Entre las muchas cuentas pendientes que tengo con el cine de terror estaba el ver algo de Narciso Ibáñez Serrador, el gran Chicho, del que no había visto nada hasta el visionado de esta película con un título tan ominoso. La verdad es que saber que se basa en la novela homónima de Juan José Plans, me hace tener muchas ganas de hacerme con ella para ver si es capaz de transmitir el mismo desasosiego y malestar que la versión cinematográfica.
El terror que viviremos a través de los ojos de Tom y Evelyn, dos turistas en el levante español que deciden pasar sus vacaciones en una apartada isla para huir del bullicio de las zonas de veraneo habituales, es puramente psicológico. Chicho no muestra prácticamente nada de las escenas más violentas ni de sus consecuencias, aunque alguna hay, lo cual a día de hoy es de agradecer, porque los efectos especiales han envejecido rematadamente mal. Aun así, conseguirá que los niños protagonistas consigan meternos el miedo en el cuerpo, porque todo es tan real, tan plausible, dentro de lo inverosímil, que la sola presencia de los críos se nos irá haciendo cada vez más insoportable.
Las interpretaciones de Lewis Fiander y Prunella Ransome, si, para mi también son unos completos desconocidos, irán de menos a más, igual que la propia cinta, que irá cogiendo fuerza con el transcurso de los minutos para terminar en una apoteosis final que nos dejará un mal cuerpo de esos que pocos films del género consiguen.
Me parece que tiene un enorme mérito lo que consigue Chicho con el numeroso reparto infantil en muchas de las escenas más concurridas, por decirlo de alguna manera, porque si ya hay muchos directores que se quejan de lo difícil que es rodar con niños, y en sus largometrajes salía un infante o poco más, lo que tuvo que sufrir el creador de "Historias para no dormir" en el rodaje de "¿Quién puede matar a un niño?" para llevar todo a buen término debió ser apocalíptico.
Y es que seamos sinceros, pocos mejor que los críos para meternos el mal rollo en el cuerpo cuando de terror se trata y aquí lo consiguen y de qué manera. Pocas frases hay por desgracia más acertadas que esa de "Los niños pueden ser muy crueles" aunque en este caso sea por razones diametralmente opuestas al contexto en que todos solemos usarla.
Es una gozada descubrir y visionar por primera vez estas joyas de un género tan maltratado por los guiones y los directores hoy día, que parece que solo saben tirar de remakes y de sangre y vísceras a tutiplén o de asustar a base de efectos especiales, en lugar de intentar meterse en la psique de los espectadores y atacar ahí, donde más duele, en las cosas que parecen más reales, más verosímiles, que podrían llegar a pasar, que incluso te hacen pensar. Porque si, inquilin@s del Motel, los últimos minutos del film nos harán plantearnos, apoyándonos en las duras imágenes iniciales de esta cinta, si todo lo que hemos visto es achacable a algo sobrenatural o simplemente se está haciendo justicia por parte de quienes menos se esperaba que la aplicaran de ese modo.
Nota: 8
Como tu dices, cuando vi esta película me entró un desasosiego y un malestar, que fue superado con las ganas de ver más! Me pareció un terror muy bien ejecutado sin tener que recurrir a la sangre, como bien dices, a lo que últimamente estamos acostumbrados (y ya cansa la verdad).
ResponderEliminarGran crítica compañero! Conforme te leía me parecía que estaba hablando conmigo misma, ya que has reflejado a la perfección lo que yo opinaba de la película.
Sinceramente me pareció una pasada las caras de los niños, es que de verdad dan muy mal rollo, y el momento piñata :O
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