Solo tres años después y sin su protagonista, Keaton, ni su director, Burton, aunque este último está en la producción, nos intentaron colar esta continuación de las aventuras del "Hombre Murciélago" como si no hubiera pasado nada, con el mismo mayordomo y con algún otro personaje encarnado por el mismo actor.
He de decir que, en lo referente a esas escenas que tanto les gusta mostrarnos de cómo le queda el traje/armadura a nuestro héroe, coquilla incluida, no terminé de pillarle el punto a eso de enseñar la zona del paquete o el culo del protagonista. Tampoco lo conseguí con ese batmovil con más luces que un tiovivo de feria y esa especie de cresta punk totalmente desproporcionada y antiestética que le pusieron. Prefiero la sobriedad de los vehículos de Burton, al menos en lo que a Batman se refiere, aunque he de decir que el detalle de cómo guarda esa especie de caza que tiene si que es un puntazo.
El problema de Schumacher es que intenta repetir la fórmula de la primera de Keaton con un resultado nefasto. Con una Nicole Kidman rubia que intenta sustituir a Kim Basinger, a la que supera en capacidades interpretativas pero con un personaje que carece de la inocencia que hacía de ella un contrapunto casi perfecto a la oscuridad de Wayne. Luego está un Val Kilmer que en aquella época todavía daba la talla como actor pero que fue incapaz de dotar de ese otro lado que ha hecho del "Caballero Oscuro" lo que es, un justiciero implacable.
Es muy posible que lo que hace imposible que ese aspecto, el del protagonista, funcione como debería, son sus dos antagonistas. Dos caras/Tommy Lee jones intenta ser lo que fue el Joker de Nicholson, con una extravagancia similar pero que, a pesar de sus innegables cualidades, se queda la mayor parte del tiempo más cerca del payaso que de ese terror que era capaz de infundir Jack. Y qué decir de Jim Carrey como Edward Nygma, al que cometen el error de dejarle ser sus personajes habituales más que construir un villano digno; tiene algunos instantes en que consigue no ser una caricatura pero ese muestrario de muecas más acorde con "Dos tontos muy tontos" que con un genio como se supone que es su personaje le quita casi toda la gracia y de nuevo hace que la cinta pierda mucha de lo oscuro de Batman y de su entorno.
Y luego tenemos el preludio de lo que sería el remate final, el tiro en la sien a la saga por parte de Schumacher con él siguiente film, y quizá algo que marcaría la carrera de Chris O'Donnell como es la aparición de Robin. De trapecista a puto amo del kickboxing en cero coma, por no hablar de la fuerza sobrehumana que demuestra en la escena del circo. No es creíble como adolescente inadaptado, cosa que nos intentan vender después de un dramático suceso de la trama, y es obvio que solo está ahí como paso previo a lo que estaba por llegar, bueno, para eso y para lucir otra coquilla en su armadura toa molona porque todos sabemos que los buenos están muy bien dotados y los villanos pueden ir con mallas hiperajustadas y no se les nota ni algo del tamaño de un botón, si no que se lo digan a Jim Carrey. Y los hombres tranquilos, que aunque la Kidman no tiene canalillo del que sentirse orgullosa por mucho que se lo intenten crear, tenemos a Drew Barrymore que de eso le sobraba por aquel entonces, igual que películas y papeles del montón.
Una banda sonora que ni se recuerda, una ambientación que intenta beber de la de Burton pero que se olvida de que, por ridículas que sean las vestimentas de los malosos, estos son psicópatas y por eso dan miedo, Joker y Pingüino os saludan, soluciones infantiloides para muchos de los problemas que se le presentan a Batman y un elenco sobreactuado en su mayoría sembraron el germen de la muerte cinematográfica del personaje hasta que llegó Nolan.
Penosa sin más...aunque lo peor estaba aún por llegar
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