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sábado, 23 de mayo de 2015

La escopeta nacional. Demasiado tufo a época del "destape" pese al buen intento de crítica social.

Llevo ya mucho acercándome al cine patrio con más ganas y, como con el resto del cine, de lo que más me falta por ver es cine de los años ochenta hacia atrás. Habiendo disfrutado enormemente con "El Verdugo" y ante las buenas críticas y opiniones acerca de "La escopeta nacional" me decidí a verla esperando una gran comedia con ese humor del esperpento que tan bien se nos da en España. 
Por desgracia para mí, y para Aurora, porque la arrastré a ver esta cinta esa noche, lo que vi fue el humor más rancio de la época del destape, con actrices, algunas, que para lo único que servían era para enseñar muslo o pechuga, según conviniera y con algunas escenas, como la del coleccionismo del anciano, que recordaban más a los films de Pajares y Esteso que a un guión que de verdad quiera meter el dedo en la llaga del cambio político y social que se vivía en aquella época en clave de humor.
Evidentemente, tiene sus momentos, sobre todo en algunas de las conversaciones en el salón que mantiene el personaje de Sazatornil con otros de los invitados o comensales a cuenta de los porterillos esos que quiere colocar y que demuestran que las cosas, sobre todo en lo que a corrupción se refiere, no han cambiado tanto. A mi parecer se olvidan demasiado de ese humor que denuncia demasiado a menudo para caer en chistes que a mí a día de hoy me resultan sonrojantes y más de cantina que de un director capaz de tener la sutileza que tiene en la única película suya que he visto antes y que mencioné en el párrafo anterior.
Supongo que algunos me dirán que es que era lo que se llevaba en la época, pero no creo que haya que seguir al rebaño en todo y menos en casos como estos, donde muchas de las cosas que se nos quieren transmitir quedan para mi desdibujadas y me dejan un sabor de boca bastante desagradable con tanta españolada que además lastró y mucho a nuestro cine durante mucho tiempo.
Algunas situaciones y personajes están muy bien construidos y eso hizo que por momentos recuperara la esperanza de terminar viendo una película que dejara en mí cierta marca como sí hizo "El verdugo" pero está claro que tendré que seguir buceando en el cine de Berlanga para encontrar más perlas.
Está claro que hay que ver de todo para poder juzgar y que esta cinta debió ser muy importante en su día y que se metía con temas que aun eran muy peliagudos pero opino que no era necesario esconderlos entre colecciones de vello púbico y un humor caduco para mí y que me hizo imposible disfrutar la película en sus mejores partes porque acto seguido volvíamos a la chabacanería destrozando, por ejemplo, un momento tremendamente tierno y romántico que nos encantó a mi señora y a mí y por lo que seguramente recordaré esta película más que por sus diálogos o por su critica política y social.
Nota: 5

viernes, 28 de noviembre de 2014

El verdugo. Mucho más que una comedia genial.

No solo de Hollywood vive uno cuando se pone a saldar la cuenta pendiente con el cine clásico y esta obra magna de Berlanga creo, si la memoria no me falla, es mi primer acercamiento al cine patrio de  la época en que primaban más las ideas que el espectáculo.
La película no deja de ser un alegato contra la pena de muerte en la que se usa la figura del verdugo, en los tiempos del garrote, encarnado por un magistral José Isbert y los conflictos que se generan cuando, para poder conservar la casa que les han otorgado, el novio de su hija y marido a la postre, se ve obligado a suceder a su suegro en el gremio. Esta escena es genial sin lugar a dudas, demostrando que la administración funciona igual tanto en dictadura como en democracia.
Tratar un tema tan peliagudo como ese y en aquellos tiempos solo podía funcionar con ese humor negro y a la vez tan surrealista del que hace gala el guión y que plasman de manera sublime todos y cada uno de los interpretes. Es difícil quedarse con alguna escena en particular, aunque la esperpéntica boda y el viaje de trabajo/placer a las Baleares se llevan la palma.
La historia de amor que tenemos como parte central en muchos momentos es engañosa porque tanto José Luis/Nino Manfredi como Carmen/Emma Penella acaban juntos más por la imposibilidad que ambos sienten de ser amados por nadie, debido principalmente a las profesiones del joven y del padre de ella. Sin embargo José Luis si tiene sueños y aspiraciones que ella no comparte y que serán las que, en más de una ocasión, tendrán más carga dramática incluso que el hecho de trabajar quitando la vida a otros, cosa que, como decía Amadeo/José Isbert, alguien tenía que hacer.
Los tres actores nombrados llevan el peso del film y son los más destacados, pero veremos a muchos y conocidos intérpretes con muchos años menos encima, como José Luis López Vázquez o Alfredo Landa, que cumplen a la perfección con sus roles, pese a que el reparto es tremendamente coral y algunos personajes serán testimoniales.
Queda claro a lo largo de la cinta que Berlanga es un grande y el único pero que yo le veo a "El verdugo" es que a veces, son cansinas, por repetitivas, algunas escenas en las que José Luis/Nino Manfredi entra en unos bucles que acaban pasando de hacer gracia a desear que terminen, sobre todo porque eso sucede en varias ocasiones a lo largo del metraje. Entiendo que el personaje es así, pero a mi llegó a resultarme muy cargante.
Los créditos iniciales con la destacada música de Miguel Asins Arbó me encantaron y la verdad es que la melodía me sorprendió mucho, para bien. Parece que en eso Berlanga y su equipo también fueron unos adelantados a su tiempo.
Si hay algo que hay que dejar claro, es que para disfrutar de esta película ha de gustar mucho el humor negro y el surrealismo tan típico de la mejor comedia española, al menos a mi es la que más me gusta. Además, bajo todo ese humor, subyace una dureza muy bien plasmada en las dudas y reticencias de José Luis/Manfredi, con unos últimos minutos que abandonan el tono jocoso para golpearnos con dureza aun sin recurrir Berlanga a imágenes explícitas.
Genial ejercicio de reflexión y condena sobre la pena de muerte que se dulcifica con el humor que destila pese al oscuro trasfondo.
Nota: 9