miércoles, 16 de abril de 2014

Primos. Échame una mano primo...



Descubrí a este director, o más bien me decidí a ver su cine, gracias a la tabarra que daba Cine de Patio con La gran familia española. Quedé tan encantado con ella y con el mensaje que transmitía, que hace poco me decidí a ver Primos, la película protagonista de esta crítica.
El film comienza con uno de los mejores momentos, un monólogo digno de El Club de La Comedia, de la mano de Diego (Quim Gutiérrez), que recuerdo en el cine. Sencillamente genial.
El lugar, una iglesia y el evento, una boda que ya no se va a celebrar, son el punto de partida de la historia que se iniciará con el tan típico "A que no hay huevos" que caracteriza al hombre español.
Diego, acompañado por sus primos Julián (Raúl Arévalo) y José Miguel (Adrián Lastra), decide ir en busca de su amor de adolescencia, a un pueblo donde pasaban sus veranos.
A partir de la llegada a dicho lugar será cuando conoceremos a Martina (Inma Cuesta), una actriz que me enamora más a cada película suya que veo, y a otros personajes que tendrán su importancia de una manera u otra, algo que caracteriza por mi experiencia a todo lo que sale de las manos de Daniel Sánchez Arévalo.

Son impagables las escenas entre Julián y Bachi (Antonio de la Torre); enternecedoras las que protagonizan Dani (Marcos Ruiz) y José Miguel, ayudándose mutuamente a superar sus miedos y casi siempre surrealistas las que incluyen a los tres primos.
La relación entre Diego y Martina tiene un poco de todo, amor, ternura, drama y humor, mucho humor.
Si me falla un poco alguien es Clara (Clara Lago) la hija de Bachi, que no me termina de cuadrar. No sé que me pasa con esta actriz, pero no me acaba de llegar.
Cerca del final de la proyección se disfruta uno de los mejores momentos para mi, que es la actuación de los "Backstreet Primos". Esas tonterías que uno hace por enamorar a la chica, recordar tiempos de juventud, o ambas cosas a la vez.

Las películas de Daniel Sánchez Arévalo generan en mi una sensación de bienestar y de reconciliación con la vida que pocas consiguen. La verdad es que elegí probablemente el mejor y el peor momento para visionarla, porque determinadas cosas me ayudaron pero otras hacían daño en heridas aun abiertas; aun así después de verla me sentía mucho mejor y todavía me quedan por ver sus películas anteriores y las que estén por venir.
Recomendada si te gusta un humor más sutil que el típico que se hace aquí en España, aunque también tiene de ese más directo y sencillo que parece que llena más las salas de cine.
Nota: 8

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