Los españolitos somos tan así que siempre nos andamos quejando de que nuestro cine es muy malo, que siempre es más de lo mismo, que no tenemos buenos actores, etc. Vamos, que si miramos la cartelera para escoger lo que vamos a ver tendemos a eliminar de la ecuación directamente cualquier producción patria. No voy a deciros que yo sea muy diferente pero en los últimos años, nuestros productores, guionistas y directores están apostando por productos de mayor calidad y que intenta desmarcarse del humor chabacano, del drama "tipycal Spanish" y de la dejadez que en muchos apartados técnico solía hacer gala la producción cinematográfica española.
Los antecedentes trasladando cómics/tebeos a imagen real van de malos, "Mortadelo y Filemón", a patéticos, El Capitán Trueno y el Santo Grial, pero por fortuna para nosotros, espectadores, en esta ocasión se ha puesto mucho más mimo y cuidado en todos los sentidos.
Desde los primeros compases la música, a cargo de Javier Rodero, nos muestra a las claras que nos introducimos en una película de espías, atípica y muy lejos de la clase o el saber estar de Bond, pero con momentos que poco tienen que envidiar a esos "blockbusters". Como supongo que much@s os estaréis rasgando las vestiduras después de esta aseveración, me voy a explicar; pocas veces he visto unas escenas de acción, desde las espectaculares y cómicas peleas cuerpo a cuerpo, pasando por las persecuciones, hasta los tiroteos tan bien ejecutadas en el celuloide patrio.
Ahora llegamos a la parte importante y que es lo que nos preocupa en una cinta de este tipo, esto es, el humor. A caballo entre lo absurdo y lo más negro, Javier Ruiz Caldera y sus guionistas consiguen trasladar al mundo real las viñetas de Manuel Vázquez Gallego y que nos riamos con ganas. No os voy a decir que no tenga sus momentos irregulares pero si os puedo asegurar que en la sala, aunque no éramos demasiados, todo el mundo reía con ganas y muy a menudo durante la proyección.
Queda fuera de toda duda que la vis cómica de un Quim Gutiérrez en estado de gracia es la gran culpable, a lo cual ayudan las intervenciones de Berto Romero en los momentos oportunos —aunque aun sigo pensando que a este hombre le faltan tablas para considerarlo un actor de verdad— y la química que muestran Alexandra Jiménez y Quim. Del resto del reparto he de decir que Imanol Arias a ratos encaja a la perfección y a ratos se le nota forzado pero lo cierto es que, pese a lo que pueda parecer, el peso de la trama recae en realidad sobre Adolfo/Quim.
Llegamos a los secundarios donde me he llevado yo mismo una sorpresa al quedar satisfecho con el trabajo de Carlos Areces, un humorista/actor al que no soporto generalmente, y de Eduardo Gómez que adapta a la perfección su rol tan típico de comedias televisivas como "Aquí no hay quien viva" o "La que se avecina". Destacables también Emilio Gutiérrez Caba y el genial cameo de Rossy de Palma con la escena del desayuno. Una pena en ese sentido que Buenafuente destripara en su programa totalmente el cameo que él y Corbacho protagonizan y que también es digno de carcajada.
Me es complicado deciros que la recomiendo porque conozco las reticencias que la mayoría tienen/tenemos a la hora de acudir a los cines a ver películas españolas pero creo que si tenemos presente que es un producto de entretenimiento puro y duro, mucho más cuidado que la mayoría de lo que se hace por estos lares y que el humor del que hace gala es más variado de lo habitual, podéis arriesgaros a darle una oportunidad.
Nota: 7
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