Es rara avis que el cine patrio arriesgue con historias distintas
a las habituales y más aun que se salga de los géneros más
trillados, como son el drama, la comedia y la mezcla de ambos, aunque
por suerte con el paso de los años eso va cambiando poco a poco.
"Los últimos días", de los hermanos Pastor, es una
buena muestra de ello. Los directores de "Infectados"
llegan con su segundo film a España, el primero fue rodado en EEUU,
y siguen con la trama postapocalíptica aunque ahora con una
enfermedad menos patente pero igual de mortífera.
Como casi siempre, el leitmotiv de uno de los protagonistas,
interpretado por Quim Gutierrez, es atravesar la urbe barcelonesa
para reencontrarse con su mujer...
En ese aspecto no encontramos una gran originalidad en la historia
que discurrirá por los derroteros ya conocidos por todos los que
amamos este subgénero. Al final lo peor no es la enfermedad, sino el
resto de seres humanos con los que se van encontrando nuestros dos
protagonistas.
Quim Gutierrez y José Coronado demuestran ser solventes para
hacer creíbles sus personajes durante la mayor parte del metraje,
aunque cierto es que algunas escenas nos harán preguntarnos en qué
estaban pensando los hermanos, que además de directores son
guionistas también, y en esos momentos todo flojea bastante,
incluidas las interpretaciones.
El resto del reparto es prácticamente irrelevante salvo Marta
Etura, que está correcta en los flashbacks en los que nos la
muestran con Quim antes de que empiece el apocalípsis.
El periplo de nuestros supervivientes evolucionará a buen ritmo
por las catacumbas de una Barcelona devastada que es quizá donde más
cojea el aspecto técnico, cuando se nos enseñan panorámicas de la
gran ciudad y todo canta un poco a efecto digital tirando a barato.
Opino que si esto se hubiera trabajado un poco más le habría sumado
enteros a la experiencia.
Los interiores, oscuros y opresivos en su mayoría si que están a
la altura de lo que podríamos esperar en una historia de este tipo.
No son muy variados y es más de lo mismo, alcantarillas,
supermercados, etc, pero era lo esperable.
Se trata en definitiva de una cita disfrutable para los que acusan
al cine español de contarnos siempre las mismas historias y para
aquellos que gusten de lo postapocalíptico y prefieran olvidarse de
los zombis o de otras criaturas de dudosos gustos culinarios. Imagino
que quienes conozcan Barcelona bien, sabrán apreciar los detalles y
la vivirán aun con más intensidad.
Nota: 6
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