No solo de Hollywood vive uno cuando se pone a saldar la cuenta pendiente con el cine clásico y esta obra magna de Berlanga creo, si la memoria no me falla, es mi primer acercamiento al cine patrio de la época en que primaban más las ideas que el espectáculo.
La película no deja de ser un alegato contra la pena de muerte en la que se usa la figura del verdugo, en los tiempos del garrote, encarnado por un magistral José Isbert y los conflictos que se generan cuando, para poder conservar la casa que les han otorgado, el novio de su hija y marido a la postre, se ve obligado a suceder a su suegro en el gremio. Esta escena es genial sin lugar a dudas, demostrando que la administración funciona igual tanto en dictadura como en democracia.
Tratar un tema tan peliagudo como ese y en aquellos tiempos solo podía funcionar con ese humor negro y a la vez tan surrealista del que hace gala el guión y que plasman de manera sublime todos y cada uno de los interpretes. Es difícil quedarse con alguna escena en particular, aunque la esperpéntica boda y el viaje de trabajo/placer a las Baleares se llevan la palma.
La historia de amor que tenemos como parte central en muchos momentos es engañosa porque tanto José Luis/Nino Manfredi como Carmen/Emma Penella acaban juntos más por la imposibilidad que ambos sienten de ser amados por nadie, debido principalmente a las profesiones del joven y del padre de ella. Sin embargo José Luis si tiene sueños y aspiraciones que ella no comparte y que serán las que, en más de una ocasión, tendrán más carga dramática incluso que el hecho de trabajar quitando la vida a otros, cosa que, como decía Amadeo/José Isbert, alguien tenía que hacer.
Los tres actores nombrados llevan el peso del film y son los más destacados, pero veremos a muchos y conocidos intérpretes con muchos años menos encima, como José Luis López Vázquez o Alfredo Landa, que cumplen a la perfección con sus roles, pese a que el reparto es tremendamente coral y algunos personajes serán testimoniales.
Queda claro a lo largo de la cinta que Berlanga es un grande y el único pero que yo le veo a "El verdugo" es que a veces, son cansinas, por repetitivas, algunas escenas en las que José Luis/Nino Manfredi entra en unos bucles que acaban pasando de hacer gracia a desear que terminen, sobre todo porque eso sucede en varias ocasiones a lo largo del metraje. Entiendo que el personaje es así, pero a mi llegó a resultarme muy cargante.
Los créditos iniciales con la destacada música de Miguel Asins Arbó me encantaron y la verdad es que la melodía me sorprendió mucho, para bien. Parece que en eso Berlanga y su equipo también fueron unos adelantados a su tiempo.
Si hay algo que hay que dejar claro, es que para disfrutar de esta película ha de gustar mucho el humor negro y el surrealismo tan típico de la mejor comedia española, al menos a mi es la que más me gusta. Además, bajo todo ese humor, subyace una dureza muy bien plasmada en las dudas y reticencias de José Luis/Manfredi, con unos últimos minutos que abandonan el tono jocoso para golpearnos con dureza aun sin recurrir Berlanga a imágenes explícitas.
Genial ejercicio de reflexión y condena sobre la pena de muerte que se dulcifica con el humor que destila pese al oscuro trasfondo.
Nota: 9
Sorprende tu versatilidad para escribir críticas, lo mismo nos reseñas sobre un clásico del cine español, que sobre uno de los últimos estrenos pasando por alguna película infantil. Eres un crack. Esta peli en concreto la vi hace una eternidad tanto que no recuerdo prácticamente ninguna escena. Pero sin duda es una obra magistral. Felicidades como siempre por compartir.
ResponderEliminarHola preciosa.
EliminarEs que a mi lo que me gusta es que me cuenten historias, no me importa si es en blanco y negro, o si es todo digital mientras me entretengan o me lleguen de algún modo. Esta es un ejemplo de la genialidad del humor español cuando no se a va a los chascarrillos típicos y tópicos de hoy que parecen hacer tanta gracia y que a mi en su mayoría me asquean.
Pocas veces se ha visto un director tan bien dotado para la sátira y la ironía como Berlanga y su cine es un patrimonio del que podemos estar más que orgullosos en este país.
ResponderEliminarA mí, me gusta tanto que, cada vez que alguien pide que le recomiende una película española, siempre recurro a la filmografía de este hombre.
Gran crítica, un abrazo.
Yo estoy empezando, pero sin duda que seguiré buceando en su filmografía en cuanto se e vaya presentando la oportunidad. Porque adoro la ironía, es el humor que más me va, me divierto más con ese que con el más tosco y habitual últimamente.
EliminarGracias por leer y comentar.