Tras el esperanzador inicio de la serie con "Los tres cerditos" y la decepcionante "Blancanieves" todos los que hemos querido dar una oportunidad a este experimento de Antena 3 mirábamos con desconfianza "Caperucita Roja".
De lo primero que hice fue mirar qué parte del equipo repetía, y Carlos Ruano, autor en solitario del guión de "Blancanieves" compartía esta vez esa tarea con Marcos Osorio Vidal. Esto deja claro, a mi entender, que cuatro ojos ven más que dos y que en equipo se pueden ver fallos y corregirlos dando lugar a un producto de mayor calidad.
La historia es ahora más sólida, quizá porque no trata de perderse en tantos simbolismos y metáforas y porque no nos presentan historias que parecen importantes pero luego no se profundiza en ellas, como pasaba con la relación entre la madrastra de "Blancanieves" y su hijo en el episodio anterior.
Además, es la primera vez que se opta por hacer pensar al espectador pues aquí no hay un lobo al que claramente podamos llamar así, aunque la genial voz del narrador en off trate de vendernos que si. Entre los lobos solo hay uno de verdad y uno con piel de cordero al que costará descubrir aunque evidentemente si se está atento no será difícil.
Esta vez las metáforas serán mucho más sutiles, como el bosque o el leñador, aunque la caperuza está ahí y el juego psicológico que se hace con el espectador al usar los aullidos y ruidos del lobo en determinados momentos me han parecido geniales.
Como siempre, soy sincero en esto, y del reparto solo reconozco alguna cara y los nombres ni me suenan. Nunca he sido gran seguidor del cine español y de las series aun menos. Pero, salvo alguna sobreactuación puntual —en una de las persecuciones cuando el perseguidor se para a gritar el nombre de su presa— y Adolfo Fernández, que era la cara que más me sonaba, y que no parece terminarse de creer sus líneas de guión y por ende yo tampoco terminé de creerme a su personaje. El resto del casting cumple sobradamente con lo que se exige de sus personajes, a años luz de lo que se vio en "Blancanieves".
La dirección de Fernando Bassi y la fotografía de Alfonso Postigo ayudan también a que esta historia que no solo trata de ser oscura, sino que lo consigue, llegue de una manera directa y sin florituras al espectador, con una escena final muy bien escrita y rodada, con un giro de tuerca de esos que se agradecen y que nos lleva a la moraleja del cuento. Ahí afuera hay muchos lobos, demasiados lobos y lo difícil es reconocer a los que se esconden entre los corderos.
Ha sido una pena que el fiasco del segundo capítulo haya perjudicado de esta manera a la serie, porque anoche ni "Cuéntame un cuento" ni "Caperucita Roja" fueron Trending topic durante la emisión y además, demostrando su confianza en la serie, el grupo de Antena 3 se hace la competencia a sí misma estrenando en la sexta su programa de casas de empeños a la española.
Yo os recomiendo que le deis una oportunidad a esta "Caperucita Roja" que está muy por encima de "Blancanieves" y que incluso supera, a mi modesto entender, a "Los tres cerditos".
Nota: 7
No soy tan analítica como tú, pero coincido contigo en que fue muchísimo mejor que el cuento de la semana pasada. Creo que transmitía importantes lecciones que llaman a la prudencia en esta era de la tecnología y redes sociales. La verdad es que todos me parecía que tenían algo que ocultar y resultando todos ser un lobo de una manera u otra. Me gustó mucho aunque lo que más me gusta es leerte a ti. Un beso.
ResponderEliminarHola preciosa.
EliminarEs que aquí el guión es bastante bueno con una revisión del cuento muy adecuada a los tiempos actuales y desmarcándose bastante de los dos capítulos anteriores. Este es un thriller puro con algo de acción, mientras que Los tres cerditos era más acción con toques de thriller.
Yo ayer estuve fuera y no la pude ver, pero viendo tu crítica intentaré recuperarla en la web de A3 a ver si recuperó el buen sabor de boca que me dejo el primer capítulo de los cerditos.
ResponderEliminarhttp://tododesdemisofa.blogspot.com.es
Yo le daría una oportunidad. Es corto y muy diferente, igual que el primero, a lo que encontramos habitualmente en la parrilla televisiva.
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