Cuando se llega al final de un libro que has disfrutado, es inevitable al pasar la última página, sentir que algo que no volverás a vivir de igual manera se acaba. Algo similar me ha pasado a mi con el visionado de la saga de Harry Potter aun sin haber leído antes los libros. Son muchas horas de vivencias con los personajes y demasiadas cosas que suceden en esta última entrega, valoraré las películas como conjunto, que has de asumir y que te dejan con una sensación agridulce, no por la calidad del producto, sino por las cosas que suceden.

Entre ambos films, son más de cuatro horas que no te dejan casi un momento de respiro. Sé que hay algún compañero bloguero al que la parte central de la primera película le parece soporífera, pero a mi no me sucedió eso. Cierto es que puede ser más lenta, pero todo lo que pasa o lo que te cuentan, me pareció interesante. La búsqueda de los Horrocruxes me recordó a esos relatos o cuentos de aventuras de antes y me parecen imprescindibles determinadas escenas para ser conscientes de cómo evoluciona la relación entre el trío protagonista.
Gran parte de lo que veremos es batalla sin cuartel entre los mortífagos, encabezados por Voldemort y el resto de magos. La defensa de Hogwarts es espectacular y no faltarán los típicos sacrificios de esos que te ponen el vello de punta, ni las frases que resonarán siempre en tu cabeza, yo me quedo con la de Remus Lupin, que he de decir que es, contra todo pronóstico, uno de mis personajes favoritos de la saga cinematográfica.

Como en toda guerra, y aquí no iba a ser diferente, habrá bajas que lamentar y es aquí donde considero que falla un poco la manera de presentarnos esos momentos. Hay personajes que andaban desaparecidos, en las películas, y que ahora son los que nos brindan los momentos más dramáticos en su adiós, y otros que fueron importantes y que han estado ahí, con mayor o menor presencia, a los que ni sabemos cómo traspasan el umbral hacia el más allá. En eso quedé ligeramente decepcionado, pero está claro que el protagonismo recae de manera casi absoluta en Harry, Ron y Hermione. Aun con todo, pienso que es un final más que digno a una saga que, pese a los altibajos, mantiene un nivel de calidad suficiente para no resultar prescindible ninguna de sus películas. Al menos yo lo veo así como espectador.

En cuanto al reparto, se vuelve a confirmar lo que ya se veía en cada cinta, Radcliffe no sabe salir de sus típicos gestos de siempre y verlo cuando las escenas tienen tinte dramático da bastante penica la verdad. Grint consigue algo más de evolución, pero sigue sin conseguir destacar en ese aspecto y, Emma Watson termina de crecer, como mujer y como actriz, en un camino que le ha llevado a ser hoy una de las actrices más elegantes y con más futuro. El resto de chavales cumplen su cometido sin más, pudiendo destacar si acaso de nuevo a Tom Felton, como Draco.

De los más talluditos, quería esperar al final para hablar de Ralph Fiennes y su Voldemort, que sinceramente, me ha dejado bastante frío en términos generales; incluso me atrevería a decir que el personaje en si, no termina de ser lo que se espera después de tanta historia con lo de "el que no debe ser nombrado". No es que esté mal, pero como némesis al final queda algo descafeinado. Por contra, Bonham Carter y su Bellatrix van incluso más allá de lo que cabría esperar de un secundario siendo sin duda lo mejor de este final de historia en lo que a interpretación se refiere junto a Alan Rickman y David Thewlis, como Severus Snape y Remus Lupin respectivamente.

Es indudable el acierto de haber dado a un mismo director la tarea de llevar el mando en las últimas cuatro entregas. Quizá con Cuarón habría sido mejor que con David Yates, porque "el prisionero de Azkaban" me sigue pareciendo la mejor de todas, pero haber andado cambiando de nuevo de "capitán" habría sido un error. Pienso que ha logrado mantener un nivel muy parejo con todos sus trabajos y que, al menos para no lectores como yo todo tiene una consistencia que es de agradecer.
El mejor añadido en estos dos últimos films está en el aspecto sonoro, en concreto en la batuta de Alexandre Desplat al frente de la banda sonora, que no solo se desmarca y mucho de las anteriores y consigue que su trabajo destaque, sino que incluso se aleja del tono de Williams, siendo patente la ausencia casi total del tema principal en casi todo el metraje de "las reliquias de la muerte".
Nota: 7