domingo, 20 de septiembre de 2015

No profanar el sueño de los muertos, Romerini a la boloñesa

Hacía mucho que no veía una de nuestros amigos los podridos y aprovechando que en la dos ponían esta producción italo-española me dije, vamos allá. Lo primero fue un pequeño coloquio entre la presentadora habitual del programa "Historia de nuestro cine" y un historiador del celuloide patrio en el que hablaban del origen de esta cinta, que al parecer fue un intento de hacer "La noche de los muertos vivientes" a la europea.
Si en algo se parece a la grandiosa película de Romero es el ritmo tremendamente pausado que tiene y en la importancia que se da a la interacción entre los personajes, recreándose en la idea de que por mucho que los muertos salgan de sus tumbas lo peor es el ser humano en sí mismo.
Ese punto, el de su lentitud, es el que deben sopesar quienes gusten de films donde los zombis empiecen a devorar y despedazar desde los primeros compases porque sí, habrá casquería, pero será con cuentagotas y tardaremos mucho en ver una verdadera orgía de sangre y vísceras.
La idea de base, el detonante de que los que han abandonado este mundo vuelvan a ponerse en pie, debió ser original en su momento, teniendo en cuenta que hablamos de una peli del año 1974. En ese sentido creo que la labor de los guionistas es de alabar, al igual que lo es la acertada dirección de Jorge Grau que demostró que el cine español de género estaba muy vivo a pesar de que, seguramente, habría sido imposible hacer algo así sin salir allende nuestras fronteras pese a ser los años finales de la dictadura y de la consiguiente censura. La música, a cargo de Giuliano Sorgini, está muy en la línea de los films de terror de la época y también cumple su cometido de manera notable.
En lo que al reparto se refiere, destacan por méritos propios los dos protagonistas, Arthur Kennedy y Cristina Galbó —increíble escucharla en VO, se rodó en inglés, y ver cómo no se le nota acento alguno, a diferencia de muchos actores y actrices patrios actuales— que consiguen que sus personajes, a pesar de los desencuentros iniciales de los mismos, tengan una química envidiable si lo comparamos con lo que vemos muchas veces en nuestras pantallas.
Es posible que haya visto y leído ya tantas historias de muertos vivientes, que necesite algo más para quedar totalmente impresionado que esta obra inquietante y digna de reconocimiento, que trasladó de manera muy acertada el espíritu del cine de zombis "Romeriano", donde la violencia y lo morboso son un vehículo para hablarnos de las bajezas del ser humano, al campo cinematográfico del viejo continente con una calidad envidiable en todos sus aspectos técnicos, recordando siempre que hablamos de los setenta, y humanos.
A mi no me ha maravillado tanto como parece haber hecho con otros pero entiendo que se considere de culto por lo que debió suponer en su momento y por las cualidades que la cinta posee. Si os gusta el rollo infectados/zombis que no paran de correr detrás de unos supervivientes que tampoco dejan de ir de un refugio a otro, seguramente os aburriréis bastante con esta profanación pero si sois pacientes y os va más el desarrollo de los personajes y la trama deberíais verla.
Nota: 6

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