En los últimos años, el gran Liam Neeson se ha especializado en películas de acción con algo de chicha. Con ello me refiero a que tienen algo más de sentido y de interés que las que nos pueda ofrecer otro grande en esto, Statham.
Joe Carnahan, director y co-guionista, quiere ir un paso más allá y convierte esta especie de "Viven" con lobos en una mezcla de acción y existencialismo que puede hacer la película un tanto cargante en determinados momentos aunque yo he de decir que me ha gustado.
Tranquilos con el símil porque aquí ningún humano se come a otro humano pero si que hay un accidente de avión allá donde Cristo perdió la alpargata. Antes de dicha catástrofe se nos irá presentando someramente a alguno de los personajes, aunque solo Neeson, el cazador que protege a los trabajadores en Alaska, y el graciosete de turno tendrán algo de protagonismo en esos minutos iniciales.
Los supervivientes se darán cuenta de que su mayor problema no es el haber quedado en medio de la nada, ni la imposibilidad de ser localizados, sino los lupinos habitantes de las cercanías que sienten amenazado su territorio por la presencia de los humanos.
Lo mejor de la película son sin duda las charlas que se organizan alrededor de las hogueras, imprescindibles no solo para mantenerse calientes, sino para alejar en lo posible la amenaza de la manada. en ellas es donde conoceremos a los distintos integrantes del grupo y las reacciones de los mismos ante la situación. Ottway/Neeson es quien más conocimiento tiene acerca de las salvajes bestias pues, no en vano, era el cazador encargado de mantenerlos alejados de la zona de prospección y se alzará como líder natural, lo cual le granjeará la enemistad de uno de los supervivientes.
El ritmo de la película es más bien pausado y, aunque los lobos harán acto de presencia en más de una ocasión, se juega más con el miedo que ocasionan en los protagonistas, y en nosotros, con los aullidos nocturnos y la presión psicológica a la que someten a los invasores humanos.
Con un Neeson en su nivel habitual y un reparto lleno de caras más bien desconocidas, salvo Dermot Mulroney (La boda de mi mejor amigo), he de decir que este aspecto de la película me ha dejado satisfecho, teniendo en cuenta que la mezcla de aventuras y drama necesitaba de actores capaces de moverse en ambos registros y sin duda los aquí presentes son capaces de hacerlo, aunque no esperéis actuaciones de relumbrón.
Como curiosidad, los lobos no son todo CGI, hechos por ordenador, lo cual queda patente en algunas escenas y llegan de la mano de Greg Nicotero, uno de los maestros en efectos especiales y que está detrás de The Walking Dead. Es un detalle que agradecemos los que crecimos con esas criaturas artificiales pero palpables tan típicas del cine de los ochenta y principios de los noventa.
Os aviso que tiene uno de los finales más cortados a cuchillo que recuerdo. Aquí eso de dejarlo a la imaginación del espectador llega a su máxima expresión, aunque más o menos es obvio lo que va a suceder.
Es un film que para muchos puede hacerse aburrido por esas conversaciones existencialistas que pueblan las noches alrededor de las llamas o porque la acción no tiene un protagonismo acusado pero, si os gusta Liam y disfrutáis de las películas que te mantienen en tensión durante gran parte de su metraje y siempre se os ponen los vellos de punta al escuchar el aullido de un lobo, la disfrutaréis.
La tengo pendiente de visionado pero con tu crítica has terminado de convencerme y no creo que tarde mucho en verla.
ResponderEliminarHay gente que dice que es una pena que Liam Neeson haya dejado de lado el drama por abrazar la acción pero yo creo que ha encontrado su sitio porque él solito se las compone para hacer brillar películas que acabarían siendo mediocres.
Muy buena crítica, un abrazo
Creo que tu comentario define perfectamente el momento en que está la carrera de Neeson. Él le otorga a este tipo de cine un plus que hace que películas que pasarían sin pena ni gloria sean cuando menos una experiencia interesante de disfrutar.
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