miércoles, 13 de abril de 2016

Deadpool, fuck yeah baby

No ando muy desencaminado si digo que estamos ante la película de este siglo, y en las primeras plazas en la historia del cine, en lo que a promoción se refiere. Las redes sociales sirvieron de caldo de cultivo para aumentar el hype por un personaje al que, salvo los realmente aficionados al mundo del cómic y a la lectura de ellos, conocíamos de poco más que verlo en videojuegos de Marvel o en la fallida primera cinta en solitario de Lobezno. Yo cuando me meten todo hasta en la sopa como pasaba con los hilarantes carteles de esta nueva adaptación intento apartarme lo máximo posible de toda esa vorágine de "Va a ser lo mejor" en que solemos caer casi todos con mucha facilidad.
La cosa es que al final el film si que ha estado a la altura de lo prometido, casi todo el tiempo, y divierte mucho siempre y cuando estés dispuesto a ver en pantalla un humor que bordea casi todo el tiempo lo soez, sin llegar a sobrepasarlo de una manera exagerada, de una manera similar a lo que hayáis podido ver con Spider-Man. ¿Por qué menciono al trepamuros? Lo hago porque aunque su tono es mucho más irónico y menos negro que el de "Masacre", así se le conoce en España a este antihéroe que hoy nos ocupa, comparten la similitud de que son incapaces de estarse callados ni en medio de los combates más serios.
Una de mis grandes dudas de cara a esta producción era debida al protagonista, porque Ryan Reynolds me parece un actor algo falto de carisma en pantalla y que no termina de imprimir la fuerza necesaria a sus personajes y la verdad es que aquí ha adolecido de esos mismos defectos cada vez que se quitaba el traje rojo y veíamos al guaperas cachas que se lleva a la chica. Otra cosa es el resto del metraje donde va enfundado en uno de los uniformes más molones de los que hay en esto de los cómics, al menos para mi, y donde encontramos otra similitud con Spidey en esas escenas donde nuestro "héroe" hace diferentes pruebas para confeccionar su vestimenta hasta que da con la versión final.
La constante ruptura de la cuarta pared —vamos, que Deadpool se pasa media peli hablándonos directamente a cámara— es otro gran acierto, además de ser ahí donde los guionistas se burlan y a base de bien de series, cine, de los cómics, de las películas basadas en ellos y de todo lo que se les pone a tiro. Hay en ese sentido algunos momentos memorables.
Es de agradecer que salga algún personaje ya conocido como Coloso o que incluso nos introduzcan a una nueva y joven heroína como es Negasonic, que como yo muchos ni sabréis quién es dentro del mastodóntico universo que es no solo Marvel sino los propios X-Men. Por desgracia no podemos decir lo mismo de los villanos, que aquí ceden tanto el protagonismo a las payasadas y burradas de Deadpool que es hasta lógico que sean tan poco carismáticos. Aquí estamos para que se luzca quien debe lucirse, ni más ni menos.
Para terminar con lo malo, pues Morena Baccarin sigue aportando saber hacer en pantalla y su belleza pero al final queda un poco para el típico papel que se suele otorgar a los seres queridos del antihéroe en este caso. Además no me parece que haya mucha química que digamos entre Reynolds y ella en la parte que más encaja de la cinta con la fecha en la que se estrenó, cercana a San Valentín.
Una grata sorpresa que al final no haya sido un bluff como tantos otros con promociones publicitarias agresivas y cansinas. A pesar de haberme gustado, es obligatorio avisar de que es un film pensado para el público adulto por muchas razones, tanto por la violencia de muchas escenas, tanto física como verbal, o por la forma en que se plasma la relación entre los dos protagonistas. En resumen, que si sois muy de la Marvel más comercial y orientada a todos los públicos esta se os puede hacer demasiado. Ah, en próximas entregas espero que sigan manteniendo a Reynolds bajo la máscara el máximo metraje posible porque ganamos mucho con ello, al menos en VO.

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