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jueves, 8 de octubre de 2015

Los inmortales, solo puede quedar uno

Este domingo noche confirmé lo arriesgado y difícil que es acercarse de nuevo a esas películas que marcaron tu infancia y de las que tienes un buen recuerdo porque puedes encontrarte con que han envejecido tan mal que pasas de apreciarlas a darte cuenta de que te has vuelto demasiado exigente. En el caso de la que nos ocupa hoy ha habido una de cal y otra de arena.
La cinta sigue entreteniendo, la música de Queen es un plus que le da una fuerza en determinados momentos que te hace olvidarte de casi cualquier otra cosa y además tenemos a un Sean Connery que lo hace muy bien a pesar de su ridículo vestuario y a un villano de esos que solían abundar en los ochenta, que realmente te da mal rollito solo con verlo.
 Además de eso, es imperioso mencionar que estamos ante la, casi sin dudarlo, mejor interpretación de Christopher Lambert, un actor al que ves en la mayoría de su filmografía y no acabas de entender cómo consiguió protagonizar uno de los films con más solera de la década de los ochenta. Aquí está pasable pero es que, en serio, entre lo mal actor que es y los truñacos en los que ha participado no se entiende que con la cantidad de actores de acción que había en aquellos tiempos fuera este el escogido.
El problema es que tenemos esas cosas buenas, que no son pocas, y tenemos también el efecto nostalgia pero que es combatido por tu mente un poco más crítica a razón de la edad y de haber visto tantos bodrios. Entonces ves el montaje y el guión, nefastos a la hora de contarnos muchas partes de la historia, sobre todo del pasado de MacLeod, y con tantos pequeños agujeros que al final la película se convierte en una sucesión de paseos de un combate a otro que te acaba sabiendo a poco. Qué decir también de los efectos de sonido, esas espadas que al chocar suenan casi como diapasones o yo que sé y que demuestra, a mi entender, cierta dejadez a la hora de realizar ese trabajo porque recuerdo cintas de temática similar que eran mucho más realistas en ese sentido.
La trama es original para su época dentro de lo que cabe y eso es un punto a favor aunque, como ya he dicho, los fallos del guión te dejen en muchas ocasiones pensando si quien lo escribió es consciente de que el espectador no sabe qué es lo que ha sucedido demasiado bien. Posiblemente él lo tuviera en su cabeza y ahí todo encajara muy bien pero a mi me dejó varias veces con cara de "pero qué coño".
Si hay algo indudable, y en eso mantiene el espíritu ochentero de aquellas películas con las que crecimos, es que difícilmente te vas a aburrir viéndola, es entretenimiento puro y duro, lo cual ayuda a que tras ver los títulos de crédito del final te sientas satisfecho.
Tremendamente cutre en algunos aspectos, maravillosa en lo que a la selección de temas musicales se refiere y, siendo una de las que marcó a una generación, es obligatorio volver a verla si no lo has hecho en demasiado tiempo, aunque pases de recordarla como una de las grandes a meterla en el saco de las buenas películas sin más, guiado más por la nostalgia que por la objetividad. Espero que el próximo acercamiento que haga a mi infancia me deje mejor sabor de boca.
Nota: 6

domingo, 26 de abril de 2015

El nombre de la rosa. La corrupción del alma humana alcanza a todos.

Hace ya mucho que leí la novela que da nombre a esta película y aunque bien es cierto que ya no recuerdo mucho, lo que sí me quedó grabado es que fue un libro que me impactó y que me hizo creer que todos aquellos manuscritos intrigantes que hacen aparición en la novela eran auténticos y en base a ellos el autor creó esta historia de muertes misteriosas en una abadía alejada del mundo y casi alejada de Dios. Pero lo cierto es que todos esos manuscritos fueron invención de Umberto Ecco, padre y autor de la obra. Así que, en nuestra semana literaria, como los dos nos habíamos leído la novela con dispar opinión por otra parte, decidimos que sería una buena opción a disfrutar.
Me gustó la película tanto como la novela, aunque evidentemente hay muchas cosas que difícilmente se pueden traspasar de la página impresa al celuloide. Personalmente destacaría la escena de la biblioteca llena de libros prohibidos que refleja incluso mejor que en el libro la sucesión de escaleras a modo de laberinto que durante la lectura resulta complicado de imaginar.
Sean Connery es casi garantía de que será un gran film y a mí no me defraudó en su papel de monje enviado a investigar los crímenes de la abadía, cuyos habitantes cumplen casi a rajatabla con el primer pecado capital, la lujuria. Solo por su aspecto desagradable a más no poder y las vilezas que los dominan dan ganas de pagar a alguien para que los vaya liquidando uno a uno. Del acompañante de Baskerville/Connery seguramente os hablará el Sr. Purgatorio, un Christian Slater que solo lo recuerdo de la película "Robin Hood, príncipe de los ladrones" junto a Kevin Kostner. Creo que la cinta transmite de manera magistral la vida en la abadía, llena de oscuridad, suciedad y sobre todo frío, mucho frío. El viento sopla gélido en las montañas y sobre la tonsura de los monjes mientras mi cuerpo siente la calidez del cobijo de mi esposo. ¡Qué afortunada soy!
Calidez, cobijo... yo más bien siento unos calores ciertamente lujuriosos pero no soy un religioso ni lo pretendo así que me dejaré transportar un poco por esa imagen y esos recuerdos de tu cuerpo entre mis brazos aunque hemos de darle al público lo que espera, que es la crítica. ¿O es otra cosa lo que el público espera cuando entra a leer estas entradas que hacemos juntos?
Puede que nuestra opinión sobre la novela sea un poco dispar, pero porque yo recuerdo que Ecco la inicia de una manera sumamente lenta que hizo que me costara como unas setenta u ochenta páginas el meterme en la historia de verdad, pero no os llevéis a engaño, la novela me gustó y mucho, solo que me pareció que la prosa estuvo falta de agilidad hasta que se entra en faena de verdad.
Como película y adaptación funciona de maravilla y la verdad es que Sean Connery fue la elección ideal para el protagonista de esta historia, Guillermo de Baskerville, aunque quien nos narra los hechos, al fin con una voz en off que aparece lo justo y necesario, es el joven Adso/Christian Slater, también un actor adecuado que plasma muy bien la inocencia del joven personaje y sus descubrimientos no solo como hombre en lo más primario sino también como ser humano al verse rodeado de la inmundicia, la que mancha todo el monasterio y también la que representan los monjes.
Estos últimos es claro que fueron escogidos y caracterizados para mostrar en sus físicos sus almas pecaminosas y no solo en lo que a lujuria se refiere sino en todos y cada una de las bajezas y vilezas del hombre, como Ron Perlman por ejemplo; y sí, digo del hombre, porque aquí se usa a la mujer como un ser cuasi animal arrastrada por sus instintos en la figura de la joven campesina, cuando en realidad los peores son los hombres que la manejan y usan a su antojo en escenas que, fieles seguramente a lo que era aquella época, resultan tremendamente denigrantes para la mujer si se miran con objetividad.
Como thriller la película funciona, al igual que la novela, maravillosamente, con giros que os sorprenderán si no habéis leído una o visto anteriormente la otra, porque si tenéis un poco de memoria la verdad es que un nuevo visionado pierde mucho en ese sentido. En mi caso me dediqué a disfrutar de la oscura ambientación y de maravillas como el laberinto del que tan acertadamente ha hablado mi esposa.
Un apartado que me gustó pero que me pareció de las composiciones más "flojas" de James Horner fue la banda sonora. Es buena y acompaña bien a la trama pero me dio la sensación de no estar ni de lejos a la altura de sus mejores trabajos cuando creo que la película daba para mucho más.
Así, con esta gran adaptación de esta gran novela, llegamos al final de estos siete días dedicados a la literatura en el cine y que espero que hayáis disfrutado tanto como hemos disfrutado nosotros haciéndolo. Lo mejor sin duda ha sido ver con mi nena varias de las películas y hacer luego estas maravillosas críticas a dos teclados. Ah... y no sabéis lo que me costó que el día 23 publicáramos la reseña de ese libro y no otra porque mi alma gemela piensa tanto en vosotros que no le pareció lo suficientemente unisex ;) Necesitaba soltarlo.

viernes, 2 de enero de 2015

Odio en las entrañas. El Sean Connery más reivindicativo.

Viendo que con mi voto supera en poco los setecientos en Filmaffinity imagino que esta una película tan desconocida para la gran mayoría como lo era para mi cuando le propuse verla a mi compañera cinéfila. Al menos con esta la cosa salió mejor que cuando arriesgamos con la de Amor y odio.
El inicio es bastante lento y totalmente carente de diálogos e incluso de personajes que poder identificar, pues lo más que vemos de ellos son sus manos mientras preparan el primer sabotaje en las minas. En ese sentido todo es muy directo y nos pone en situación sin recurrir a demasiadas explicaciones. Esto último es algo difícil de ver a día de hoy pero que en cine clásico o antiguo voy descubriendo que es bastante habitual. Lo de los diálogos cambiará, pero el ritmo del film será el mismo.
Es esta una cinta dura y realista sobre lo que debieron vivir a finales del siglo XIX la mayoría de trabajadores aunque aquí nos centramos en los inmigrantes irlandeses porque EEUU es la tierra de las oportunidades, pero también lo ha sido y es de la explotación, como pasa en todo país por civilizado que sea, con aquellos que llegan de fuera y aceptan cualquier trabajo con tal de tener algo de comer que llevarse a la boca. Cuando veo estas cosas y, pese a lo mal que está el tema actualmente, no puedo entender cómo hay gente que trata de extrapolar aquellas situaciones a la actualidad.
Dice la única crítica de Filmaffinity que es uno de los primeros grandes papeles de Connery y es verdad, su actuación es notable, pero desde mi punto de vista, casi me atrevería a decir que Richard Harris lo iguala y que, en el fondo, su historia es la auténtica protagonista según avanza el metraje. También hay que decir que el personaje de Harris es más agradecido porque posee mucho más matices que el resto y eso ayuda aun más a que la labor de este gran actor destaque.
El tono dramático de la historia estará presente desde el minuto uno hasta el final, que en cierto modo sorprende por lo que hemos ido viviendo con los personajes que lo protagonizan. También disfrutaremos o sufriremos, según se mire, con una hermosa pero difícil historia de amor que es quizá la que más descansos nos da dentro de una trama que avanza muy poco a poco y cuyos momentos más interesantes se desarrollan en las reuniones de los cabecillas de la sociedad secreta que da nombre a la cinta en su versión original.
La gran dirección de Martin Ritt, acompañada de la hermosa fotografía de la que goza el film pese a lo oscuro de algunos tramos del mismo, y la siempre acertada labor de Henri Mancini a los mandos de la orquesta terminan de rematar una película que es digna de ser disfrutada.
Este es un tipo de cine que cada vez se ve menos a día de hoy, con mucha pausa pero que tiene mucha chicha que cortar si te gusta el cine social. Considero que solo por el duelo interpretativo de sus dos protagonistas y por el romance que se desarrolla, no sin dificultad, es digna de verse. Es evidente que para quienes gusten de más acción o de una narración más ágil se puede hacer tremendamente pesada. Vosotros decidís.