jueves, 30 de abril de 2015

MARLON BRANDO, EL MEJOR ACTOR DE TODOS LOS TIEMPOS

Es muy probable que cuando pensamos en Marlon Brando nos venga a la mente el hombre musculado y bien parecido de "Un Tranvía Llamado Deseo" o al mafioso más famoso de la historia del cine Vito Corleone en "El Padrino". Veinticinco años separan a estas películas dándonos una imagen casi contrapuesta, en lo que a su físico se refiere, de este versátil y peculiar actor.
Nació en Nebraska, Estados Unidos en 1924 tuvo una adolescencia difícil, era un estudiante irregular y rebelde y sus padres, por su mal comportamiento, lo enviaron a una academia militar de donde fue expulsado por insubordinación.
Su madre la actriz Dorothy Pennebaker marcó, sin género de duda, su infancia; él en una entrevista dio a entender que era una mujer que tenía problemas con el alcohol cuando estando él en casa después del llegar del colegio llamaban por teléfono desde un bar para indicar que alguien fuera a recogerla. Son estas cosas que, teniendo conocimiento de ellas, no es de extrañar que fuera un joven problemático y rebelde aunque más tarde llegó a ser considerado como un mito del cine moderno. Se instaló en Nueva York en 1943 para estudiar arte dramático y después de pequeños papeles en el teatro llegó el papel con el que dio el gran salto a la fama "Un Tranvía Llamado Deseo" de Elia Kazan, interpretando a Stanley Kowalski un muchacho impetuoso que llora y rompe cosas cuando no consigue lo que desea resultando increíblemente sexy, papel que le valió una nominación al Oscar.
Volvió a coincidir con este director en "¡Viva Zapata!", recibiendo una segunda nominación para el Oscar, y "La Ley del Silencio" con la que por fin logró alzarse con la estatuilla. Mucho he leído de lo que Kazan decía de Brando; entre otras cosas que era ambivalente, inseguro y apasionado a la vez, o que se metía en la interpretación a tumba abierta. Es considerado por muchos como "el mejor actor de todos los tiempos", no sé si decir esto es un poco exagerado pero sin duda supo plasmar como pocos intensidad, seducción, pasión, arrogancia y sufrimiento.
También tuvo su momento de director además de protagonista con la película "El Rostro Impenetrable" labor que según sus propias palabras llegó a ser un auténtico quebradero de cabeza. En 1972 lograría su segundo Oscar por su papel de mafioso en "El Padrino" obra que me entusiasmó bastante más en su versión en papel que en la pantalla. Sin embargo rechazó este premio en señal de protesta por la explotación de los indios por parte de la industria cinematográfica. Ese mismo año protagonizó "El Último Tango en París" película que sin duda fue una revolución en su momento. A partir de ahí sus apariciones en el cine fueron espaciándose en el tiempo llegando a reconocer que en realidad su único afán en el cine era ganar dinero, demostrando un total desprecio por su trabajo, quizás por ello el propio Kazan dijo de él: "No es un actor, es una puta. Tanto talento y tan malgastado. Se vende por cuatro cuartos." Con su aparición en Superman llegó a cobrar, según he leído por ahí, nada menos que 14 millones de dólares, aún así terminó sus días sumido en la indigencia con unas deudas millonarias y una pensión del sindicato de actores.
En cuanto a su vida personal, según él mismo contó en una entrevista en 1998 le gustaba amar y le gustaba el sexo, daba igual que nunca hubiera sido feliz con ninguna mujer y que sus relaciones hubieran terminado en nada. A Rita Moreno la marcó tanto que tras un tormentoso idilio en el que ella confesó él era como la cocaína, adictivo, que cuando éste terminó Rita intentó quitarse la vida. Aún con todo fue prolífico, tuvo 11 hijos. Sufrió desgracias en el ámbito familiar con asesinato, enjuiciamiento por homicidio y el suicidio de una de sus hijas.
Esta biografía ha sido hasta ahora la que más me ha costado "parir" por así decirlo. Cuando me documentaba para su desarrollo, leí bastante información contradictoria y ello me obligó a seguir indagando para no poner nada que no fuera del todo cierto. Así es, cada persona es un mundo y todos tenemos nuestros secretos, él Marlon Brando no podía ser una excepción. Su neurosis le ayudó, estoy segura en más de uno de sus papeles.

miércoles, 29 de abril de 2015

He matado a miles, incluso a millones.

Sí, amigos y amigas, hoy vengo a confesar ante todos vosotros que soy un genocida y, según la mayoría de informativos de nuestras cadenas de televisión, un asesino en potencia.
Tengo casi treinta y cinco años y llevo leyendo desde los, no sé, seis o siete, viendo cine desde los tres y jugando a videojuegos desde los once o doce; quizá jugué antes pero con esa edad tuve mi primera "Game Boy" y fue cuando de verdad se me metió esa afición en las venas hasta el día de hoy y probablemente para toda la vida. Si tenemos en cuenta los más de veinte años y los, seguramente, cientos de juegos que han pasado por mis manos en las diferentes consolas que he poseído y en PC debo de haber aniquilado a más seres virtuales, humanos, humanoides, bestias, etc, que los que han perecido en todos los conflictos reales que se han sucedido desde que empezó el siglo XX.
Si hoy estoy escribiendo esto es porque no hace mucho tuvimos la desgracia del primer chaval que protagoniza un intento de matanza en un instituto español, algo tristemente habitual en los EEUU, y que, como predije en mi Facebook, no tardaron los medios mucho en intentar colgárselo a lo típico: videojuegos, lecturas, películas o, aunque no siempre se tira de esto ya, juegos de rol que el asesino en cuestión disfrutaba en su tiempo libre. Esto no es algo nuevo pues, no en vano, seguro que más de uno tiene en mente al famoso "Asesino de la katana" que, según todos, se inspiró en el "Final Fantasy VII" porque se cortó el pelo como su protagonista y porque en el videojuego se usaban espadas... vamos, todo muy lógico y cabal por parte de los periodistas de este país, que una semana cubren la mayor concentración de "videojugones" o un salón del cómic y a la semana siguiente están diciendo que un chaval o chavala mató a sus compañeros porque jugaba "Skyrim". Eso último me lo he inventado, no sé a qué jugaba este chico ni si lo hacía o no realmente.
Luego, claro está, te vas enterando de que el niño, tan solo trece años, resulta que estaba en tratamiento psicológico, según los propios padres, y que probablemente sufrió un brote psicótico que le llevó a perpetrar los inefables actos que acabaron con la vida de una persona, tres heridas y a saber cuántos más marcados de por vida por una experiencia así. Y si ya de por sí te indigna que tiren siempre de lo mismo en los medios, más te mosqueas si se va descubriendo que detrás de los sucesos hay cosas tan impredecibles y difíciles de controlar como son las enfermedades mentales o los cuadros depresivos, pero claro, eso es tema casi tabú en este país.
Yo he leído y he visto y jugado cosas que harían palidecer a más de uno; adoro el cine y la literatura de terror e incluso escribo relatos, muy de vez en cuando, que suelen versar sobre esas temáticas y en mis casi treinta y cinco jamás me he pegado con nadie; he trabajado más de dos años como vigilante de seguridad en sitios muy conflictivos y nunca saqué la defensa —sí, por si no lo sabéis, no se llama porra— para golpear a nadie, ni tuve que hacerlo con mis manos tampoco aunque algún que otro forcejeo para desalojar a personas sí que hubo y, os puedo asegurar que no son situaciones nada agradables.
Quizá, y solo quizá, es que recibí una educación y unos valores que hoy día no se estilan; quizá mi madre, que me crió sola, estuvo lo suficientemente pendiente de mí para no dejar que creciera torcido; quizá me parece increíble que los padres de hoy estén demasiado ocupados para no darse cuenta de si su hijo necesita ayuda o incluso, necesita que esos padres se olviden un poco de sus día a día y de sí mismos para prestar atención y a dar la educación y el cariño, la seguridad, que un chaval necesita y más aun en la sociedad de hoy en día.
Tengo dos niños, aunque la salud y otras cuestiones me mantengan alejado de ellos mucho más de lo que me gustaría, y no les dejo que vean cualquier cosa en la televisión. Y me he tenido que tragar muchísimas series que seguramente a vosotros os parezcan ridículas, repetitivas, etc, pero que tratan de inculcar valores como la amistad, el sacrificio, que las cosas no se logran porque sí y muchos otros. Si hoy en día es imposible que nuestras nuevas generaciones tengan acceso a las nuevas tecnologías intentemos que no todo sea diversión vacía y estemos pendientes no solo de lo que ven, leen o juegan nuestros pequeños, sino también de ver, leer y jugar con ellos; de ser capaces de ir a una tienda de electrónica o videojuegos y no quedar en ridículo ante el vendedor porque ni siquiera sabemos que nuestro hijo ha reservado o quiere comprar un juego en el que, puede ser desde traficante a matón de banda callejera y donde te dan dinero y puntos por atropellar a peatones o cualquier otra burrada que se os ocurra.
La educación, el respeto por los demás y por lo que nos rodea, los valores que deben ayudar a las futuras generaciones los debemos inculcar nosotros y no delegarlo en la escuela o en unas máquinas cuyos controles parentales quedan obsoletos en cuanto los críos trastean un rato con ellas. No estigmaticemos a colectivos que saben que una vez sacan la película del reproductor, el videojuego de la consola/pc o cierran el libro/cómic vuelven a la vida real porque seguramente, recibieron la atención y la educación que muchos de estos niños que vemos a menudo en televisión jamás han tenido. No eludamos responsabilidades.

martes, 28 de abril de 2015

Insurgente. Más entretenida que Divergente pero igual de vacía.

Si algo deja claro "Insurgente" desde sus primeros minutos es que el frenetismo va a ser la seña de identidad de la película, dando pocos respiros al espectador, con lo cual logra esconder las mismas carencias de las que adoleció la primera entrega, esto es, la historia brilla casi por su ausencia. Claro, a nuestros protagonistas les pasarán cosas, pero más que nada servirán como pausas entre una carrera y la siguiente, aunque, todo sea dicho, es de agradecer que esa especie de maratón por etapas que es la película tenga sentido y no sea al estilo de los de "Osadía", que de repente parecen haber madurado y ahora esprintan con un objetivo real.
Veremos un cambio de look en Tris/Shailene Woodley que parece que venga más por exigencias de haber rodado "Bajo la misma estrella" que por exigencias del guión aunque eso es algo que deduzco y en lo que puedo estar equivocado claro está. Y luego veremos muchos cambios de chaqueta entre los diversos personajes y tendremos el interesante añadido de la siempre hermosa Naomi Watts, que le da algo más de calidad al reparto y a la interpretación aunque no es que nadie esté realmente para tirar cohetes.
Kate Winslet seguirá en plan villana sobreactuada y, pese a que adoro ver sus curvas y su femineidad paseándose por la pantalla, los modelitos esos azules que lleva no me acaban de convencer, por no hablar de que el guión hace que su personaje, de notable inteligencia, parezca a veces tan estúpida como los malos de las series animadas para niños. Miles Teller y Woodley siguen siendo lo mejor entre la parte más joven del elenco, aunque el primero cumple sin alardes y la segunda, lo siento mucho, no me la creo como la arma letal que nos quieren vender cuando le faltan ahí por lo menos tres o cuatro cocidos. Si es que tiene pinta de que la soplas un poco fuerte y sale volando. En las simulaciones, de nuevo la parte que más me ha gustado de la película, tiene un pase porque al fin y al cabo es el poder de su mente el que toma el mando pero en la vida real... eso de que aguante más leches que "Van Damme" es muy poco creíble. Si me gustó conocer un poco más sobre la facción "Verdad" que será la parte con más chicha de todo el film.
La música vuelve a ser de lo mejor del film, junto con algunas escenas de acción pero el problema llega cuando te vas fijando un poco en lo que sucede ante tus ojos, porque todo está muy cogido con alfileres. Suceden cosas que se solucionan no como si se tratara de un libro para adolescentes, sino como si estuviera escrito para niños como mi Laurita, que tiene siete años. En muchas escenas entraremos en un bucle continuo de personajes salvándose unos a otros en el último instante y ya en el tramo final te planteas si en realidad algún habitante de la ciudad tiene algo de inteligencia, incluidos los de erudición. Es imposible explicar esto sin destripar pero si habéis visto o veis la película no creo que os cueste entenderme.
En definitiva estamos ante una película bastante más entretenida que su predecesora, aunque está muy lejos de profundizar en nada, a diferencia de "Los juegos del hambre", la cual, pese a centrarse también en la acción, tiene para mí más empaque. De nuevo el final de la película te deja con la sensación de que ese podría incluso haber sido el final y todos tan contentos, como si la escritora hubiera escrito las novelas en plan guionista de serie que no sabe si le van a renovar o no. Supongo que lo frío que me dejó la primera me ha hecho disfrutar más esta porque esperaba mucho menos pero no os llevo a engaño, la peli es para disfrutarla sin buscarle mucho los fallos en la trama, la poca que de verdad tiene, porque si no la vía de agua es más grande que la del "Titanic". Id para pasar un buen rato en pandilla y sin pretensiones.

lunes, 27 de abril de 2015

Un tranvía llamado deseo y un deseo que puede hacerte perder la cordura.

Era esta una de esas cintas que con certeza sabía que teníamos que ver en cuanto mi esposo me propuso una noche de clásicos. Creo que esta película no deja indiferente a nadie tras su visionado, es difícil describir todo lo que transmite el ambiente, el suburbio en el que se desarrolla la historia, con unos personajes que parecen todos tener dos lados contrapuestos. Considero que es una magistral adaptación de la obra homónima que Elia Kazan llevó a la pantalla bajo la supervisión de su creador Tenesse Williams.
Blanche interpretada por Vivien Leigh, es una mujer un tanto cursi, aunque con un oscuro pasado, que llega a Nueva Orleans para quedarse en casa de su hermana Stella/Kim Hunter y su cuñado Stanley/Marlon Brando, un hombre rudo que se pelea constantemente con su mujer y solo sabe reconciliarse con ella en la cama.
Sin duda es una película cuyo trasfondo es la pasión, la lujuria, la locura que difícilmente te puede dejar un buen sabor de boca, eso al menos me ha pasado a mí. A pesar de los enormes obstáculos que debido a la censura tuvieron que salvar, considero que Kazan consiguió transmitir todo aquello que era imprescindible para captar el espíritu de la historia, aunque bien es cierto que disfrutamos de la cinta original, he tenido ocasión de ver cuales fueron todas aquellas tomas que a causa de la llamada "Legión de la Decencia" fueron eliminadas. En realidad sus mentes eran bastante obtusas ya que no existe una gran diferencia pero ahí está el buen hacer de directores como Kazan que de algún modo supieron burlar la censura. Incluso algunas piezas musicales fueron cambiadas porque se consideraron demasiado carnales y sugerentes. Fue clasificada con la letra "B" esto es "ofensiva" pero al menos no la clasificaron con la letra "C" prohibida para los católicos con todo lo que ello conllevaría a nivel comercial.
Esta película parece casi querer plasmar la maldición bíblica del génesis "Tu deseo vehemente será por tu esposo y él te dominará" porque eso es lo que  parece ocurrirle a Stella, la pasión, el deseo por su esposo la lleva a perdonarle prácticamente todo, su desdén, su maltrato cuando él viene a ella llorando como un niño. Cuando Blanche le echa en cara a su hermana este hecho, Stella le contesta algo así como: "¿Acaso te has subido tú alguna vez en el tranvía del deseo?" Pues yo sí lo he hecho e invito a mi esposo a subirse a él.
Yo llevo subido en el tranvía del deseo desde que te conozco mi amor aunque en uno más agradable que el que nos proporcionó el viaje de anoche.
No sé cuántas escenas de las que vimos estaban en su día censuradas pero aun con eso debió ser una película muy dura para el espectador medio de aquella época y que trata sin tapujos un tema que aun a día de hoy sigue siendo una lacra en nuestra sociedad, como es la violencia de género y que en esta cinta está presente en todas sus facetas.
Stanley/Brando es un bruto si, pero en realidad es mucho más inteligente de lo que a priori pueda parecer. Un "Adonis" que, como queda patente en muchos momentos, sufre pese a ello de un claro complejo de inferioridad que se ve acrecentado con la aparición de la hermana de su mujer, una dama que, pese a su oscuro pasado, no comprende que Stella/Kim Hunter aguante las cosas que aguanta a su marido por amor, un amor que en realidad parece basarse casi única y exclusivamente en la atracción física pues más de una vez veremos como Stella se siente atraída y asqueada por igual por los defectos de su hombre, defectos estos que tienen que ver con la personalidad violenta y machista de Stanley.
Tenemos también a Blanche/Vivien Leigh y a un maravilloso Mitch/Karl Malden que buscan la felicidad, la una de forma equivocada y el otro en alguien que, como él, no encaja en ese suburbio donde le ha tocado vivir y trabajar. Pocas veces un personaje ha desentonado más que Mitch en las partidas de póker de Stanley y sus amigotes. Personalmente es con quien más me identifico y es quien más pena me da el cómo se desarrolla su historia.
La trama es un viaje por la locura, la de Blanche, que poco a poco va perdiendo los pocos nexos de unión que tiene con la cordura, la cual veremos pender de un hilo durante casi todo el metraje, en una interpretación sublime que no es de extrañar que le valiera un "Oscar", igual que no es de extrañar que Hunter y Malden, sobre todo este último, se los llevaran como secundarios.
Creo que las actuaciones de el cuarteto protagonista, incluido ese Brando que, en VO es muy difícil de seguir, en parte por su acento, en parte porque se pasa con la boca llena de comida gran parte de su tiempo en pantalla, son, junto a la dirección de Kazan lo que dan la fuerza a una película cuya historia no brilla por su originalidad pero que te golpea en lo más hondo, todo ello aderezado con una música que por momentos es casi más inquietante que la de muchos films de terror.
No puedo más que recomendaros su visionado, aunque se hace muy duro, sobre todo en su tramo final, pese a que es una película que, salvo que por alguna cosa me viera obligado a ello, dudo mucho que vuelva a ver. Creo que hay historias que por bien contadas que estén no están hechas para que, al menos determinadas personas, repitamos la experiencia. Ahora os queda comprobar, si no la habéis visto ya, si es vuestro caso o si sois de los que disfruta con ella pese a todo cada vez que la ve.

domingo, 26 de abril de 2015

El nombre de la rosa. La corrupción del alma humana alcanza a todos.

Hace ya mucho que leí la novela que da nombre a esta película y aunque bien es cierto que ya no recuerdo mucho, lo que sí me quedó grabado es que fue un libro que me impactó y que me hizo creer que todos aquellos manuscritos intrigantes que hacen aparición en la novela eran auténticos y en base a ellos el autor creó esta historia de muertes misteriosas en una abadía alejada del mundo y casi alejada de Dios. Pero lo cierto es que todos esos manuscritos fueron invención de Umberto Ecco, padre y autor de la obra. Así que, en nuestra semana literaria, como los dos nos habíamos leído la novela con dispar opinión por otra parte, decidimos que sería una buena opción a disfrutar.
Me gustó la película tanto como la novela, aunque evidentemente hay muchas cosas que difícilmente se pueden traspasar de la página impresa al celuloide. Personalmente destacaría la escena de la biblioteca llena de libros prohibidos que refleja incluso mejor que en el libro la sucesión de escaleras a modo de laberinto que durante la lectura resulta complicado de imaginar.
Sean Connery es casi garantía de que será un gran film y a mí no me defraudó en su papel de monje enviado a investigar los crímenes de la abadía, cuyos habitantes cumplen casi a rajatabla con el primer pecado capital, la lujuria. Solo por su aspecto desagradable a más no poder y las vilezas que los dominan dan ganas de pagar a alguien para que los vaya liquidando uno a uno. Del acompañante de Baskerville/Connery seguramente os hablará el Sr. Purgatorio, un Christian Slater que solo lo recuerdo de la película "Robin Hood, príncipe de los ladrones" junto a Kevin Kostner. Creo que la cinta transmite de manera magistral la vida en la abadía, llena de oscuridad, suciedad y sobre todo frío, mucho frío. El viento sopla gélido en las montañas y sobre la tonsura de los monjes mientras mi cuerpo siente la calidez del cobijo de mi esposo. ¡Qué afortunada soy!
Calidez, cobijo... yo más bien siento unos calores ciertamente lujuriosos pero no soy un religioso ni lo pretendo así que me dejaré transportar un poco por esa imagen y esos recuerdos de tu cuerpo entre mis brazos aunque hemos de darle al público lo que espera, que es la crítica. ¿O es otra cosa lo que el público espera cuando entra a leer estas entradas que hacemos juntos?
Puede que nuestra opinión sobre la novela sea un poco dispar, pero porque yo recuerdo que Ecco la inicia de una manera sumamente lenta que hizo que me costara como unas setenta u ochenta páginas el meterme en la historia de verdad, pero no os llevéis a engaño, la novela me gustó y mucho, solo que me pareció que la prosa estuvo falta de agilidad hasta que se entra en faena de verdad.
Como película y adaptación funciona de maravilla y la verdad es que Sean Connery fue la elección ideal para el protagonista de esta historia, Guillermo de Baskerville, aunque quien nos narra los hechos, al fin con una voz en off que aparece lo justo y necesario, es el joven Adso/Christian Slater, también un actor adecuado que plasma muy bien la inocencia del joven personaje y sus descubrimientos no solo como hombre en lo más primario sino también como ser humano al verse rodeado de la inmundicia, la que mancha todo el monasterio y también la que representan los monjes.
Estos últimos es claro que fueron escogidos y caracterizados para mostrar en sus físicos sus almas pecaminosas y no solo en lo que a lujuria se refiere sino en todos y cada una de las bajezas y vilezas del hombre, como Ron Perlman por ejemplo; y sí, digo del hombre, porque aquí se usa a la mujer como un ser cuasi animal arrastrada por sus instintos en la figura de la joven campesina, cuando en realidad los peores son los hombres que la manejan y usan a su antojo en escenas que, fieles seguramente a lo que era aquella época, resultan tremendamente denigrantes para la mujer si se miran con objetividad.
Como thriller la película funciona, al igual que la novela, maravillosamente, con giros que os sorprenderán si no habéis leído una o visto anteriormente la otra, porque si tenéis un poco de memoria la verdad es que un nuevo visionado pierde mucho en ese sentido. En mi caso me dediqué a disfrutar de la oscura ambientación y de maravillas como el laberinto del que tan acertadamente ha hablado mi esposa.
Un apartado que me gustó pero que me pareció de las composiciones más "flojas" de James Horner fue la banda sonora. Es buena y acompaña bien a la trama pero me dio la sensación de no estar ni de lejos a la altura de sus mejores trabajos cuando creo que la película daba para mucho más.
Así, con esta gran adaptación de esta gran novela, llegamos al final de estos siete días dedicados a la literatura en el cine y que espero que hayáis disfrutado tanto como hemos disfrutado nosotros haciéndolo. Lo mejor sin duda ha sido ver con mi nena varias de las películas y hacer luego estas maravillosas críticas a dos teclados. Ah... y no sabéis lo que me costó que el día 23 publicáramos la reseña de ese libro y no otra porque mi alma gemela piensa tanto en vosotros que no le pareció lo suficientemente unisex ;) Necesitaba soltarlo.

sábado, 25 de abril de 2015

Frankenstein de Mary Shelley. Jugando a ser Dios con un toque shakesperiano.

Después de que leáis esto ya solo quedará un día para que terminemos nuestra "Semana del libro" en el Motel en la que ha habido un poco de todo. Daremos una despedida más que digna y con la inestimable compañía de mi hermosa Aurora.
En el caso de la película de la que hablamos hoy, vi antes el film y posteriormente leí el libro y, aunque no he vuelto a leerlo, no soy nada de releer si os soy sincero,  si sé que en su momento me pareció que como adaptación era una cinta más que digna; hoy, ojeando la ficha de la película, veo que en el guión estaba Frank Darabont, que tan bien ha sabido trasladar la obra de Stephen King a la gran pantalla, así que no es extraño que con él por medio el traslado del libro cumbre de Shelley fuera notable.
Es esta una película a la que hay que acercarse sabiendo que Kenneth Branagh, actor y director que no es santo de mi devoción, está al frente de la producción y del reparto. Si digo que hay que tener eso en cuenta es porque ya sabéis que es muy dado a la grandiosidad y grandilocuencia con la que, habitualmente, adaptó y adapta a Shakespeare, cosa que se puede hacer cansina y que estaba muy diluida en sus últimas grandes producciones como han sido la "Cenicienta" de imagen real y en 2011 "Thor" que a mi me gustó, creo que su estilo pegaba muy bien con esa mitología nórdica. Si superáis este, para algunos entre los que en cierto modo me incluyo, escollo, vais a disfrutar de una buena película con un ritmo un tanto irregular pero que crece en brazos de una amante música y de un Robert De Niro que está fantástico.
Dudo mucho que esta historia sea desconocida en sus líneas principales para casi nadie que haya visto cine, series o haya leído libros porque de una u otra manera, directa o indirectamente, la historia de este ser se ha plasmado cientos de veces en la ficción. No en vano, en última instancia, lo que se nos narra es, transmitido de manera sublime en la figura del "Monstruo" y en las conversaciones entre él y su creador, lo peligroso que ir más allá de lo que la ética, la moralidad e incluso la propia naturaleza de la vida nos ha marcado. Jugar a ser Dios no crea criaturas como la que surge de los experimentos de "Frankenstein", a la criatura la creamos nosotros cuando pensamos más en nosotros mismos, en nuestra vanidad, a la hora de pensar que ese ser no es más que otro paso en nuestro camino hacia nuestra propia grandeza y, en este caso, un remedo de vida eterna. ¿Acaso ese ser no necesitará, como cualquier criatura que traemos al mundo, atención, cariño, amor? ¿Si creamos una vida destinada a la soledad y acaba siendo consciente de ello no nos acabará pidiendo cuentas?
Son las últimas consideraciones del anterior párrafo las que dan fuerza a este relato que más que en el terror se cimenta en un drama desgarrador que alcanza elevadas cotas de calidad en determinados momentos gracias sobre todo a De Niro y a una Helena Bonham Carter que tiene para mí algunos momentos, pero sobre todo uno sublime. Veo a Branagh lo suficientemente alejado de su retórica habitual para que sea un protagonista aceptable y la imaginería que utiliza en la película me parece fantástica y una música que consigue acompañar a los sentimientos de los personajes y a lo que estamos viendo en pantalla de una manera que no es fácil de conseguir.
Estamos por tanto ante una buena adaptación y una buena película que hará las delicias de quienes gusten de estas estéticas oscuras y de científico loco y que, en mi modesta opinión, vale la pena visionar por el simple hecho de ver a De Niro.

viernes, 24 de abril de 2015

The Relic, un claro ejemplo de lo que no debe ser una adaptación de un libro al cine.

No todo en esta semana iban a ser grandes películas, o al menos aceptables, como fue para nosotros el caso de "El paciente inglés" y hoy no me queda más remedio que hablaros de un "mierdiculón" —si nos leéis a menudo sabréis que ya usé dicho término con "El capitán Trueno"— que no solo es muy malo como film sino que es nefasto como adaptación de la novela en que se basa, "El ídolo perdido" o "The Relic", que es el título original y el que da nombre a este truñaco. He de deciros que me dolió especialmente este caso, porque Douglas Preston y Lincoln Child, padres literarios de la criatura, son para mí, junto con King, de los que mejor saben hacer lectura de entretenimiento.
No deja de resultarme chocante que, entre cuatro guionistas, cuatro nada menos, no se le ocurriera una idea mejor que eliminar al que sería, en sucesivas novelas de esta pareja de escritores, uno de los mejores personajes creados en los últimos veinte años en lo que a "best sellers" se refiere; hablo de "Aloysius Pendergast", el cual queda absorbido por un D'agosta/Tom Sizemore, cuyo intérprete trata de conseguir una construcción seria del teniente de la policía que resulta imposible con los continuos diálogos basados en las supersticiones del agente o el intento del mismo porque los demás pronuncien su nombre como es debido... patético. Sé que me repito pero hay que distinguir entre uso y abuso.
Pero es que el resto del reparto y de fauna que pulula por la pantalla es también bastante risible, como el subordinado de "D'agosta" que ocupa el lugar de éste al faltar "Pendergast" como protagonista; cuando menos te hace plantearte cómo han de ser las oposiciones en Chicago para que un tipo como ese llegue a sargento de la policía.
Qué decir de Margo Green/Penelope Ann Miller y su competidor asiático, la primera totalmente desdibujada y el segundo, un trepa de los que dan grima en la novela y que aquí da entre pena y risa. Lo cierto es que nadie del reparto se salva realmente y menos aun cuando se les compara con sus homónimos en el libro.
Quizá Peter Hyams fuera un as del cine de ciencia ficción y terror de los años setenta y ochenta —mirando su filmografía he visto que tiene alguna cinta destacable como "Atmósfera cero"— pero es evidente que venía en el declive de su carrera, cosa que se demuestra con lo que hizo tras esta horrible adaptación. Entre él y sus guionistas convirtieron una historia de terror, quizá la que más de estos autores y la más oscura sin duda, de tintes más bien pausados y psicológicos hasta que aparece la criatura, en una cutrez gore, aunque suave, con todos los clichés habidos y por haber y con una resolución de situaciones ridículas y cogidas por los pelos en muchas ocasiones cuyo remate es un monstruo que es una mezcolanza de otros de sagas de terror anteriores y bastante reconocibles.
Os recomendaría que la película no la vierais, aunque yo he querido darle este hueco en nuestra "Semana del libro" para mostrar lo que ocurre cuando se venden los derechos de una novela y, seguramente, se tiene poco o ningún control sobre la adaptación de la misma; sin embargo, sí que os diré que si sois, como yo, de los que leeis para evadiros y pasar un rato entretenido, le echéis un ojo a la bibliografía de estos dos caballeros, porque Douglas Preston y Lincoln Child escriben obras de consumo fácil y con uno de los personajes más carismáticos que os podréis encontrar.
Nota: 1

jueves, 23 de abril de 2015

La Isla Bajo El Mar de Isabel Allende

Hoy es un día muy especial, es el día del libro, el día de Cervantes, el día del Quijote. Todos los días deberían ser el día del libro porque los libros nos abren la mente, nos enriquecen la vida, nos ayudan a soñar y nos invitan a dar rienda suelta a nuestra imaginación que puede ser tan poderosa como para hacernos oler el salitre del mar o el perfume del jazmín, saborear frutas que nunca has probado de dulzor generoso que se derrama por tu cuello y sentir en nuestra piel el roce de las manos amantes. Todas esas cosas te puede hacer sentir un libro. Pero este día 23 de abril, no solo es especial para los amantes de los libros, es un día especial para mí porque fue por esta fecha que conocí a una persona muy especial, conocí al dueño del Motel. Hace ya un año pero esas cositas  os las cuento en la Recepción del Motel o en la entrada del aniversario del blog "365 días en el purgatorio dan para mucho" allí hablamos de esos momentos. Os invito a que os dirijáis a esas páginas. Por todo lo que os he mencionado hemos decidido que hoy haríamos reseña literaria, y como eso me lo dejan a mi elección he decidido que sería un libro muy especial para mí, uno de los libros que más me ha transportado que es lo que a mí me hace feliz, La Isla Bajo el Mar de Isabel Allende.

Zarité es una mujer del siglo XVIII que a sus cuarenta años y a pesar de su condición de esclava y de haber trabajado sin descanso desde los nueve años en las plantaciones de caña se considera afortunada. Fue una mujer fuerte, bondadosa y honrada que ayudó a los suyos, compañeros esclavos pero también conoció las miserias de sus amos, los blancos. Llegó a ser el centro en el microcosmos de la colonia con su amo Valmorain y su esposa española, el hijo de ambos Maurice, el sabio Parmentier, el militar Relais y la cortesana mulata Violette, Tante Rose, la curandera, Gambo, el esclavo guapo y rebelde, todos ellos marcarán la vida de Zarité de uno u otro modo.  Pero cuando es llevada por su amo a Nueva Orleans, Zarité comienza una nueva etapa en la que su mayor aspiración es llegar a ser libre.

Tengo que reconocer que me encanta Isabel Allende, adoro su escritura, sus historias llenas de magia, sensualidad, lucha, valentía y amor. Puedo escuchar los tambores de los esclavos con su música y sus voces negras, el calor de la noche que invita a bailar. En esta novela confluyen todas y cada una de estas cosas pero no solo he disfrutado con su lectura por todo lo ya mencionado, sino que he aprendido, sí porque la novela es histórica.

Allende es especialista en hablarnos del amor en sus novelas, a mí personalmente me encanta, será que soy una romántica empedernida aunque no me gusta la novela romántica propiamente dicha.
"En ese tiempo mi necesidad de estar con Gambo había vuelto y era quemante como carbones. "Dame un remedio contra este amor, Tante Rose." Pero no hay remedio contra eso."

Es verdad no hay remedio contra el amor que quema como carbones, así que disfrútalo si lo tienes y recuerda:
"Baila, baila, porque esclavo que baila es libre... mientras baila."

miércoles, 22 de abril de 2015

El paciente inglés y el durmiente espectador.

La primera acepción del diccionario para paciente es: "El que tiene paciencia." Y sí desde luego hace falta paciencia para ver esta película. En nuestra semana de cine literario decidimos ver esta oscarizada cinta con nueve estatuillas. Tiempo ha comencé con la novela homónima de Michael Ondaatje, muy felices me las prometía yo, una historia de amor romántica con drama y guerra incluidas que parecía tener todos los ingredientes para hacerme pasar momentos inolvidables. Pero lo cierto es que fui incapaz de terminar su lectura con unos flash back que demoraban mi ubicación del momento en el que se hallaban los personajes lo cual hacía que perdiera mucho del hilo de la historia además de ser de una lentitud desesperante, así que descarté la novela, muy pocas veces he dejado un libro sin terminar pero de verdad que no me compensaba. Pero cuando salió la película decidí darle una oportunidad, y me encantó, me pareció una historia preciosa, romántica como supuse que sería la novela.  Era este un caso de esos raros en los que la película es mejor que el libro. Un momento... os he dicho al principio que se necesita paciencia para visionar esta cinta y sí, lo reitero. Viendo esta vez el film junto al Sr. Purgatorio mi visión resultó ser completamente diferente, me pareció lenta y tediosa con un Ralph Fiennes que no cambia el rictus en todo el metraje, que por cierto es bastante largo, con menos química con su partenaire Kristin Scott Thomas que una mosca y una araña. Qué decepción, ¿soy yo que con los años he perdido mi visión bucólica del amor? Al fin y al cabo la película es de hace 19 años. No obstante a pesar de los constantes saltos en la historia conseguí disfrutar o conmoverme en los minutos finales, a este respecto estoy segura de que el Sr. Purgatorio no será tan benevolente. De lo que me doy cuenta es de que las circunstancias de la vida nos moldean el carácter y nuestra percepción de las cosas, y lo que ayer nos pareció maravilloso hoy nos parece insoportable pero bueno no me voy a poner filosófica. Sin embargo mi percepción de mi amado esposo fue maravillosa ayer y lo seguirá siendo mañana.
Pues yo esta vez creo que voy a ser bastante más duro que mi querida esposa, lo cual espero no conlleve ningún castigo, que luego lo pasa uno muy mal sin, sin... esas pequeñas cosas del día a día que alegran el alma y el, el... corazón, eso, el corazón.
En mi caso ni siquiera llegué a empezar el libro así que como adaptación no puedo valorar la cinta que hoy nos ocupa, pero espero que transmitiera mucho más romanticismo la prosa de este escritor que el que consigue transmitir lo plasmado en el celuloide.
A mi, el que una película se lleve todos los "Oscar" habidos y por haber lo único que me asegura es que a la academia le gustó lo suficiente, o que era muy de su "palo" o que no había nada que realmente hiciera sombra ese año a esta obra o que todas las opciones sean correctas. Es posible que en aspectos técnicos la película sea merecedora, porque la música, la fotografía, la ambientación están muy bien y eso también merece ser señalado y premiado pero sin duda a mejor película y mejor director yo no se lo habría dado y quizá el único que me parece justo de los grandes es a Binoche como secundaria.
He perdido tiempo en contaros eso porque, es muy probable que, a partir de aquí vaya a dar palos a una película que para muchos de los que leáis sea una obra maestra del cine romántico y todo eso pero para mi es un quiero y no puedo alargado en exceso y lastrado por una manera de contar la historia y, sobre todo, un reparto más soso que la coliflor hervida... sin sal.
Desde que los personajes de Ralph Fiennes y Kristin Scott Thomas se encuentran por primera vez se nota que la química entre ellos es tan inexistente como la que puedan tener Carmen de Mairena y la Isabel Preysler. En dos horas y media de película solo sentí que entre esos dos había algo más que una mera atracción física y una relación puramente sexual y pasional en unos momentos que pasan tumbados en una cama haciendo las típicas bromas y chorradas que toda pareja de enamorados hace. No sé vosotros, pero, por extraño o raro que pueda ser el personaje de Fiennes, se tiene que notar si uno está enamorado ¿no? Me da igual si es otra época o lo que se os ocurra, yo me esperaba algo más del tono "me he enamorado perdidamente de ti" que "quiero meter la mano debajo de tu falda a ver qué encuentro".
Por fortuna, aunque sus apariciones son cada vez más cortas según avanza el metraje y los recuerdos del paciente que da nombre al título de la novela toman más y más protagonismo, ahí están un magnífico Willem Dafoe, aunque eso no es novedad, y una adorable, hermosa y de verdad enamorada Juliette Binoche. No es que la historia que acaba viviendo ésta en el tercio final del film sea la repanocha, pero es que con que hubiera una pequeñísima chispa ya te podías identificar mucho más que con la poco creíble y anodina historia de amor principal. A esta también le falta química a mi parecer, pese a lo cual consigue que, gracias a la gran interpretación de Binoche, vivas con ella cada cosa que le sucede.
Como curiosidad, por ahí andaba el "Sayid" de "Perdidos", Naveen Andrews, que cuando se quita el turbante y se suelta la melena puede pasar por "El cigala" perfectamente. Sí, qué queréis que le haga, la película en general me transmitió tan poco que en esas cosas acabé pensando.
Y ahora voy a lo que puede resultar más polémico, no solo con mi esposa, sino con lo poco que he leído sobre la cinta por ahí y es la parte final. ¿Es conmovedor? Sí, lo es, pero es que si no llegan a subir un poco el nivel con el cierre del film la cosa habría rozado ya lo insoportable. No puedes olvidarte durante más de dos horas de mostrarnos auténtico amor y luego querer solucionarlo en veinte minutos...
Demasiado larga, "El paciente inglés" puede convencer a quien le guste cualquier historia de amor pero si de verdad te consideras romanticón o romanticona, si "Mensaje en una botella" o "El diario de Noah" te llegaron de verdad, con esta puedes quedar tremendamente decepcionado, como fue mi caso. Me esperaba una obra cumbre del cine de amor y me encontré con algo que aprueba porque Binoche y Dafoe no tiene culpa de que los demás no sepan transmitir y porque la parte de thriller y el final salvan un tanto a la aburrida trama.

martes, 21 de abril de 2015

Parque Jurásico. "No hemos reparado en gastos".

En esta semana dedicada a los libros en el cine, salvo el día 23 que será un libro el protagonista, decidí que quería hablar de la adaptación de dos novelas típicamente best seller cuyo traslado al cine tuvo una calidad muy dispar. Hoy vengo a hablaros de la que, sin duda, salió mejor parada y que está en la memoria de todos los que tenemos unos añitos ya. Fueron dos libros que leí seguidos en una convalecencia por una operación que me hicieron de chaval y que compré, como muchas veces he hecho, ojeando contraportadas en una librería que, aun a día de hoy, sigue existiendo en la capital de mi isla. Es curioso que de Chrichton poco más he leído mientras que, de los otros autores, que escriben juntos, tengo prácticamente toda su obra.
"Parque Jurásico" es lo que tiene que ser tanto como novela como en su versión cinematográfica. Es aventura, es entretenimiento. Consigue conjugar tramos de cuasi terror, o cuando menos inquietantes, con otros de un humor, sobre todo en la cinta y gracias al gran Ian Malcolm/Jeff Goldblum, irónico, rayando casi en el cinismo.
Es este tipo de cine hoy día una especie que parecía en vías de extinción y que poco a poco, sobre todo gracias al traslado de los superhéroes de los cómics al cine, se va recuperando, con películas como "Los Vengadores" o más evidente aun, "Los Guardianes de la Galaxia". Y que nadie me hable de cosas como "A todo gas" o similares porque yo no me refiero a cine de entretenimiento sin más, sino a films de aventuras, de esos que copaban las carteleras en los ochenta y los noventa. ¿Dónde está ese cine?
Además de Goldblum, hay que reconocer que el resto del reparto está fantásticamente escogido, con un Allan Grant/Sam Neill y una Ellie Sattler/Laura Dern —absolutamente preciosa en algunas escenas— que nos transmitirán, desde el momento en que atisban el primer dinosaurio, su alegría, su ilusión, su pasión por lo que hacen y al mismo tiempo su pasión por la profesión de actores. Luego está el ya fallecido Richard Attenborough, como Hammond y que, he de ser sincero, ha sido siempre el personaje que menos me acaba de hacer tilín, la actuación de Attenborough es más que correcta pero es que... me resulta súper cargante Hammond en demasiados momentos mientras que los niños, no solo me parecen bien escogidos, sino que, lejos de lo que algunos considerarán niños repelentes, plasman a las mil maravillas la relación entre hermanos y cómo son los chavales. Además, gracias a ellos y su relación con Grant tendremos varias de las escenas más tiernas a lo largo de las dos horas de disfrute.
Supongo que para todos es inolvidable la primera parición del tiranosaurio o la cuasi increíble inteligencia de los velociraptores pero creo que, sobre todo si se vio siendo joven, o con una mentalidad joven, lo que todos deseamos fue estar al lado de esos gigantescos herbívoros o sobre la enorme tripa de la triceratops. No hay que olvidar que, tanto la novela como su adaptación tienen en el fondo una moraleja y es, lo peligroso que es nuestro afán por jugar a ser "Dios", porque, simplificando lo que dice Malcolm, a veces es mejor dejar las cosas tal y como están pues por algo son como son.
Gran novela, dentro de su campo, que es el del entretenimiento sin grandes pretensiones y magnífica adaptación que, pese a haber envejecido mal en algunos aspectos técnicos, siempre es un gusto volver a revisionar y sobre todo, volver a escuchar la genial banda sonora del maestro John Williams.
Nota: 9

lunes, 20 de abril de 2015

El retrato de Dorian Gray o de las vilezas del ser humano.

Es esta una semana muy especial en el Motel, una semana dedicada al cine y la literatura. Muchas de las películas de las que disfrutamos están basadas en grandes novelas así que será una semana de conjunción artística. En nuestro clásico semanal hemos elegido una obra maestra basada en la novela homónima de Oscar Wilde. Quizás muchos penséis en la cinta del 2009 pero lo cierto es que su primera versión fue en 1945 que fue la que yo disfruté en su momento y propuse a mi esposo para nuestra noche de Clásicos con Aurora.
Leí la novela hará aproximadamente unos 26 años y me impactó por la densidad de los diálogos que probablemente en su momento no alcancé a comprender del todo sin embargo ahora al repasar la novela y visionar la cinta de nuevo me doy cuenta de que hay algo mucho más profundo de lo que uno en un principio pudiera captar.
Dorian Gray es un joven adorable, tierno, hermoso e ingenuo, sobre todo en lo relacionado con el amor y tiene la desgracia, porque analizando la obra se da cuenta uno de que realmente es así, no solo de que su amigo pintor le realice el retrato en el que se refleja su juventud y belleza haciendo que desee a modo de plegaria que sea el cuadro el que envejezca y no él, sino de conocer a Lord Henry, un ser que para mi gusto es bastante despreciable con su palabrería que a mí se me antoja misógina, llenando la cabeza de Gray de ideas maliciosas sobre las mujeres y el matrimonio. Nuestro Gray se enamora perdidamente de una jovencísima Angela Lansbury, actriz de vodevil de suburbio, haciendo este hecho que se enciendan las alarmas para su amigo pintor y el amigo de éste, Lord Henry. En realidad para Lord Henry, Gray es el objetivo sobre el cuál desarrollar su teoría sobre las pasiones humanas, llegando a tener una fijación casi enfermiza por Gray. Esto no se llega a plasmar del todo en la película, sin embargo se aprecia claramente en la novela. "Seguía siendo evidente para él (Lord Henry) que el método experimental era el único por el cual podía llegarse casi a un análisis científico de las pasiones, y Dorian Gray era, ciertamente, un sujeto hecho para sus manos y que parecía prometer ricos y fructuosos resultados." El Sr. Purgatorio considera que se abusa del narrador a lo largo de la cinta, pero yo creo que era necesario para de algún modo llegar a transmitir la complejidad de los sentimientos de los personajes.
Me ha parecido una obra magistral y una genialidad, tanto la novela como la cinta. Pero estoy segura de que mi Grey particular, ah no disculpad es Gray, os hará un análisis más concienzudo de la película.
Yo de Grey no tengo nada mi amor, porque yo solo quiero acariciarte y disfrutarte con mis manos, no con nada de bondage o como se llame eso. Y de Gray tampoco porque no tengo problema en envejecer y mucho menos si es contigo a mi lado.
Pese a que intenté leer el libro, que es cortito, por "H" o por "B" no me ha sido posible así que no puedo valorar la cinta como adaptación pero ya me ha dicho mi hermosa mujer que, salvo algunos pequeños detalles, es muy fiel y en realidad es obvio cuando aparece la figura del narrador que está leyendo pasajes tal cual del libro. Aprovechando esto hablemos del recurso de la voz en off, tema en el que discrepo con mi señora, y de su uso y abuso en esta película. Si bien es cierto que hay momentos en que nos pone en antecedentes sobre cosas que no se han visto en pantalla hay muchos otros en que es más o menos así, "Gray cogió el cuchillo", cosa que estamos viendo así que esa redundancia me sobra o que nos describan estados de ánimo que los actores ya están dejando más que patentes con sus, en general, notables actuaciones.
Conocer, lo que se dice conocer, del reparto solo conozco a una sorprendentemente hermosa Angela Lansbury, en un papel secundario pero muy importante para el devenir de la historia y aunque todos están muy bien en sus diferentes papeles quiero destacar sobre el resto al desagradable "Lord Henry", encarnado por un George Sanders que consigue transmitir toda la flema británica y toda la altivez de la aristocracia frente a la bisoñez y a la simpleza incluso de la que hace gala Gray/Hurd Hatfield inicialmente y cuyo carácter se va viendo modificado más, en mi modesta opinión, por las influencias de "Lord Henry" y las consecuencias de los actos que dichas influencias hacen que Dorian realice que por el pacto sobrenatural que el joven haya podido hacer. En definitiva para mi Gray es un reflejo de cómo se puede pervertir la inocencia hasta llegar a reunir las peores características de la, en este caso, alta sociedad.
Algo que me encantó es la evolución del cuadro aunque no terminé de entender el recurso de mostrar el mismo en color en determinadas ocasiones, porque sin eso ya era sumamente inquietante, atreviéndome a decir incluso que lo es más en los cambios iniciales y más sutiles que en los más explícitos del final.
Una buena película y, a tenor de nuestra experta en el tema, buena adaptación de una novela que seguro tiene mucho sobre lo que debatir y pensar, al igual que lo tiene este film que, creo, no puede dejar a nadie indiferente pues, en el fondo, trata temas muy actuales como el hecho de hasta donde estamos dispuestos a llegar para conseguir nuestros fines y se demuestra además que la felicidad no está en las apariencias ni en las grandes cosas sino en las personas y en las cosas adecuadas.