Vuelven los clásicos con Aurora y qué mejor que con una pelicula de Alfred Hitchcock de la que ciertamente no había oído hablar. Cuando ves este tipo de filmes, quiero decir antiguas, esta cinta es de 1938, te das cuenta de que no hay nada novedoso en el cine actual, o si acaso muy poco. En este caso una persona desaparece en el tren Trascontinental y cuando su acompañante comienza a buscarla preguntando a otros pasajeros, nadie recuerda haberla visto. ¿Os suena? A mí sí, sobre todo una escena muy similar a una de la película Plan de vuelo: Desaparecida de Jodie Foster.
Algunas escenas nos parecían un tanto atrevidas para la época pero Hitchcock era un mago no solo del suspense sino de burlar la censura. Como ese beso que Ingrid Bergman le da a Cary Grant en Encadenados haciendo que el beso sea más largo de lo permitido gracias a pequeñas interrupciones en el beso, así se están besando durante mucho más tiempo de lo que dictaba el decoro. Dicho esto me vuelvo a centrar en la cinta que nos ocupa. Por momentos es difícil no sentir la angustia de la joven que inicia el viaje para reunirse con su prometido y desesperada recorre el tren en busca de la dama que la acompaña. Considero que es una gran película pero por desgracia no es de las más conocidas del maestro del suspense, aunque debería.
Bueno ya doy paso a la reflexión más sesuda de mi querido Sr. Purgatorio.
Ciertamente cariño no es de las más conocidas de Hitchcock, ni su reparto sería el más estelar de la época pero eso no es impedimento para que una cinta de un nivel más que aceptable, muy por encima de la media de mucho cine como churros que se hace cada año en los días que vivimos.
Tito Alfred como siempre, sabe esconder sus cartas aunque el haber visto a día de hoy tanto cine te hace intuir ciertas cosas. Además, como diria King, recoge posiblemente uno de los terrores cotidianos más recurrentes, que alguien con quien estás desaparece y nadie te cree, ya sea sinceramente o porque te están haciendo luz de gas.
El coral reparto está muy bien y es algo de lo que, cuanto más cine clásico veo, más consciente soy, esto es, que en aquellos tiempos el nivel medio de los intérpretes era superior al de las últimas décadas. No porque yo sea de esos que piensan que todo pasado fue mejor en todos los sentidos, sino porque tengo la sensación de que se tomaban su profesión mucho más en serio que la mayoría de la actualidad.
Curioso ver las escenas en las que claramente son todo maquetas, práctica habitual en aquellos tiempos y algunos posteriores en los que no todo se podía arreglar digitalmente.
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