o musical, como lo definen en webs como Filmaffinity o la propia Filmin, son etiquetas que dan una idea aproximada de lo que nos vamos a encontrar en esta obra de Khavn, quien desarrolla aquí un corto presentado en Berlín, aunque quizá esté más en la línea de ser una sucesión de videoclips que un musical. 
Si conectáis con su forma de narrar una trama ya utilizada decenas de veces es posible que disfrutéis de una de las propuestas más originales del Atlántida porque se aleja de las dramáticas y cotidianas situaciones que inspiran a la mayoría y nos introduce en los suburbios que tan ridículos se veían en Sueñan los androides y que aquí no solo son realistas sino que son lo que consigue mantener la tensión y una sensación de opresión que ninguna otra cinta del festival me ha conseguido transmitir.
Nota: 4

domingo, 28 de junio de 2015

Mercuriales. Sección oficial del Atlántida Film Fest

Mercurio es un planeta, un Dios e incluso un personaje de cómic de Marvel y si uno se deja llevar por lo que dicen en la sinopsis de Filmin, Mercuriales podría tener algo que ver con el primero: "Mercuriales" es embriagadora ciencia ficción, también una volátil distopía cool.
Lo que he de decir sobre dicha frase es que quien la ha redactado miente. Así de simple y seamos claros. Esta película es tan de ciencia ficción como lo pueda ser "Bailando con lobos" y tiene tanto de distópico como lo pueda tener el mundo en el que vivimos actualmente. Me detengo en esto porque creo que hay que tener un poquito de decencia y no vender humo para ver si alguien pica y compra el visionado en tu plataforma de vídeo bajo demanda.
Una vez dada la colleja nos encontramos ante un drama que toma su nombre de unas torres de oficinas donde trabajan varios de los personajes, que se juntarán en diversas escenas cotidianas de las cuales las de visionado más agradable quizá sean algunas de las protagonizadas por los niños, con una incisiva hija de una de las compañeras de piso de nuestra protagonista pero poco más podemos salvar. 
Tenemos una historia vista hasta la saciedad y contada de una forma nada novedosa. Chica o chicas que llegan a un nuevo país, que tratan de hacerse un hueco y cumplir sus sueños, frustraciones por no conseguirlos, etcétera. Narrada además sin una solución de continuidad que nos transmita la sensación de que quieren contarnos algo realmente.
Todo es como muy de baratillo y la verdad, como decían lo de la ciencia ficción, cuando vi el principio en que le van explicando a uno el funcionamiento de unas instalaciones pensé que realmente iba a serlo, muy cutre pero ciencia ficción. Luego llegan los rollos de siempre con mucha moralina, con discusiones teológicas, borrachera mediante y empieza el hastío que te acompaña hasta el final en todos y cada uno de los desplazamientos que hacen las dos chicas en las que se centra mayormente la trama, si de verdad hay alguna. La escena de la bañera, por ejemplo, es de traca y entre esa y todas las demás, consiguen que los 106 minutos se te hagan de largos como ver una película de tres horas... con los cortes para publicidad de Antena 3.
Sé que me repito más que el ajo pero, en serio, que se puede hacer cine de bajo presupuesto intentando contar una historia y no una sucesión de acontecimientos que tienen interés para los personajes que los protagonizan y para nadie más. No vemos evolución, no vemos la lucha de las chicas o de al menos una de ellas por conseguir eso que buscan. Veo cine para que me cuenten historias y aquí no han llegado ni al prólogo.
Nota: 2

sábado, 27 de junio de 2015

Violet. Sección oficial del Atlántida Film Fest

¿Quién no ha sufrido una pérdida de un familiar o de un ser querido y le ha sido difícil aceptarlo, asumirlo? De eso trata "Violet", única y exclusivamente de eso, plasmado en la figura de Jesse, un adolescente que además de perder a su hermano presenció su muerte.
Pienso que no es un error de Bas Devos, director y guionista, el querer centrarse únicamente en esa fase de aceptación, que es sin duda la más difícil, ya sea cuando hay una muerte o cuando tenemos un problema serio como la depresión o una adicción, lo que si veo equivocado es que todo se nos transmite de una forma demasiado impersonal. No hay verdaderas reacciones emocionales de nadie, incluido el protagonista hasta muy avanzada la película, lo cual hace muy complicado identificarte con lo que estás viendo, máxime cuando hay momentos de imagen fija o de cámara en movimiento en los que no sucede absolutamente nada.
Devos es tan aséptico en su narración, que cuando usa imágenes o escenas determinadas para impactarnos, para que permanezcan en la retina sientes que va por el camino fácil. A eso también ayuda muy poco los diálogos, no por escasos, que lo son, sino porque no nos aportan nada de cara a conocer qué sentimientos, qué ideas rondan por la cabeza del chaval. Puedes imaginártelos claro, porque viendo la cinta deben resultar obvios pero creo que todo es demasiado contemplativo y se abusa de los chavales haciendo virguerías con sus bicicletas, hasta tal punto en que hay momentos donde tienes la sensación de estar viendo un vídeo que alguien cuelga en las redes sociales para enseñar lo que ha estado haciendo con sus colegas.
Casi diría que esta ha sido la película que más sensaciones encontradas me ha producido a la hora de valorarla porque por un lado es tremendamente lenta y es muy difícil conectar con lo que está pasando en pantalla, mientras que por otro Bas Devos ha arriesgado mostrándonos a unos jóvenes y a una familia que no saben muy bien cómo reaccionar pero que no cae en lo típico de enseñarnos a chavales cometiendo excesos; no hay violencia al uso, no hay drogas, sexo o alcohol, no hay una espiral de autodestrucción que habría sido lo más sencillo y eso es para mi un mérito en una época en que el morbo es lo primero en cualquiera de sus vertientes.
Recomendar este film es tan complicado como con la mayoría de las que estoy visionando en el festival pero cuando menos me ha generado el suficiente interés por su director como para darle una oportunidad a sus próximos trabajos.
Nota: 5

viernes, 26 de junio de 2015

Jurassic World es la Scary Movie de la franquicia iniciada por Spielberg.

Vamos allá con una de las películas más esperadas por todos de este 2015, "Jurassic World". Porque, seamos sinceros, casi todos teníamos ganas de comprobar si conseguíamos sentir lo mismo que cuando Spielberg adaptó la novela de Michael Chrichton.
Antes de empezar, porque imagino que al leer el título de la entrada ya os imaginaréis que mi opinión sobre la película no va a ser muy favorable, quiero decir que soy consciente de que es cine de entretenimiento.
Cuando leíste el libro, disfrutaste con el primer film —aunque yo no era tan amante de los dinosaurios como lo podían ser otros niños o chavales— y lo consideras un exponente de ese cine que buscaba entretener pero que tenía algo más de chicha, es cuando tienes un choque frontal con este renacimiento de la saga. Que nadie se asuste, no es un remake pues ya dejan bien claro en la propia cinta que "Jurassic Park" existió, y que han aprendido de los errores del... bueno, eso ellos quieren dejarlo claro pero, a los pocos minutos, y con los diálogos del alter ego en pantalla de Chris Pratt ya podemos intuir que aquí nadie aprende y lo cierto es que si aprendieran, qué película íbamos a tener ¿no? Una especie de caminando entre dinosaurios.
Como querían, al igual que el personal del parque, algo que nos impactara aun más pues crearon un dinosaurio nuevo, lo que en canes se llama un perro de mil leches, el "Indominus Rex". Este simpático animalito morderá, destripará, jugará al cucú, trás trás e incluso tratará de adivinar su futuro en unas bolas de esas que agitas y te dice si vas a ser abogado o no, o si la chavala que se sienta al lado en clase está por ti o no.
Esta película intenta marcarse un "Mad Max" llevándonos demasiado rápido a la acción porque claro, como ya hemos visto lo que había que ver en la de los años noventa, para qué vamos a perder el tiempo construyendo un poco a los personajes o explicando cómo de un fracaso estrepitoso se llegó a este nuevo parque que es el no va más como fábrica de dinero. El fallo es que, mientras que ambas cintas son planas en guión, los furiosos personajes que nos llevaron de persecución por el desierto hace unas semanas tenían carisma, mucho carisma, si los comparamos con los que tenemos aquí.
Vale, Pratt da la talla como héroe de acción socarrón pero me quedo con su Starlord con muchísima diferencia; vale, la chavala es mona y consigue reírse muy bien de sí misma y de los estereotipos con una heroína que corre más con tacones que Usain Bolt y vale, la película tiene partes entretenidas. El problema es que si comparamos con los personajes de "Jurassic Park" dan vergüenza ajena; si es que en lugar de desear que se salven hay cantidad de momentos en los que me di cuenta que pensaba, "si los matan a todos igual hay suerte y no hacen más continuaciones".
Entendedme, una cosa es reírse un poco de sí mismo y otra cosa es que hay escenas tan cogidas con pinzas, tan sumamente inverosímiles, tan al servicio de, como a mi me conviene que pase esto pues lo hago aunque no tenga el más mínimo sentido, que yo no puedo decir, como es entretenida, hay dinosaurios y sale Chris Pratt ya es una pasada. Adoro 300 y ya puse a caer de un burro a su secuela aunque eso fue en otro blog, así que no voy a ser menos con esta.
"Jurassic World" puede ser una maquina de hacer dinero como churros, pero vuelve a quedar demostrado para mi que:
—Un guión escrito por cuatro o cinco personas no funciona ni de coña.
—Darle un proyecto así a un director, Colin Trevorrow, que no ha demostrado absolutamente nada antes de hacer esto es un error mayúsculo que cada vez se comete más con franquicias que tienen el éxito asegurado.
—Lo poco que consiguió emocionarme fueron las melodías, no todas, de la banda sonora y encima fueron las que ya creó Williams.
Antes de ponerle la nota voy a decir que, entre las muchas cosas sumamente ridículas que vi, solo me faltó, para redondear el tema, que los dinos hubieran chocado las garras al final y creo que entenderéis a qué me refiero. Me esperaba un entretenimiento algo más serio en su realización y no algo que me ha parecido más una caricatura de lo que fue capaz de darnos Spielberg con muchos menos medios. Pero tranquilos, entre todos haremos que lo "pete" de tal forma que mínimo tendremos dos más mínimo aunque igual lo de los tacones ya no será lo recurrente porque la protagonista haya aprendido ya a usar el calzado adecuado.
Nota: 5


Jurassic World en Cine de Patio
Jurassic World en Coleccionista de instantes cinematográficos
Jurassic World en ConstantCine
Jurassic World en Delirios
Jurassic World en FrickyBlog

jueves, 25 de junio de 2015

Fish & Cat. Sección oficial del Atlántida Film Fest

¿Puede entretenernos un plano secuencia de algo más de dos horas cuando te han vendido un Slasher y obtienes un drama?
En el caso de quien escribe, la respuesta es si. He de decir que me acerqué a esta extraña apuesta iraní con muy malas referencias por parte de la mayoría de los que la habían visto así que en parte ya iba preparado para esperarme cualquier cosa. 
El gran fallo es que la propia introducción de la cinta y los primeros cinco o diez minutos te hacen pensar en que, efectivamente, vamos a ver un baño de sangre con uno o más psicokillers matando chavalada. Pero lo cierto es que no hay nada de eso, aunque están presentes todos los elementos para ello: tíos muy raros que son dueños de un restaurante aun más raro y que tienen conversaciones que hacen intuir lo peor; un campamento junto a un lago/balsa de agua y unos jóvenes que tienen todas las papeletas para ser pasados a cuchillo.
¿Fallo del director/guionista? ¿Nos quieren engañar? Quizá simplemente no tenían los medios para incluir asesinatos brutales y sangrientos en un plano secuencia que obligaría a repetir desde el principio en cuanto alguna cosa fallara; no sé, imaginaros que llevas una hora de grabación y la sangre que ha de salpicar falla. Puede sonar a explicación estúpida pero imagino que el rodar como decidieron hacerlo les habrá impuesto determinadas limitaciones.
Sinceramente, a mi es, hasta la fecha, el único de los experimentos que he visto —no todo el Atlántida es cine realmente experimental— que me ha gustado, es más, me ha encantado la forma que han utilizado para que toda la historia que nos quieren contar encaje en ese plano secuencia. Mientras la ves tienes la sensación de que estás viendo una de esas películas de paradojas temporales donde volvemos por caminos ya recorridos para ver nuevas bifurcaciones que van construyendo pieza a pieza el puzzle de la historia que rodea a los chavales del campamento.
Cierto es que los diálogos son de cosas muy cotidianas y que se mezclan con determinadas situaciones o personajes —ojito a los gemelos que a mi me han parecido muy "Lynchianos"— raras o inverosímiles incluso lo cual puede hacer su visionado muy pesado para quienes se enfrenten a esta película. También he de decir que después de ver cosas como FavulaPas á Genéve, o Love Is All, cualquier cosa me parece llevadera y quizá por eso consiguió mantener mi interés.
Pienso que he vivido este visionado como vivo esos libros de King en los que lo único que se salva es su recreación de lugares y personajes, con conversaciones trascendentes solo para ellos pero con los que pese a todo, ese escritor me hace conectar. Sharam Mokri ha conseguido algo similar con su largometraje que yo definiría como un "slasher interruptus" y que no me atrevo a recomendar aunque para mi las cosas buenas que he visto en él me bastan para darle un aprobado, que en este festival ya es mucho para mi.
Nota: 5

miércoles, 24 de junio de 2015

Love Is All: 100 Years of Love & Courtship, Sección oficial del Atlántida Film Fest

¡Ah el amor, qué hermoso sentimiento y cuánto lo hemos disfrutado en la gran pantalla desde los inicios del séptimo arte! Algo así debieron pensar mis compañeros de los Blogos de Oro que están cubriendo también el festival antes de ponerse a ver este documental. Que iban a disfrutar de un recorrido por lo más granado y reconocible del cine romántico que lo hay y mucho. La sinopsis que os dejo abajo también da lugar a pensar eso:

"La narración de una historia de amor a través de las miles de historias de amor que han poblado la gran pantalla a lo largo del siglo XX."

La cuestión es que bueno, cualquier parecido de la realidad con eso que acabáis de leer es pura coincidencia. Kim Longinotto es la directora de este experimento que ha salido tan mal como los primeros intentos de Frankenstein porque no se nos narra ninguna historia de amor; más bien veremos una sucesión de cortejos a medias, rechazos y la evolución de cómo se mostraba el amor en pantalla, partiendo de una ingenua primera época a momentos más apasionados según avanzamos en el tiempo. A eso añadidle que si tenéis suerte os sonará alguna escena porque a mi prácticamente nada y sé que he visto poco cine clásico pero no sé... el espectador medio no va a identificar casi nada y con esto se me confirma de nuevo que lo que se busca es hacer cine para festival y no para llegar al público de verdad.
Si la selección de imágenes y el montaje de las mismas es más que discutible, el remate llega con la nefasta selección de temas musicales a cargo de Richard Hawley, de la que solo se salva la primera canción, que vuelve a sonar cerca del final. Por lo demás transmite tanto romanticismo como el "chunda, chunda" de una discoteca, incluso algunas piezas parecen sacadas del repertorio de un DJ de tres al cuarto.
Me parece uno de los documentales más pretenciosos y desaprovechados del festival porque es evidente que está pensado para la crítica especializada y espectadores de esos a los que les gusta fardar de que solo ellos saben apreciar la enorme calidad de este cine en el que no solo no se nos cuenta nada de interés sobre lo que aparece en pantalla sino que encima nos ponen cortinillas o como se llamen que dan pena si los comparas con lo que muchos aficionados son capaces de hacer en youtube con, seguramente, los mismos programas de edición de vídeo. Si esperas un paseo por el cine que te enamoró y en el que la gente se enamora de verdad, huye insensato.
Nota: 2

martes, 23 de junio de 2015

Traffic Department. Sección oficial del Atlántida Film Fest

Es increíble... una película en el festival que denuncia un tema muy serio y que consigue entretener incluso... ¿será verdad o será como los sueños que apuntaban en el cuaderno de Todo parecía perfecto? Voy a apuntarlo antes de que se me olvide.
Estamos ante un thriller polaco dirigido y escrito por Wojciech Smarzowski —lo sé, yo tampoco tengo ni pajolera idea de cómo se lee eso pero habrá que reconocerle sus méritos— que tarda mucho en arrancar para recrearse en mostrarnos la corrupción de un país, si habéis leído bien, porque lo que hacen los policías que parecen protagonizar de manera tan coral no son más que un reflejo de todos los que están por encima de ellos. 
Excesos en todos los sentidos, infidelidades, aceptación de sobornos a pie de multa, por decirlo de algún modo, no hay nada que realmente nos haga identificarnos con ninguno de los personajes que dan más asco que otra cosa. Bueno, no todos dan grima, porque el que se destapa como protagonista cuando el film arranca como thriller es el más honrado, dentro de lo que hay, y si tuviéramos que hacer un símil, el sería el tuerto en ese reino de ciegos corruptos.
Será en ese momento cuando la cinta sube enteros de manera exponencial con una huida desesperada de un hombre que se sabe acusado sin motivo y su investigación para llegar al fondo del asunto. Y es que todo funciona muy bien desde ese instante. Persecuciones, vuelta atrás sobre sus pasos, peleas, interrogatorios no muy ortodoxos y todo rodeado siempre del halo de la corrupción, que ríete tú de lo de España, en un país que tampoco está tan lejano.
La verdad es que en cuanto al reparto solo cabe destacar realmente a Bartlomiej Topa, con una interpretación que va in crescendo, al igual que el ritmo y la trama del film, y a Julia Kijowska que es quien más momentos de protagonismo recibe. Los demás ahí están y cumplen su función pero no son más que extras en una historia que, pese a no parecerlo, se centra en un hombre y en las decisiones que este deberá tomar para dilucidar si regresa al redil de la vida oscura y depravada que llevan casi todos los de su entorno o no quiere sobrepasar el límite de no retorno.
Película recomendable del Atlántida, que nos muestra cosas que a unos no interesa denunciar y otros no se atreven en lo que hemos dado en denominar "primer mundo", donde la corrupción y el abuso de poder campan a sus anchas. Tened presente eso si, que tarda en coger velocidad y que la primera media hora puede haceros pensar si no estáis viendo una cámara oculta de un programa de esos de investigación.
Nota: 6

lunes, 22 de junio de 2015

Life May Be. Sección oficial del Atlántida Film Fest

Este es el segundo documental de los tres que se incluyen en el festival de la mano de Mark Cousins. Como ya dije acerca de Here Be Dragons, este director es muy peculiar a la hora de narrar y que se disfrute más o menos de su trabajo depende en gran medida de que consigamos o no conectar con él en ese sentido.
Imaginaba que "Life May Be" sería más lento y denso pero no hasta el punto en que lo acabó siendo. Quizá el error haya sido mío por esperar que lo de que el documental versaba sobre las cartas que habían intercambiado Cousins y Mania Akbari no iba a ser tan literal, porque de eso se trata, veremos a cada uno en situaciones muy íntimas y cotidianas leyendo de viva voz no la respuesta que reciben, sino lo que ellos escriben al otro.
Esto podría ser atractivo si las voces transmitieran algo pero, si Mark ya usa pocas inflexiones a la hora de hablar, Akbari directamente podría estar leyéndonos la lista de la compra que nos transmitiría lo mismo. Es más, teniendo en cuenta las dificultades por las que ha debido de pasar una mujer como ella en su país, Irán, y otras vicisitudes personales de las que nos va hablando, no consigue que te identifiques con ella, que empatices.
El abuso de imágenes fijas, en las que por momentos sientes que es como si estuvieras viendo las fotos de ese viaje, que han hecho tus amigos y en el que tú no has estado y que no te interesan lo más mínimo, no ayudan nada y menos aun los pocos ratos en que aparecen los dos cineastas, donde disfrutaremos de Cousins escribiendo en su portátil en un sofá de su habitación del hotel y de Mania dándose un baño... si, habéis leido bien, dándose un baño con su espuma y todo. Cierto es que conectan con lo que se cuentan en sus misivas pero es que, no sé, ¿era necesario?
En uno de los monólogos de la mujer, esta le dice a él que cuando lleguen las cajas de su mudanza quiere abrirlas con él para recordar cosas y que él pueda entender mucho mejor todo. Es ahí cuando por un momento tú ves los cielos abiertos y piensas, "Ahora es cuando empiezan a interactuar en un mismo lugar y disfrutaremos de una amena charla sobre un tema interesante". Meeeec, error. El único fotograma en el que aparecen juntos es este y es una fotografía...
Con una parte final soporífera, un montaje que hace muy difícil mantener el interés, con una historia que seguramente puede ser muy interesante profundamente desaprovechada y unos soliloquios dignos del típico político que sale a leer en un atril o una rueda de prensa, "Life May Be" no es nada recomendable. Seguro que hay mejores y más amenas formas de acercarse al cine Iraní y a los problemas que supone para una mujer de mente abierta ser directora en ese país.
Nota: 3

domingo, 21 de junio de 2015

Pas á Genéve. Sección oficial del Atlántida Film Fest

Hoy voy a hacer yo crítica experimental, así que es posible que salga algo distinta a la mayoría de lo que suelo escribir... o no. Y lo hago porque si teniendo en cuenta lo que se considera cine experimental yo me trago algo como "Pas á Genéve", que se ampara bajo esa definición para tomar el pelo al espectador de esa manera pues yo ahora me desahogo explicando además el por qué me parece con diferencia lo peor del Atlántida. Empecemos por cómo se nos vende el producto en la web de Filmin, podéis leerlo en la captura de abajo, y comentemos. Esto y lo de las notas de la prensa en el festival son cosas que tienen mucha miga.
El tal Carlos Losilla, que seguro que de cine sabrá mucho más que yo y todo eso, compara al colectivo de lacasinegra, autores del esperpento, con dos directores a los que no voy a decir que conociera, porque no sería verdad, pero que, curioseando, parecen haber tenido unas carreras profesionales muy alejadas de la propuesta de este documental, son Michelangelo Antonioni y John Boorman. Que hombre, igual en sus tiempos mozos se grababan ellos haciendo el chorra con sus colegas pero eso también lo hace casi todo el mundo hoy en día y lo cuelga en youtube y otras redes sociales y no lo consideramos cine.
Luego ellos mismos, el colectivo lacasinegra, nos dicen que se marcaron un objetivo titánico que era grabarlo todo mientras estuvieran en Ginebra, Suiza, no la bebida, al que ellos mismo califican como absurdo... bueeeeno, la idea de grabar todo pues no es que sea exactamente absurda pero si puede serlo el montaje que se haga luego, cosa que sin duda sucede aquí.
Lo que vais a ver, si os decidís algún día a visionar este documental, es a un grupo de jóvenes grabándose unos a otros mientras graban, vídeo o sonido, y hacen fotos, trepan a los árboles y juegan, en definitiva, con aparatitos muy caros —doy por hecho que todo ese equipo de cámaras, etcétera no se lo puede permitir cualquiera— para luego no mostrarnos nada de lo grabado desde una bicicleta con una cámara fijada con cinta americana y de otros experimentos que hacen, uno de ellos claramente inspirado en eso a lo que todos hemos jugado con los columpios de los parques.
Si suponemos que todo está hecho sobre la marcha y sin guión preestablecido, he de creerme que algunas escenas, como la de la chica sentada bajo el árbol y algunas otras no estaban preparadas para nada... bueeeeeno, haremos un esfuerzo por creer eso.
Lo que reconozco es que me reí, una vez, que fue cuando el karma se tomó cumplida venganza. Me refiero a cuando uno de los chavales se resbala en el bosque y se da un buen guarrazo, espero que perdonéis el destripe. La verdad es que no me reí tanto por la caída como porque me pareció una merecida lección después de la escena en la que, como si fueran críos de cinco años, se entretienen en putear a un escarabajo que andaba por allí por el bosque; no es que lo torturen ni nada pero ¿en serio estáis en un sitio así con no sé cuantas cámaras y lo que se os ocurre es poneros a dar por culo a pobre insecto? De ahí a acabar arrancando patas a una araña para ver con cuantas es capaz de moverse va un paso eh...
Luego, como estaban muy afectados por todo lo del 15M, que estaba sucediendo cuando ellos se fueron a Ginebra, salen algunas conversaciones al respecto que demuestran mucha ignorancia, por no hablar de los cánticos esos de "lo llaman democracia y no lo es", etcétera. A ver, los políticos son unos jetas todos y la cosa está muy jodida hace años pero, si de verdad estábais tan preocupados igual deberiais haber estado en alguna de las concentraciones que os quedaran cerca y la Democracia, es lo que es, nos guste o no el resultado de la misma, el cual se cambia en las urnas. La parte de denuncia social que hacéis intuir en vuestra descripción del proyecto muy flojita y muy escasa.
En un link que me han pasado el viernes leía que según vosotros por qué esto que hacéis en lacasinegra, no se puede llamar cine. Hombre, no sé, yo no digo que uno se tenga que atener a unas estructuras totalmente preestablecidas pero uno no se puede amparar en que está haciendo algo experimental —que por cierto, todo lo que experimentasteis os lo guardasteis para vosotros— para hacer algo que en ningún momento prácticamente cuenta ni aporta nada.
Una de vosotras dice, en la única conversación larga y con algo de interés, que si con la crisis se seguirá haciendo cine en España y no solo se ha seguido haciendo, sino que además ha tenido pelotazos en taquilla como "8 apellidos vascos" y una diversidad que hace mucho que no se veía. Lo que si tengo claro es que, si que se siga haciendo cine, depende de colectivos como el vuestro vamos muy mal. Tenéis el dudoso honor de ser el primer cero que hay en el blog, porque yo puedo ver un festival como este y no conectar con determinadas cosas pero no paso por una tomadura de pelo como esta cuando seguro que tiene que haber cine en nuestro país, independiente y que trata de experimentar que merece estar en una selección oficial de un festival con tanta solera.
Nota: 0

sábado, 20 de junio de 2015

Todo parecía perfecto. Sección oficial del Atlántida Film Fest

Por fin, tras tantos largometrajes y cortos vistos en el festival, encuentro uno con el que no solo me siento satisfecho e identificado, sino que me hace tener confianza en que su director, Alejo Levis, pueda darnos muchas alegrías en el futuro en nuestro cine con ideas frescas, aunque la película pueda compararse con otras anteriores.
He de decir que el principio de la película me parece el mejor ejercicio de comedia que he visto en el Atlántida hasta ahora. Toda esa preparación en el bar, las charlas con la camarera, el posterior casting, el señor que sorbe el café haciendo unos ruiditos desagradables... qué grima dan esas cosas cuando quien las hace es un adulto y no un niño, porque a un crío hasta se lo perdonas.
"Todo parecía perfecto" es la exageración del amor hasta límites que pueden llegar a parecer enfermizos pero que si alguna vez has amado así puedes llegar a entenderlo. Algunas de las cosas que hace el chico, como ya digo, rozan lo insano pero pregúntate, ¿hasta donde llegarías para que se cumplieran los sueños de la persona amada?
Sea como sea, el mayor acierto de la cinta es que llega un momento en que no estás seguro de qué es sueño y qué no. Porque todo se inicia al querer nuestro protagonista recrear uno de sus recuerdos oníricos y la cosa es que al final le sale bien. A partir de ahí todos creeremos estar viendo y compartiendo la realidad del romance entre Jordi Rico y Andrea Trepat, más que correctos para ser una producción de esas en las que el presupuesto no da para contar con ningún actor de auténtico renombre, ni se tienen los contactos o las amistades necesarias para que el Vigalondo de turno te haga un cameo.
Es hasta el momento la historia más bonita que he disfrutado cubriendo el festival y la única que recomiendo sin ninguna duda para todos los públicos. Puede que algunos crean que como es de esas donde juegan con nuestra mente igual se les va a quedar cara de tonto por no entenderlo; a mi, personalmente, se me iba poniendo conforme se acercaba el final porque pensé que el guión había intentado tomarme el pelo. Lo cierto es que, como muy bien dice el director en una última frase sobreimpresa en pantalla, su madre le enseñó que no siempre hay por qué entenderlo todo. Tiene razón. Por lo tanto, podemos quedarnos con que hemos disfrutado una hermosa historia que no hemos acabado de entender, o buscarle una explicación que, muy probablemente será válida aunque no coincida con la de otras personas.
Buena química entre los protagonistas, una historia atractiva que toca diversos géneros, una música adecuada, unas localizaciones muy bien escogidas y una apuesta arriesgada de Levis de la que sale airoso y nos deja con la sensación de que en un festival se puede ver cine que cualquier espectador pueda disfrutar sin necesidad de intentar ser el nuevo Lynch.
Nota: 7,5

viernes, 19 de junio de 2015

Fort Buchanan. Sección oficial del Atlántida Film Fest

He de reconocer que, salvo en contadas excepciones, me cuesta conectar con el cine francés y por desgracia para mi, con "Fort Buchanan" no he logrado conectar en ningún momento.
Se supone que es como una versión muy peculiar —esto es una reflexión mía, no es que en ningún sitio hayan dicho nada parecido— de una serie americana de la que vi hace años algunos capítulos pero que terminó por no convencerme, "The unit", donde por un lado se nos mostraba a los militares en acción y por otro a sus mujeres, que quedaban en casa con la incertidumbre constante de si volverían a ver o no a su marido. En esta película de festival se centran principalmente en las mujeres, con la novedad de que se introduce, para estar acorde a los tiempos que corren, a un hombre cuyo marido está en el frente también.
Aquí parece que las respectivas de los militares conviven en una especie de campamento montado a tal efecto, no sabemos si durante un tiempo o están ahí siempre salvo cuando sus maridos están en casa. Dicho campamento es como una mezcla de comuna hippie y casa de turismo rural anti estrés.
Muy pronto descubriremos que el tema que más importa a quienes allí residen y que ocupará en mayor o menor medida toda la película es el cómo se dan el gusto mientras sus parejas están en el frente. Cuando esto empieza y durante un rato, el film se convierte en una especie de "Las edades de Lulú" mezclada con ese cine erótico típico de los ochenta.
Seguiremos así hasta que un giro en la vida de los militares y en el guión haga que nos quieran dar algo de mensaje más allá de ese "Haz el amor no la guerra" que igual hasta te cala algo si no has llegado hastiado hasta aquí por otro drama más que no cuenta nada nuevo y sobre el que yo no puedo contar gran cosa más.
Por suerte es de las más cortas del festival y las escenas ridículas que hay por medio, lo de la chavala haciendo running parece una escena de cine porno barato, se borrarán rápidamente de tu cerebro y te harán pensar, si eres como yo, que para hacer un "Sexo en Nueva York" a la francesa y con bajo presupuesto, mejor intentar ser algo más originales y menos pedantes tratando de esconder la falta de ideas con un mensaje que no aparece hasta el final y que ya carece de interés.
Nota: 3

jueves, 18 de junio de 2015

Stand by for Tape Back-up. Sección oficial del Atlántida Film Fest

Para entender lo que Ross Sutherland hace en este documental, para conectar de verdad con él hay dos opciones, que su manera de contar lo que cuenta te llegue, o que, lo que de verdad se esconde tras este homenaje a su abuelo sea algo que hayas vivido en persona. Mi caso es este último.
Para mi, disfrutar de su forma de contarnos las cosas, repitiendo las mismas imágenes de ese VHS que recuperó y con unas rimas que al traducirse queda algo desvirtuadas me costó mucho, aunque algunas me gustaron. En definitiva, lo que quiere Sutherland es transmitirnos su experiencia vital y poner sobre la mesa cosas que son muy reales y por las que todos antes o después pasamos.
Realmente no se nos prepara o no estamos preparados la mayoría de las veces para afrontar una pérdida; no sabemos cómo reaccionar, no sabemos qué decir. ¿Podíamos haber dicho más veces te quiero a esa persona o te amo a nuestra pareja? ¿Podíamos haber visitado más a nuestro abuelo pese a lo duro que es ver el deterioro en alguien a quien quieres?
Lo dicho hasta aquí son cosas de las que se habla en el documental y con las que todos nos podemos identificar pero cuando la cosa avanza y Ross se va abriendo a nosotros y va contando más cosas de sí mismo, nos damos cuenta de que, estamos ante una forma de terapia. El hacer ese documental, el hablar de los recuerdos con su abuelo, su trabajo, etcétera son un vehículo para sacar fuera los Demonios de algo tan duro como conocido para mi, la depresión.
Si no has pasado por ello o no estás en ello es muy complicado entender lo que de verdad está haciendo el director de este atípico documental. El primer paso, que es reconocerlo es el más complicado pero el siguiente, conseguir el cambio de actitud, el cambio vital, necesario para empezar a salir de eso no lo es menos y, aunque puedas recibir apoyo profesional o familiar, es un paso que solo tú puedes dar.
Luchar contra una depresión es difícil, sumamente difícil. A veces el cambiar de trabajo o embarcarte en un nuevo proyecto ayuda, a veces el decir públicamente, ya sea a amigos y familiares aunque sea en una red social, ya sea haciendo un documental, que estás pasando eso, que estás superando eso, ayuda. Porque al igual que el asma que le obliga a aislarse después de las crisi, le hace a Ross muy difícil la lucha contra ese monstruo siempre acechante, hay sucesos que pueden reiniciar el proceso cuando creías que ya lo tenías controlado. Nunca es tan malo como al principio pero siempre es duro y ahí si que hace mucho quién tengas al lado.
Sé que esta entrada ha quedado demasiado personal pero cuando tú estas en esto, reconoces claramente muchos signos que para otros pasan desapercibidos. Este documental no habla sobre el príncipe de Bel-Air, ni sobre el abuelo de Ross en definitiva, se trata de una especie de exorcismo que el director se hace a sí mismo.
Si no me hubiera identificado así, poco salvaría de este experimento y no lo voy a aprobar porque no se lo merece a mi parecer, pero si que voy a ser generoso con Sutherland aunque repito, es un documental que gustará a muy pocos.
Nota: 4