En una de esas ocasiones en las que acudo a escuchar poesía y a la presentación de libros, contemplé en unos estantes libros de segunda mano, joyas literarias a precios más que asequibles. Una librería nada convencional por otra parte, podías escuchar poesía y tomarte un café. Allí encontré esta novela de Matilde Asensi que inmediatamente captó toda mi atención. Su carátula era mágica para mí, y la historia de la contraportada sonaba a aventura en un país exótico, China. Sí, ese libro tenía que ser mío.
Resultó ser una novela de aventuras trepidante que ciertamente me enganchó con celeridad, leyendo sus 457 páginas en un tiempo bastante corto teniendo en cuenta mi escaso tiempo libre. Su lectura es dinámica y cuenta con exquisitos detalles de la cultura china, y esas cosas me gustan. Se aprende con la novela histórica, porque sí, es una novela pero habla de dinastías que efectivamente existieron y notas al pie de página que enriquecen. Me gustan los libros que me transportan y este lo consiguió.
Elvira, una pintora española afincada en París, recibe la triste noticia del fallecimiento de su esposo en su casa de Shanghai. La acompaña su sobrina, una joven de diecisiete años que se comporta, como decirlo... de manera anticuada, vale que la historia se desarrolla en los años veinte, pero aún así. Juntas parten desde Marsella en barco para recuperar el cadáver de Rémy sin saber que este viaje es solo el principio de una gran aventura por China en busca del tesoro del Primer Emperador. Ya al poco de pisar tierra firme y sin apenas tiempo de reacción se verán perseguidas por los eunucos imperiales y los sicarios de la Banda Verde, que quieren robarles el "cofre de las cien joyas". Un periplo lleno de aventuras y en el que nos iremos encontrando con personajes de lo más variopinto.
Seguro que en novelas similares a esta están basadas películas como las de Indiana Jones, con aventura, acertijos y acción. Luchas de abanicos y patadas al más puro estilo Jackie Chan. A mí me cuesta poco sumergirme en las historias así que he atravesado toda China, he practicado Tai Chi y he comido arroz con palillos. Os lo recomiendo sin lugar a dudas.
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