M. Night Shyamalan empezó una cuesta abajo que, según con quien se hable, se inició antes o después pero que en sus dos films anteriores fue más que patente y que ha hecho que muchos perdiéramos las esperanzas de volver a verle hacer buen cine, incluso muchos ya van a la sala predispuestos a que no les guste cada nueva cinta del director que casi tocó techo con su primer largometraje, "El sexto sentido". Personalmente fui un ferviente defensor de su manera de contar historias hasta "La joven del agua", incluida, pero era obvio que cada vez se apartaba más de sus orígenes y parece que con esta nueva película ha intentado volver a ese camino, ¿lo ha conseguido?
La respuesta, para mi rotunda, es que no. Es innegable que en casa de esos abuelos tan raritos, o como queráis denominarlos, consigue que estemos con el corazón en un puño en varias ocasiones pero con recursos y escenas tan tópicas en el género y tan recurrentes en los últimos años que nos hace pensar que Shyamalan no ha querido arriesgar prácticamente en nada.
Si ya decíamos en la crítica del remake de Poltergeist el daño que han hecho las nuevas tecnologías a este tipo de cine, aquí nos volvemos a encontrar con unos críos con aspiraciones de directora una y rapero/youtuber el otro, que con la disculpa de la realización de un documental graban en todo momento cámara en mano, recurso que el cineasta, venido a menos y que nos sorprendió con "El bosque", aprovecha para asustarnos/marearnos con mayor facilidad. Lo consigue, eso es indudable, pero con todos los films del estilo que han pululado por las pantallas de nuestros cines esperaba algo un poco más trabajado.
Con los niños, sus cosas, y la interacción con los abuelos y su madre cuando el realizador y guionista hindú decide que quiere convertirse en una especie de Sam Raimi y mezclar comedia y terror es cuando empieza el problema. La mezcla de géneros puede ser lo mejor, si se consigue llevar a buen puerto, o ser un lastre que corta constantemente el ritmo de la narración y saca al espectador de la historia cada dos por tres; en "La visita" es el segundo caso el que se impone por goleada. Los rapeos del chaval se hacen insoportables, pese a que es obvio el trabajo realizado en la traducción/localización para que encajen lo mejor posible en castellano; por si eso no fuera suficiente, en contadas ocasiones consigue el humor que utiliza Shyamalan el efecto deseado, con esa mezcla de coñas infantiles y humor negro tan rara.
Tanto los chavales como los abuelos están correctos en sus papeles y sobre todo la mujer consigue que de verdad te entre una desazón muy intensa casi cada vez que aparece en escena según va avanzando el metraje. En este sentido no creo que se les pueda pedir más teniendo en cuenta el tipo de producto que vamos a visionar.
Es una pena que las esperanzas que muchos, incluido yo, habíamos depositado en este nuevo trabajo de este realizador hayan acabado cayendo en saco roto; cierto es que está por encima de sus últimos fiascos pero creo que ha ido a lo fácil y para eso mejor que nos hubiera dejado esperando un poco más. No es una mala película en términos generales pero la mezcla que se ha intentado no funciona y sigue echando tierra sobre la tumba que empezó a cavarse hace unos años Shyamalan.
Nota: 5
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