Si hay una película que una deportes y superación personal de una manera sublime para mi esa es "Remember the Titans"; disculpadme si uso su nombre en inglés pero me gusta mucho más y me parece más adecuado que el que se le dio en España.
Hoy voy a empezar hablando del reparto porque una vez lo haga, ya no existirán actores en mi reseña de hoy, solo Gerry, Julius, "Sunshine" y un largo etcétera de personajes que hacen enorme a esta película. Sin ningún género de duda, Denzel Washington está inconmensurable aquí, viéndolo en VO es maravilloso cómo transmite su pasión por lo que su alter ego en pantalla hace, que en realidad es mucho más que simplemente entrenar equipos de fútbol americano de instituto. Will Patton, como el entrenador desplazado por la llegada de Washington. La parte joven del casting está muy, pero que muy bien cada uno en su rol y veremos a un muy joven y con poco protagonismo Ryan Gosling y a una aun más joven Hayden Panettiere, que sería años más tarde la animadora en la serie "Héroes"; imposible no reconocerla pues tiene la misma cara.
Desde que empezamos el visionado sabemos que la cinta va a tener momentos duros pues el luto y los rostros de los protagonistas en el primer minuto del film ya nos ponen sobre aviso. Sin abusar de la voz en off de la hija del entrenador Bill Yoast, una eminencia en lo suyo que está a punto de entrar en el salón de la fama de Virginia, donde se ambienta la historia por sus logros deportivos al frente de los "Titanes".
Quizá haya gente para la que el conflicto racial no se trate con la profundidad necesaria pero lo cierto es que este film no va de eso, no en el fondo, y pienso que las relaciones entre los integrantes del equipo ya son más que suficientes para poder ver lo patético de inculcar a nuestros hijos ese odio irracional hacia los que, en el fondo, son diferentes a nosotros. "Remember the Titans" nos habla de lo difícil que es triunfar cuando tienes todo en tu contra como es el caso del entrenador Boone, no solo por ser negro sino además porque llega para defenestrarlo injustamente, él mismo lo dice en una conversación, que no quiere "hacerle la cama" a Yoast como se dice vulgarmente.
Desde la escena en la que están cogiendo los autobuses para irse a la concentración previa a la temporada, con esa conversación entre Boone y Gerry Bertier, alma mater y capitán de los "Titanes" que tiene que asumir no solo que ahora le entrena un "mono" como llega a decir algún entrenador rival a lo largo de la película, sino que con la integración racial en su instituto, el puesto de muchos de los jugadores blancos puede estar en entredicho. Será en ese campamento donde el equipo empezará a crecer y donde las diferencias se irán convirtiendo en nexos de unión entre los chavales, como el momento en los vestuarios cuando cantan juntos "Ain't no mountain high".
Puede parecer en muchos momentos que Boone es excesivamente duro y exigente con sus pupilos, pero iremos comprendiendo que ahí hay un doble fondo y es más que quiere llevarlos al límite no para que se rindan, sino para que blancos y negros formen un frente común contra él, el enemigo de mi enemigo es mi enemigo, que diría aquel. Pero también veremos que consigue que muchos crean en sí mismos y que lleven su potencial al máximo de lo que jamás creyeron que podrían dar.
El baile de los chicos antes de cada partido, sus charlas antes de las jugadas, lo que hace "Sunshine" cuando ha de sustituir a su compañero lesionado en la primera jugada que le toca dirigir como quarterback y sobre todo lo que dice Julius antes de la final sobre que él no es perfecto, ni ninguno de sus compañeros aunque el entrenador les exigió perfección pero que, como equipo, lo son, son perfectos porque funcionan como uno solo, porque si uno no cuida de sus hermanos, se le echa de la familia, porque si sabes que tú no eres lo suficientemente bueno para ayudar a ganar un partido en concreto eres tú mismo el que se lo dice al entrenador y pides que entre tu compañero, porque el lado fuerte no es en realidad el lado izquierdo, sino su pasión, cómo ponían el corazón en cada cosa que hacían.
Sacrificio, reconocimiento de errores y no solo aprender de ellos sino mejorar gracias a los mismos, ser capaz de superar las diferencias aunque ello suponga que otros dejen de aceptarte porque no se dan cuenta que a veces los cambios son buenos, aunque sean duros y difíciles, todo eso y mucho más tiene esta película que me hizo llorar a mares cuando sucede algo que no recordaba aunque incluso de ahí surge una lección de vida, porque estar herido no significa estar muerto, como muy bien decía el señor Bertier.
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