Nuestra protagonista es un ser caprichoso e inmaduro que no duda en hacerse el centro de atención anteponiendo sus propios intereses a los de los demás. Pagará un alto precio por ello. Henry Fonda en su papel de prometido da una lección más que merecida a Julie/Bette Davis y también está fantástico en su rol.
La Jezabel de la Biblia no tuvo un buen final. La Jezabel que nos ocupa no tuvo un final tan dramático, ¿o sí?
Pues no podemos decirlo sin destripar cariño así que todos tendrán que verlo si quieren saber cómo acaba esta sureña interpretada por la Davis.
Ciertamente la cinta tiene algunos momentos icónicos como el baile que el personaje de Fonda usa para darle la lección más dura que le han dado a Julie y qué decir de los diálogos entre el entorno sureño y la recién llegada norteña en un determinado momento de la película. Máxime cuando creo que, si hoy en día no parecen cerradas, en los años treinta del siglo pasado aún debían sangrar las heridas de la guerra librada para acabar con la esclavitud.
Nunca he visto tan bella a Davis como aquí y con unas miradas tan capaces de incitar al pecado como de convertirte en piedra o incluso matarte si eso fuera posible. Está sublime en su interpretación, con Fonda un poco a la zaga pero maravilloso. No puedo dejar de mencionar a Fay Bainter, que interpreta a la tía de Davis, y que es la mejor actuación secundaria del film por mucho.
La dirección de Wyler termina de redondear una película que, quizá menos famosa que otra con la que coincide en temática como es Lo que el viento se llevó, pero que indudablemente merece ser vista por los fans de Bette Davis en particular y del cine con mayúsculas en general.
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