Este "yo me lo guiso, yo me lo como" que se ha marcado Turturro, no en vano es director, guionista y protagonista, tiene todo el sabor del cine de Woody Allen en muchos momentos, pese a que este se limita a actuar en "Aprendiz de gigoló".
La verdad es que este actor y director de "cara difícil" ha sido siempre una de mis debilidades y me alegra verle en un rol principal, algo no demasiado habitual en él.
Cuando dos amigos como los que interpretan Turturro, y sobre todo Allen, se ven con el agua al cuello financieramente hablando está claro que el esperpento queda a la vuelta de la esquina.
Y así será, sobre todo en las conversaciones entre estos dos personajes, a caballo entre lo esperpéntico y un humor negro muy sutil que os hará soltar más de una carcajada durante el visionado de esta cinta.
El contrapunto dramático de la historia, más presente según pasan los minutos, corre de cuenta de los personajes femeninos casi por completo. Una Sharon Stone que interpreta a una mujer de mediana edad insatisfecha en muchos aspectos; Sofía Vergara, exuberante y correcta en su rol de devoradora de hombres
y sobre todo una Vanessa Paradis que es como una flor, que pasa del estado de capullo de sus primeras apariciones a desplegar sus pétalos poco a poco mostrándonos la belleza oculta tras una vida repleta de tabúes religiosos.
y sobre todo una Vanessa Paradis que es como una flor, que pasa del estado de capullo de sus primeras apariciones a desplegar sus pétalos poco a poco mostrándonos la belleza oculta tras una vida repleta de tabúes religiosos.
Probablemente, ese giro de comedia a melodrama tan súbito que experimenta la trama, sea lo que más le podemos echar en cara a Turturro, tanto en su faceta de director como en la de guionista. No es que la calidad general del film se resienta, pero es obvio que la transición habría sido mucho más agradable para el espectador si se hubiera realizado de una manera más progresiva.
La banda sonora, también muy del gusto de Woody Allen casi con total seguridad, es un más que correcto acompañamiento a la historia que se desarrolla ante nuestros ojos. Gran trabajo de Abraham Laboriel y Bill Maxwell. Recomiendo quedarse a escuchar los títulos de crédito del final y disfrutarla.
"Aprendiz de gigoló" es, probablemente, lo más parecido al cine de Woody Allen que podemos encontrar, no siendo obra del peculiar actor/director. Turturro consigue entretenernos y emocionarnos a partes iguales con un humor inteligente y una historia de amor que, no por repetida, resulta menos cautivadora.
Nota: 7
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