Como ya sabréis si habéis seguido un poco el twitter del blog, este finde nos toca analizar la trilogía de "Blade" ese vampiro que da caza a otros vampiros. Así que vamos a ello.
La primera entrega de la trilogía se estrenó en 1998, cuando aun no había esta fiebre por las adaptaciones cinematográficas de cómics que ha llenado nuestras carteleras en los últimos años. Pero no es solo eso lo destacable, sino que el producto, no conozco al personaje para valorarla como adaptación, está por encima de la calidad habitual de las películas que han surgido en los últimos diez, doce años.
No vamos a engañarnos, los efectos especiales en algunos momentos cantan por soleares, pero en su momento fueron la caña y hemos de agradecer que Stephen Norrington, director de escasa trayectoria aparte de esta más que digna película de acción y vampiros, realizara aquí su mejor trabajo junto a un David S. Goyer que consiguió uno de sus mejores guiones en solitario, que al menos gana en solidez a la fallida "El hombre de acero" y otras ya de juzgado de guardia como "Jumper" o "Godzilla 2014". La verdad es que ojeando su carrera solo ha participado en grandes guiones como acompañante porque en solitario...
La historia no es novedosa pero es un acierto que Blade fuera interpretado por Wesley Snipes porque no solo es espectacular verlo en acción en las numerosas peleas cuerpo a cuerpo que se suceden desde el inicio del film, sino que es de esos especialistas en dar tortas que sabe hacer algo más y no queda en ridículo en otros momentos de la película. Además está genialmente secundado por un escudero de lujo Whistler/Kris Kristofferson que es su hombre de armas y escudero al tiempo, además de el único amigo que Blade puede permitirse tener con la vida que lleva.
Quiero hacer una mención especial a Deacon Frost/Stephen Dorff, del que poco más he visto pero que consigue crear un gran némesis para nuestro protagonista, un villano de esos que, sin pasar a la historia del cine, consigue llegar más allá de lo que nos tienen acostumbrados y además no se pierde en discursos grandilocuentes, aunque esto es mérito del guión más que del actor evidentemente.
Esta es una película que quien haya visto y disfrutado, siempre tendrá un rinconcito en su corazón de amante de los héroes de acción de los noventa, con un Snipes en estado de gracia y con dos escenas que para mi son imborrables: la batalla inicial en la "discoteca" exclusiva para vampiros y el momento "nuez de Adán" que es una de las formas más gamberras y originales que recuerdo en una pelea en el cine.
Acción de la buena, con momentos de calma para explicarnos algo, no demasiado, de los personajes y de lo que está pasando, aderezada con música cañera que acompaña de manera sublime a las coreografías de Blade cuando reparte estopa a diestra y siniestra. Eso si, hay mucha sangre y muchos desmembramientos para quienes no les gusten esas cosas, aunque todo es bastante soportable y por momentos, más con lo mal que han envejecido algunos efectos, hasta risible.
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