jueves, 1 de octubre de 2015

Everest, subir no era lo complicado

Con las películas basadas en hechos reales dramas siempre, acaben bien o mal, más importante que la calidad en si de la historia o de la fidelidad de la misma a lo que pasó es la capacidad de conectar, de empatizar con lo que estamos bien en la pantalla. Con "Everest" eso se eleva a la máxima expresión.
La trama es tan ligera que se centra en prepararnos para lo que tiene que tocarnos la patata y ahí llega el gran fallo de la cinta, que hay demasiado que contar para el tiempo del que se dispone. Entiendo que se quiso homenajear de alguna manera a todos y cada uno de los montañeros que sufrieron aquel descenso infernal pero es eso lo que hace que no podamos implicarnos personalmente con prácticamente ninguno de ellos.
No se puede decir que el reparto no haya dado lo mejor de cada uno pero es que disfrutan de tan pocos minutos y tan pocas líneas de diálogo que las capacidades de Jason Clarke, Josh Brolin, Jake Gyllenhaal y Emily Watson a pesar de quedar patentes, nos sentiremos como si nos dieran el azucarillo y nos lo quitaran cuando empezamos a apreciar el dulzor en nuestra lengua. Keira Knightley también está correcta y esta vez me gustó ver a un Sam Worthington actuando de verdad y no eso que hacía con los Titanes; vale, su papel es muy cortito pero realmente te lo crees como montañero y cuando el tema se vuelve más dramático da la talla.
Visualmente es un disfrute para los sentidos, con esa montaña que es a la vez tan hermosa y mortal, esto último algo que todos quienes se enfrentan a ella asumen y ese es un detalle que iremos comprendiendo sobre todo en la recta final del film. A ese respecto no deja de ser impactante ver cómo la competitividad hace que los diferentes grupos de escaladores tengan sus más y sus menos sobre quién o cómo debería acometer primero la ascensión pero luego en cuanto surge el más mínimo problema nadie piensa, simplemente actúan y se ayudan unos a otros con todas sus escasas fuerzas.
Creo que esa fue la clave que me hizo conectar a mi con la historia y que me ocasionó una tremenda angustia en los minutos finales en los que, al no saber nada de lo que sucedió en aquel mes de mayo de 1996, se me hizo tremendamente duro asistir a la lucha y el sufrimiento de unos seres humanos que eran menos incluso que hormigas frente a la fuerza de los elementos. El nudo en el estómago no me abandonó hasta que se encendieron las luces de la sala.
No os voy a engañar, esta no es una gran película en lo que se refiere a las interpretaciones, cosa que a muchos nos mueve a ir al cine por ver a este o aquel actor/actriz, ni lo es como biopic porque en ambos casos nadie tiene suficiente protagonismo para que cale en nosotros. Si conseguís meteros en la piel de todos a la vez, lo sé suena extraño y complicado, de esa entidad que es el grupo acabaréis sufriendo tanto como ellos, con ellos, si no, se convertirá en una cinta más porque objetivamente no es mucho más que eso. Es recomendable verla en el cine por la grandiosidad de los paisajes y la verdad, algunas escenas me habría gustado disfrutarlas en VO porque si ya me parecieron desgarradoras dobladas, prefiero ni imaginar con esa Emily Watson en plenitud que solo disfrutamos en unos pocos compases del cierre del film.
Nota: 6,5

2 comentarios:

  1. Lo admito: no me gustan nada este tipo de películas. O lo paso muy mal, o me aburren demasiado... quizás Everest es la excepción y me acaba gustando :)

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    1. Hola Isabel,
      con esta pasarlo mal o no depende de cómo conectes con la historia en si y si no conectas nada es posible que te aburras jajaja.

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