Cuando me acerco a sagas conocidas a la hora de poner el Motel al día con ellas cuando llega una nueva entrega, normalmente ya he visionado todas las películas al menos una vez y suelo tener claro con qué me voy a encontrar. Viendo esta tercera entrega de Terminator fui consciente de que si la vi fue a trozos en su momento porque recordaba muy pocas cosas.
Al igual que pasa con la franquicia de "Alien", los cyborgs representados siempre por la figura de Arnold iniciaron la cuesta abajo con la tercera entrega y eso es algo indudable. A pesar de ello, a mi me parece que, aun estando a mucha distancia de las dos primeras partes, es mucho más entretenida que la mayoría de productos que mezclan acción y ciencia ficción que han ido llegando a la gran pantalla en años posteriores al 2003, año de estreno de esta fallida continuación.
Uno de los problemas con los que se encuentra la saga es que volvemos una y otra vez sobre la misma idea, la protección de John Connor y sus allegados, pero en diferentes momentos de la vida de dicho personaje. La gran novedad aquí es que el rival de "Chuache" es un robot con aspecto femenino y que posee la capacidad, no solo de transformarse en otros seres humanos, sino incluso de convertir sus brazos en armas mucho más sofisticadas que el némesis que nos encontramos en la segunda película. Vamos, una navaja suiza andante.
Pese a contar con unos efectos especiales muy cañeros para su época y con un reparto a priori más que solvente, con una Claire Danes que vivía sus años dorados, al menos en lo que a cantidad de trabajo se refiere, Jonathan Mostow, director del proyecto, tira mucho más por el lado del humor desde casi el primer momento. Esto último lo notaremos sobre todo en cada escena de acción y en las peleas cuerpo a cuerpo entre los dos androides siendo un problema por el extraño contraste con los momentos más dramáticos protagonizados por Connor/Nick Stahl y Danes. Sobre Kristanna Loken, la "Terminatrix", poco que decir hay pues se limita a poner cara seria a lo largo de todo el metraje, tanto da si está matando a alguien o recibiendo mil leches del otro robot.
La trama está tan encorsetada por los sucesos pasados y futuros, aderezados con la omnipresente salsa de paradoja, que tendremos la sensación de estar viendo por tercera vez casi lo mismo, solo que con unas persecuciones sobre ruedas que poco o nada tienen que envidiar a su predecesora y que consiguen que la intensidad no decaiga en una orgía de acción sin descanso.
No es digna de sus antepasadas pero pienso que no es tan mala como muchos la quieren pintar. Otro de tantos entretenimientos vacíos que nos llegan con asiduidad con más carisma que la mayoría aunque con el gigantesco lastre que supone que esperen de ti que consigas ser de nuevo la evolución en el cine de ciencia ficción que fueron las anteriores Terminator.
Nota: 5
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