viernes, 8 de abril de 2016

BORIS KARLOFF, TERRORÍFICAMENTE GENTIL


En realidad a Boris Karloff o William Henry Pratt, ese era su verdadero nombre, nunca le gustó especialmente el cine fantástico y de terror, sin embargo no le importó quedarse encasillado en papeles de dicha temática. Sus rasgos particulares, su dicción y una curiosa fotogenia, le convierten en la perfecta representación del villano. Nació en Londres el 23 de noviembre de 1887 y aunque en principio su deseo era ser funcionario en una embajada, su familia se traslada a Canadá en 1909 donde comienza una precoz carrera teatral que le llevaría a Hollywood debutando en el cine con la película "La Muda de Portici" en 1916. Su verdadero salto a la fama lo dio en 1931 de la mano de Howard Hawks en "El Código Penal" donde interpreta a un verdugo.
Ese mismo año alcanzó el estrellato Bela Lugosi por su papel como Conde Drácula, actor de origen húngaro en el que se pensó en un principio para la película "Frankenstein". El actor rechazó el papel por temor a que no se le reconociera tras el maquillaje, así que el director James Whale recurrió a Boris Karloff para interpretar al monstruo, consagrándolo como maestro del cine de terror. Sin embargo ambos coincidirían en siete películas "The Black Cat", que se tradujo como "Satanás", de Edgar G. Ulmer en 1934, "El Cuervo" del director Lew Landers en 1935, "The Invisible Ray" de Lambert Hillyer en 1936, "The Son of Frankenstein" dirigida por Rowland V. Lee en 1939, "Black Friday" de Athur Lubin en 1940 o "The Body Snatcher" de Robert Wise en 1945.
Estas conjunciones cinematográficas dispararon una serie de rumores sobre la rivalidad entre ambos actores, sin embargo su hija en La Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián del 2000, rechazó todos esos rumores alegando que ambos se profesaban un mutuo respeto profesional y que fue cosa de la prensa el intentar que creciera una enemistad que nunca existió.
Muchas veces se le preguntó a su única hija Sara, fruto de su relación con Dorothy Stine, si su padre tenía algo en común con los personajes que interpretaba. "Era la antítesis de los papeles que representó, era un hombre gentil, cariñoso y modesto que trabajó mucho por mejorar las condiciones de trabajo de los actores poco conocidos".
Sin duda la década de los treinta fue su mejor década con más de cincuenta películas entre las que cabe destacar, además de todas las protagonizadas junto a Bela Lugosi, "Scarface" un drama criminal de Howard Hawks; "La Máscara de Fu-Manchú" del director Charles Brabin o "La Momia" de Karl Freund.
Otros títulos dignos de mención son "La Novia de Frankenstein" dirigida por James Whale, director con el que trabajó en la cinta que le lanzaría a la fama, "Frankenstein" o "The Walking Dead" de Michael Curtiz.
Pero también participó en otros géneros como fue "La Patrulla Perdida" cine bélico del director Jonh Ford e incluso se atrevió con la comedia "La Vida Secreta de Walter Mitty" en 1947 junto al genial cómico Danny Kaye en una adaptación de la novela de James Thurber que fue llevada de nuevo al cine en 2013 dirigida y protagonizada por Ben Stiller.
Muy poca información he encontrado sobre él a excepción de que se cambió el nombre para no deshonrar a la familia, recordemos que había iniciado una carrera diplomática, su padre era diplomático en Londres. Abandonar una carrera como la que había emprendido para hacerlo en busca de suerte en el mundo de la farándula no podía de ningún modo ser del agrado de su familia. Por otra parte, como se mencionó, era un hombre afable y gentil que nada tenía que ver con los personajes que interpretaba, tuvo cuatro relaciones y una única hija a la que llamó Sarah.
Con más de doscientas películas en su haber, Boris Karloff continuó trabajando hasta poco antes de su muerte en una serie de cintas de terror del director mejicano Juan Ibáñez, "La Muerta Viviente", "Invasión Siniestra", "La Cámara del Terror", y "Serenata Macabra" todas ellas en 1968.
El 2 de febrero de 1969 fallece en su casa de Sussex, Gran Bretaña, dejándonos el legado para siempre del monstruo que la torturada alma de Mary Shelley plasmó en su novela, pero esa es otra historia.


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