Pasar tiempo en Twitter te hace descubrir mucho cine de terror del que ni tenías noticias de su existencia. El problema es que cuando las ves con los ojos de haber devorado tanto celuloide aterrador, ves un cliché tras otro. Como hay que ser justos, siendo la cinta que analizo hoy de 1983, es obvio que ya tiraba de lo que funcionaba en el género: los adolescentes más calientes que el palo un churrero (gracias cariño por descubrirme esta expresión), la música que parece clónica de otras que conocemos, el malo que no es tal aunque todo lo indique, etcétera. Volviendo a ser justos, el psicokiller que aquí nos encontramos seguro que en algo inspiró al Ghostface de Wes Craven, además de compartir con Scream que aquí no hay nada sobrenatural, lo cual se agradece. A poco que seas fan del slasher, este film lo vas a disfrutar y sobre todo por ver a Bill Paxton, lo mejor de la cinta y que demuestra que muchos de los que luego son grandes, empiezan en el terror.
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