jueves, 26 de enero de 2023

Babylon, maravillosamente excesiva

 

Cuando vi el trailer sabía que la tenía que ver sí o sí y no me defraudó. La primera media hora es un frenesí de lujuria y desenfreno que aunque no sean imágenes de mi agrado era imposible no mirar. La música te envuelve de tal manera que formas parte de aquella "orgía" visual y sientes deseos de moverte al ritmo de la trompeta que uno de los protagonistas  toca con un virtuosismo propio de las orquestas negras del más delicioso jazz. 

A pesar de lo larga que es, no me resultó pesada en ningún momento, es dinámica y divertida aunque también pone de manifiesto la cara B del glamour del Hollywood de los locos años 20. El paso del cine mudo al hablado fue un cambio que para muchos actores supuso prácticamente el fin de su carrera pero también fue un salto de gigante para la industria. 

Margot Robbie está increíble, me encanta, me enamoré de ella en su papel de Harley Quinn, (algún día me vestiré como ella). De Brad Pitt poco se puede decir que no se haya dicho ya, es un actorazo como la copa de un pino.

Hubo momentos que me reí hasta llorar pero hubo otros de reflexión, no todo lo que brilla es oro. Ahora sí le doy paso a mi sol, el que más brilla entre tanta estrella y el que mejor analiza las pelis. Mejor que yo al menos. 

A veces brillo tanto que me ciego a mi mismo cariño. Aunque ni de lejos analizo las películas mejor que nadie porque todavía soy un cinéfilo sin carnet yo también te amo mucho.

Y de eso va esta cinta, de amor; de amor total y absoluto por el cine aunque también aproveche, una vez más, para poner el foco en los excesos que, aunque aquí sea una interpreación ficticia de lo que se sabe, de seguro se cometían. El poder y el dinero conlleva tener lo que se quiera y eso a la larga nunca es suficiente, así que se necesita más y más.

A pesar de lo dicho, la verdadera orgía del film no es la sexual sino la cinematográfica, no tanto de la que vivimos nosotros en la sala, más bien la de los rodajes a los que asistimos en un metraje largo pero que a mí se me pasó en un suspiro. No sé cómo lo hace Chazelle pero a mí me enamora con cada largometraje suyo que he visto; quizá es porque su innegable amor por la música y el uso que hace de ella me toca fibras que otros no consiguen.

Me gustaría destacar, además de lo ya señalado por mi esposa, que Diego Calva está sublime en la construcción de su Manny, tan identificable con el potagonista de otra oda al cine como es Cinema Paradiso. El resto del casting está también especialmente inspirado, con escenas tanto hilarantes como dramáticas en esta montaña rusa que sonrojaría a la Babilonia bíblica.


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